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José Manuel Díez Coque, mecánico del macizo noveno, fue el primero de los testigos que declaró en esta jornada recordando en primer lugar el día del accidente y cómo acudió a ayudar. «Yo estaba en la rampla y con un zumbido muy gordo, como petardeos ' ... bum, bum, bum, bum' y llamaron por el telefonillo que necesitaban gente», relató el testigo ante las preguntas del fiscal.
Díez Coque recuerda que puso el auto-rescatador, pero «no lo pude atar, bastante que me dio tiempo a ponerlo porque fue muy rápido». Tras ello, entraron en la galería y al llegar al final de la misma vio a los fallecidos «todos en línea». El testigo mantiene que «cuando volvimos a entrar, puse otro auto-rescatador supuestamente con aire limpio», asegura el minero. Recuerda en la sala que al entrar vio cómo otros compañeros salían con Juanma, uno de los compañeros que declaró en la jornada previa. «Les ayudé y le intentamos reanimar porque acababa de caer», relató.
«El primero de los auto-rescatadores estaba muy caliente y me picaba mucho el pecho, luego lo quité y puse el segundo. Entre las reanimaciones y todo me temblaban las piernas y me tuvieron que sacar en el vagón», recuerda Díez Coque. El testigo también contó en su declaración que «tuvieron que ayudar a ducharme porque no me tenía en pie», cuando se iba para casa su mujer tomó la decisión de llevarlo al Hospital de León y allí quedó ingresado.
Se han remarcado durante las sesiones previas, donde han declarado los acusado, la importancia que la Hullera Vasco Leonesa daba a la seguridad y entre las diversas medidas a los auto-rescatadores. En este sentido, el testigo ha explicado a la sala que las pruebas que se hicieron para aprender a usar los auto-rescatadores son en reposo y «puedes aguatar con ellos una media hora o así», pero insiste en que cuando hay actividad «no duran ni 10 minutos».
Para un uso seguro el testigo ha insistido en que «tienes que ponerlo en una zona de aire limpio, sino entra el gas y respiras gas». También ha recordado, como otros de sus compañeros, que «siempre nos dijeron que eran para salir, no para rescatar a nadie». Díez Coque no recuerda si algunos de sus superiores les mandó entrar o les mandó salir de la mina: «No lo recuerdo, te quedas con lo más importante que pasó allí».
«La gente no estaba tranquila, decían que la séptima daba mucho gas, había incertidumbre en esa zona», responde el testigo cuando se le pregunta por el ambiente en los vestuarios. No lo ha dudado y ha insistido en ello en varias ocasiones, José Manuel Díez que «a veces comentaban en los vestuarios 'ojalá no me toque en esa zona'».
José Manuel Díez Coque, mecánico del macizo noveno, y uno de los que acudió en rescate de sus compañeros declara este martes 21 de febrero sobre el accidente y el miedo de los mineros a entrar en ese taller y explicó a uno de los abogados de los acusados que «no es que prefieras morir que ganar menos, a la mina siempre entras con respeto, pero allí no estaban las cosas bien y la gente lo sabía».
El abogado de Antonio, Arturo y Aurelio del Valle centró gran parte de sus preguntas en relación a la seguridad de la Hullera Vasco Leonesa, recordando los comités la vigilancia de alguno de los acusados y si alguno de sus compañeros trasladó ese miedo. «Yo estaba en el macizo nueve y si yo sabía el malestar lo sabrían todos, supongo... yo no lo dije porque no estaba ahí», aseguró José Manuel Díez Coque.
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