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No volverá el maestro a marcar el ritmo de los pasos de los más ilustres miembros de la Universidad de León en su entrada al Aula Magna San Isidoro. Estanislao de Luis Calabuig se despide de su papel como maestro de ceremonias de una institución que ha visto nacer y transformarse con los tiempos.
Ataviado con toga y muceta, birrete y banda y colgando del cuello sus medallas, 'Tanis' dice adiós a su puesto como maestro de ceremonias. 43 años han pasado desde que el consejo de una Universidad de León que en 1979 comenzaba a dar sus primeros pasos lejos del abrigo de la de Oviedo designara a De Luis como jefe de Protocolo. Más de cuatro décadas desde que «un dedo» le señalara y le hiciera formar parte de la historia de la institución.
«Acepté en aquel primer momento con mucho agrado y mucho honor y 43 años después puedo decir que ha sido algo excepcional», explicaba el maestro horas antes de ejercer por última vez. Con una responsabilidad inmensa de coordinación, dirección y control de los solemnes actos académicos, la figura del maestro de ceremonias es para De Luis «un valor patrimonial y cultural que podría considerarse patrimonio inmaterial de la humanidad».
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Sin ningún conocimiento específico de protocolo institucional y con la sombra de la historia de un cargo con siglos de vigencia en las universidades de todo el mundo a sus espaldas, el recién nombrado doctor por la Universidad de Salamanca aprendió de la mano de Lamberto Echevarría, catedrático de la USAL y la Pontificia y con el que dice, aprendió a leer.
Uno a uno los rectores que han ido pasando por la Universidad leonesa han confiado en Estanislao para organizar y coordinar los actos más solemnes de la institución. Desde aperturas de cursos académicos hasta nombramientos de doctores Honoris Causa o la celebración de la festividad de San Isidoro, De Luis ve a los casi 74 años el momento de dar el relevo a otra generación.
«Siempre digo que el maestro de ceremonias lleva una vara y la vara es la que manda. La vara es para mandar, no para apoyarse en ella, y llega un momento en el que ya tienes una edad que casi la tienes que utilizar como cayado», sonreía Estanislao al tiempo que explicaba una de las más importantes singularidades de la vara de la ULE, que conserva en la parte superior el escudo original de la institución.
Solo en dos ocasiones el nombrado desde 2018 maestro de ceremonias honorífico de la ULE dejó su puesto en un acto: la primera vez en la apertura del curso 2000-2001, cuando fue el responsable de dar la lección inaugural. La otra, cuando ejerció en un mismo acto como maestro y padrino del doctor Louis Trabaud en 2004 cuando fue investido Honoris Causa.
Innumerables son los recuerdos de estos años así como los cambios introducidos en un protocolo en el que la Universidad de León es un referente y que mantiene como pocas el valor de la figura del maestro de ceremonias. Uno de ellos fue la propuesta de instaurar como símbolo en las investiduras de los doctores honoris causa el toque de tres bastonazos en la puerta antes de acceder al salón con el nuevo doctor, una forma de «pedir permiso y simbolizar que la persona que va a entrar tiene méritos suficientes para incorporarse al claustro universitario».
Este martes se despedía de su título y cedía la vara y la banda que distingue al maestro a la profesora María Fernández Raga, que tomará el relevo de toda una institución en la universidad. Tanto el rector, Juan Francisco García Marín, como el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, presentes en el acto agradecían la «dedicación y trabajo» de De Luis Calabuig, del que ponían en valor su «eficacia» y su «trato cortés y protocolario». Sus compañeros académicos, alumnos premiados en el acto, familiares y autoridades dedicaban al maestro una sonora ovación de varios minutos.
Ahora será María Fernández la encargada de sostener la vara, pero tendrá siempre detrás a Estanislao que pretende quedarse «en una segunda fila, ayudando a María en todo lo que necesite, apoyándola y aconsejándola» hasta que «considere que está enseñada y dé sus propios pasos y muestre su personalidad».
Tanis, como le conocen en los pasillos de la universidad, se despide como maestro, pero su esencia y su buen hacer seguirá marcando los pasos de todos los que recorran el pasillo de honor de la institución.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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