Era su gran día, lo habían esperado durante años. Y no sólo los dos de pandemia. La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y la Soledad ha salido triunfante de un Viernes Santo muy especial.
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Fue en 2016 cuando la cofradía organizó la procesión ... del Entierro por última vez, ya que sólo lo hace en años pares. El cielo le robó la procesión de 2018 y este año el sol brilló como nunca y ellos lo supieron aprovechar.
La Solemne Procesión del Santo Entierro llevó su desfile por todo lo alto. Miles de personas a ambos lados del carril central por el que circulaban papones, pasos, bandas y agrupaciones disfrutaron de una estampa que conmocionó a todos.
Iniciaba la procesión Los Atributos una obra de 1988 que marcaba un paso lento en uno de los días grandes de la pasión leonesa.
Le seguía uno de los pasos más diferenciados de la Pasión leonesa, La Sagrada Lanzada, un imagen compuesta por 3 figuras: un crucificado, un caballo y un soldado romano. Cuando el sol caía en la capital el paso cruzaba la plaza de Regla dejando una figura imponente con un fondo inmejorable: la Catedral de León.
La tercera talla, representaba a al Santo Cristo crucificado. Y sus pasos les marcaba la sección musical de la Cofradía del Desenclavo. No dudaban los braceros en bailar las tallas bajo la atenta mirada de leoneses y visitantes que aplaudían su esfuerzo y magestuosidad.
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Tras ellos, la imagen de una madre desolada, la Virgen de las Angustias, que sostenía en brazos a su hijo yacente.
El Camino del Sepulcro, obra de Víctor de los Ríos, iba escoltado por profesionales del Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento de León. La nota musical corría en este momento a cargo de las Bienaventuranzas. La Consolación de María, seguía el desfile procesional mostrando a una madre rota por el dolor de la muerte de su único hijo.
Viernes Santo
Rubén Fariñas
Rubén Fariñas
La Cofradía de las Angustias y la Soledad hacía brillar toda su imaginería devocional con dos grandes tallas: una el Cristo Yacente de Ángel Estrada y otra el Santo Sepulcro, atribuida a Juan de Juni y que está compuesto por una urna y en el interior un yacente.
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Ambas iban acompañadas por la agrupación musical de la cofradía que puso una impecable nota de color al momento más doloroso de la Semana Santa leonesa escenificado en el Santo Entierro.
San Juan seguía de cerca el caminar del sepulcro de su maestro y, por último, La Soledad, una Virgen con categoría de Generala del Ejército que cerraba un cortejo fúnebre. Este último paso sufría un cambio de braceros a la altura de San Isidoro, donde los cargos institucionales de León tomaban el relevo, entre ellos este año la Delegada de Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.
León despidió de manera majestuosa a Cristo en la procesión del Santo Entierro, donde la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y la Soledad mostró una vez más la fuerza de una de las centenarias de la capital.
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