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La tractorada ocupa buena parte de la capital leonesa durante varias horas. Sandra Santos

El campo ruge con una histórica revuelta popular y sus tractores colapsan León

Centenares de tractores y más de un millar de agricultores y ganaderos acuden desde todos los rincones de la provincia y bloquean la ciudad: «Lo bonito es que somos nosotros y estaremos el tiempo que haga falta»

Martes, 6 de febrero 2024, 14:42

Miriam no se lo pensó y acudió con toda su familia desde Babia. Había motivos para ello: «Nos ahoga todo; los precios, los piensos, la PAC; a nosotros y al consumidor». Más batallas habrá vivido Eutimio, jubilado del campo que pone precio a la crisis: « ... La cerveza me costaba 1,20 en abril; ahora 1,80»; y detalla los problemas del sector: «Los lobos, los ríos que nos comen tierras y mucha burocracia».

El campo leonés no puede más y su principal consigna ha sonado alta y clara en la capital: «Nuestra ruina será vuestro hambre». Con esa pancarta iniciaban una histórica manifestación que no encontró final. Más de un millar de agricultores y ganaderos han reclamado sus derechos y centenares de tractores han colapsado la ciudad en une revuelta popular que nacía desde las entrañas del propio sector.

Concentraciones y reuniones a través de grupos de WhatsApp han convertido en un grito unánime todos los problemas que los campesinos llevan asumiendo durante años. «Están jodiendo el sector primario y esto es de lo que vivimos en el país», resumía Alberto Franco, uno de los portavoces del movimiento. «Como no cambie el papeleo, los precios y las subvenciones, vamos a acabar arruinados todos».

Movimiento popular

El campo ha rugido como nunca gracias a una unión que no se recordaba y que han capitaneado los más jóvenes. «De esta sí vamos a sacar algo», explicaba confiado Franco, quien a auguraba que estarán en la calle «hasta que nos hagan caso».

Aún saliendo desde el parking de Clarés -junto al Reino de León-, la marcha ya iba cogiendo color y mucho ruido. Becerros y tambores que se unían a los silbatos y las bocinas. Todo como preludio de los tractores que rugían y apretaban el claxon en señal de guerra. «Si no nos movemos y venimos todos, Europa conseguirá lo que quiere. Tenemos que estar para que nos den lo que tenemos derecho», arengaba Pilar. Una joven ganadera como Ainhara ya era consciente de que su futuro, con la política actual, no era muy halagüeña: «Nos tienen que dejar de quitar lo que tenemos. No es normal que por un positivo nos maten a todos los animales», manifestaba sobre las enfermedad hemorrágica que ha afectado recientemente a la ganadería leonesa.

Yolanda Rodríguez reivindicaba «precios justos, trato digno y no tener tanta burocracia». Pior su parte, Javier Fraile veía inviable el incremento de costes y las restricciones al uso de pesticidas. Y Zaida aplaudía «poner en pie al sector primario» porque sin ganaderos ni agricultores «el mundo se muere», poniendo como ejemplo a la zona de Babia, que depende de ello.

Los manifestantes también rechazaron las declaraciones del delegado del Gobierno, Nicanor Sen, que agenciaba estas tractoradas a «movimientos de extrema derecha». En defensa de estas concentraciones salía Manuel Matilla, de Laguna de Negrillos, que pedía elegir como color político «el marrón del campo y de las manos de los que lo trabajamos».

Una marcha por todo León

A pesar de los intentos de la policía por acelerar la marcha, la tractorada avanzaba a paso lento para que las cabinas se reagruparan y no perdieran el ritmo. Numerosos leoneses salieron al paso del rugido del campo que recogía proclamas como: «Babia: gobierno de lobos, pueblo de borregos»; «A los políticos guillotina y a los lobos esternina»; «Exigimos soluciones a la EHE, precios del gasoil y reformas de la PAC»; «De esta teta ya no chupáis más»; o «Mira la etiqueta antes de comprar la chuleta».

La anécdota la protagonizaron seis tractores que se 'colaron' en Gran Vía de San Marcos para acortar la ruta e integrarse en la marcha. La Policía Local acabó cediendo a las peticiones de los manifestantes y retiró las vallas para que los seis vehículos también participaran del multitudinario acto.

Ya en el párking de la Junta de Castilla y León, dentro de una marcha pacífica y sin incidentes, se vivieron algunas escenas de tensión por el colapso generado por los propios tractores, que quería acceder hasta las puertas de la Delegación Territorial. Los agentes y los organizadores se citaron para acordar la actuación y el delegado Eduardo Diego salió a dialogar con los campesinos. «Continuaremos hasta que nos escuchen, a ver quién se rinde antes», retaron los manifestantes; mientras que Diego replicó que «antes o después, os escucharán».

El movimiento popular agrario y ganadero de León accedió al edificio del gobierno autonómico para emitir, vía registro, un comunicado hacia el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en el que exponían todas las peticiones del campo para revertir sus problemas. «Hay que escuchar las reivindicaciones y entenderlas. La política agraria de Bruselas no lo está entendiendo. Hay que compatibilizar el medio ambiente y la producción y la PAC no atiende a lo que produce la provincia de León», manifestó el delegado territorial.

Un cordón policial protegía el edificio mientras los tractores seguían llegando, pero no solo a la zona de los Pendones Leoneses. Toda la ciudad permanecía bloqueada por la incesante hilera de tractores que colapsaban León. La Condesa, Puente de los Leones, Sáenz de Miera y los principales accesos a la capital tenían en el rugido del motor y sus pitidos el único sonido de una jornada en el que el campo se plantó con el apoyo institucional y social de la provincia.

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