El perito de la empresa asegura que el fenómeno fue «imprevisible»

Durante sus 47 minutos de declaración el perito que inicialmente especuló con un «hundimiento súbito de una bóveda en el postaller» siendo esa «primera causa que podría ser posible».

«Pero a medida que conocía datos la he ido descartando porque técnicamente antes del accidente había constancia de que se había calado a la planta superior, en concreto el día 25«, también ha señalado.

Ese contacto entre galerías habría abierto una «vía de evacuación de gases» por lo que «en el caso de un hundimiento súbito de una bóveda debería haber una afección a lo que hay debajo».

De ahí que su hipótesis de trabajo se centre en el «desprendimiento instantáneo de metano y carbón». Ese efecto fue el que provocó una elevación inmediata de los niveles de metano con resultados fatales para los trabajadores.

De este modo ha insistido en que el fenómeno ocurrido en el Pozo Emilio «debe considerarse imprevisible».

El perito ha confirmado que hacía un «terreno virgen» entre los pozos 9 y 7 a fin de que un fuego detectado en su día en el 9 no afectara al siete, donde tuvo lugar el accidente.

Manuel José Camino ha confirmado que no se debía de haber sutirado en los días previos por la existencia de una bóveda casi permanente desde el principio en el que comenzó a funcionar el taller.

Igualmente ha reconocido que una vez que los índices de metano se elevaron por encima del 5% (día 25) se debería haber parado las actividades como comentarios alejados de su informe.

El perito ha reconocido sin embargo que no accedió al interior de la mina tras el accidente y que su última visita a la instalación fue meses antes del accidente.