Casi veinte intensas jornadas de declaraciones en el juicio por el accidente en el pozo Emilio que el 28 de octubre de 2013 costó la vida a seis mineros. Primero los 16 acusados en el proceso, tras ellos algunos heridos y afectados, otros testigos que ... vivieron el accidente en primera persona, las familias de los fallecidos y los testigos propuestos por la defensa de los acusados han sido quienes a lo largo de estas sesiones se han sentado frente a la jueza que lleva el caso.
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Este 15 de marzo, comenzaron las declaraciones de los testigos peritos, tanto de las acusaciones como de las defensas. Y entre los primeros se encuentran los cuatro ingenieros que realizaron el informe de la Junta de Castilla y León.
Una investigación que, entre otras muchas cuestiones, analizó tres posibles causas del accidente y concluyó que fue «un hundimiento de la bóveda generada en el post-taller».
Los técnicos remarcan en el informe que tras la visita del 4 de noviembre «tanto en la galería como en la explotación, no se observó la presencia de efectos térmicos en los elementos existentes». En este sentido explican que los cables existentes tenían el plástico intacto y sin alteraciones.
Por otra parte, indican los registros realizados por la Brigada de Salvamento, en la inspección efectuada en el mismo día del accidente, no constataron la presencia de CO, lo que también «nos lleva a concluir que no se ha producido una explosión de metano».
En el informe se considera la posibilidad que se hubiera producido un Desprendimiento Instantáneo (DI), una posibilidad que defienden los abogados de los 16 acusados en el caso. Los técnicos explican que estos fenómenos son «de duración generalmente muy corta, que se caracteriza por una emisión importante de gas y proyecciones sólidas, el cual sobreviene en ciertas circunstancias cuando el equilibrio de tensiones naturales se modifica bruscamente».
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En este sentido, explican que para que suceda un DI «se requiere que exista un hueco, que determine alguna cara o superficie libre, hacia la cual se proyecte, no solamente el gas, sino también el carbón». Consideran que, tras dos visitas realizadas al taller, se observó que el frente de la explotación se encontraba en buen estado, sin signos de presión, ni derrabe. La malla de sutiraje estaba recebada, no encontrándose rota, ni presionada por el material y permitiendo la introducción de una barrena de forma manual.
Los técnicos de la Junta de Castilla y León que realizaron el informe analizaron «ciertas circunstancias y parámetros» en relación con las características geométricas del entorno del lugar del accidente. En el informe se recuerda el culatón de 21 metros en la galería, así como los tiros de desgasificación para liberar el metano del carbón y evitar un DI.
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Por otro lado, explica el método utilizado para la extracción del carbón donde «se crea un hueco en el post-taller que se va rellenando de grisú, al no tener salida hacia zonas superiores». Cuando el taller avanza y se aleja del comienzo, debido a las tensiones acumuladas tanto en el techo como en el carbón, la bóveda se hunde de una forma brusca, y el material tiende a rellenar el hueco creado, desplazando el grisú hacia el taller y galería de acceso. Una situación que si se da a mina cerrada, es decir cuando no hay nadie trabajando no crea ningún peligro, pero si en el taller hay mineros puede haber víctimas que resulten heridas o incluso fallecidas.
«Un primer hundimiento puede ir seguido de otros hundimientos posteriores, todos en la zona virgen, que pueden dar lugar a desprendimientos intensos de grisú», mantiene en el informe.
Además, en este informe recuerdan algunas de las declaraciones de los mineros que declararon en diversas ocasiones, explicando los ruidos que escucharon y remarcan que «solo uno de ellos habla de un DI».
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Finalmente, en el informe reflejan que «aunque no se ha podido acceder al post-taller, «por determinados signos se puede establecer la teoría de cómo se desencadenaron los hechos» y mantiene que «el hundimiento o colapso de la bóveda» de gran envergadura fue lo que provocó la salida brusca de grisú.
Un informe que no es validado por el que fuera actuario de minas en 2013, Vidal Lombas, y así lo reflejo en su declaración durante este juicio el pasado miércoles 15 de marzo. Los cuatro técnicos declaran en los Juzgados de León este lunes 20 de marzo en una de las sesiones más importantes del proceso judicial por la muerte de los seis de Tabliza.
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