La sierra del Teleno ofrece a quienes quieran vivir en ella los medios para hacerlo, resina en sus pinos, miel de sus abejas y hongos por doquier. Es el método que utilizan los jóvenes que han decidido apostar por el rural.
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Un ejemplo de ello ... es Alejandro García, resinero y quien en 2012 ya había trabajado, de forma temporal, en la extinción de incendios. Apostando por quedarse en su tierra decidió, junto a otros paisanos, recuperar el oficio desaparecido en los años 90, el de resinero.
Tras un proyecto de investigación y la creación de una cooperativa formada por siete personas, en 2012 comenzó el proyecto que ardió bajo las llamas. «No habíamos recogido la producción y gran parte de la gente perdió todo», señala.
El problema llegó a la hora de reclamar las ayudas para las que les exigían tener un seguro. «No lo teníamos porque no existía y sigue sin existir», puntualiza.
Pero como el pino que se regenera, ellos no dudaron y en 2013 volvieron a invertir a pesar de haber perdido unos 30.000 euros por cabeza. «La inversión media en material es de entre 3.000 a 5.000 euros y la perdida de producción de entre 20 y 25.000 euros», advierte.
Lo cierto es que este hecho les llevo a reinventarse y a diversificar el trabajo con otros servicios como extracción de madera, educación ambiental y proyectos de investigación sobre resina. Aun así, García destaca la importancia de los resineros que limpian la zona y sirven para alertar si se produce un incendio. «La Junta lleva dos años haciendo un esfuerzo económico para ayudar a los resineros en los desbroces pero esta limpieza debería extenderse a otras zonas, no solo a las resinadas», advierte.
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María Fernández
Se refiere Alejandro, a todos los pinos jóvenes en los que ellos no pueden trabajar dado que es necesario un diámetro de 30 centímetros para extraer este material. «Faltan entre 40 y 50 años para que se pueda trabajar en ellos aunque si hay actuaciones silvícolas sería más rápido el crecimiento», asegura.
El alcalde de Luyego de Somoza, Luis Martínez se refiere también a los otros sectores de la zona como son la apicultura y la micología.
«La apicultura se fue prácticamente a cero. Ahora se está recuperando pero con muchos problemas y enfermedades», advierte.
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Confirma también el regidor que sería necesario un estudio sobre la micología que desapareció por completo en la zona quemada pero también afectó a las limítrofes. «Ha descendido la producción», concluye.
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