Jornada de búsqueda de informes en el juicio de la Hullera Vasco Leonesa. Una sesión en la que han declarado algunos de los responsables de los sindicatos y también dos de los vigilantes del pozo Emilio. En estos últimos casos, gran parte de ... las preguntas se han centrado en comprobar los informes y las firmas del llamado libro de relevos.
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Las declaraciones de los acusados, durante los primeros días, dejaron claro que cada planta tenía un vigilante de explotación, que no abandonaban el taller y que lo hacían en relación a la DIS de minados en virgen, situación que se daba en el taller de la planta siete este. No es el primero de los testigos que muestra que la situación no era tan ideal como se planteó en las primeras jornadas.
Gerardo Ordóñez Rodríguez era vigilante de explotación en el segundo relevo, pero no sabe si el día del accidente iba a estar destinado al macizo noveno o a cuál hubiera sido su destino. El último de los testigos de este miércoles ha visto proyectado el documento de comunicación entre relevos correspondiente al día 11 de octubre.
El testigo reconoce su firma en esa jornada y también que tenía a su cargo «la sexta este, la séptima oeste. la séptima este y la octava este». El abogado pregunta por si conoce la DIS de minados en virgen y que la séptima estaba en virgen: «Siempre que los trabajadores estaban en la séptima yo estaba con ellos, si tenía que ir a otra galería iba a la entrada o la salida de la jornada».
Otras declaraciones
En relación a esa semana en la que él estuvo trabajando y las paradas por gas que tuvo, el testigo ha mantenido en varias ocasiones que «en el macizo séptimo siempre había más gas que en cualquier otro, no se si era normal o no, pero era más grisuoso que los otros».
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Manuel Conejo recuerda que «se tomaron más medidas de seguridad» tras el accidente de 2009. El hermano del plantilla o vigilante de primera acusado en el caso ha recordado en esta sesión que tras un accidente previo «se tomaron más medidas de seguridad» en este sentido ha remarcado a preguntas de uno de los abogados de la defensa que «las galerías se hicieron más grandes y se desgasificaban mejor», también se tomaron otras medidas en relación a la ventilación con lo que se mejoró la seguridad y, entre otras, se bajó la altura de la llave a cinco metros o así y eran once metros antes.
Heridos y compañeros
El testigo mantiene que no estuvo en ese taller. «Al inicio estuve en esa galería y cuando se comenzó la explotación había otro vigilante y yo no me metía ahí. Era todo todo normal, como cualquier otra galería», aseguró Conejo.
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En este sentido, el vigilante recuerda que «era una mina grisuosa de tercera categoría, aquello era normal en todos los macizos», relata el testigo, hermano de uno de los acusados. Conejo Lombas asegura que «las medidas eran las mismas», aunque segundos después remarca que «no eran iguales, en el macizo siete se tomaron otras medidas».
Una letrada pregunta por el día del accidente, el testigo recuerda que «había estado en el noveno, también en el séptimo y cuando sucedió yo estaba entre el séptimo y el quinto». Conejo explica que «cuando llegué estaban sacando a un compañero y quedé intentando reanimar al fallecido». La letrada pregunta por su hermano (otros testigos han dicho que fue quien no le dejó entrar) el testigo asegura que le vio, pero que no le dijo nada.
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