#héroesdehoy | Jorge (estanquero): «Tengo ganas de volver a ver a los clientes habituales»

Los días raros se instalaron en su estanco de la calle Burgo Nuevo desde que comenzó el confinamiento. Aunque el goteo incesante de clientes ahora es esporádico y la venta de tabaco una auténtica montaña rusa.

«Hemos pasado por todas las etapas; los primeros días hubo mucha venta de cartón, pero después hemos bajado y hay gente que compra un paquete, porque así tiene posibilidad de salir» comenta resignado tras hacer un alto en la jornada laboral. El descenso de ventas que vive el sector no se da en los pueblos, donde el estanco se ha convertido en tabla de salvación. «En contra de lo que se piensa, la gente fuma menos en casa», asegura Jorge Carballal.

Son días raros... Y aburridos. «Está viniendo muy poca gente y andamos con muchos despistes por la situación, porque tienes la cabeza en 15.000 sitios, pero bueno, con tranquilidad», apunta.

Aparte del tabaco, «que es lo fuerte», Jorge también vende prensa (que se vende más en días de grandes titulares, pero poco más o menos como antes), ofrece el envío de dinero, ofrece algunas de bebidas y las loterías, que desde hace días están en suspenso. Un hecho que no impide que una mujer quiera sellar su boleto el día 24 de cuarentena. Sin éxito, claro.

Pero pese a imponerse a sí mismo y al negocio cierta normalidad, Jorge echa de menos. «Sé de una persona de por aquí que ha fallecido, no por el coronavirus, pero sí agravó lo que ya tenía», comenta. «He visto a otro vecino salir en ambulancia, que te da una sensación de estar apestados... Pero espero que estén bien, tengo ganas de volver a verles».

Jorge atiende al otro lado de un mostrador querido en la zona pero que preocupa al veterano estanquero. Al llegar a casa toca lavar toda la ropa y extremar los cuidados y la protección. A pesar de todo, Jorge no se considera alguien diferente en estos días. «Hay gente que te agradece que estés aquí, pero no soy un héroe. Héroes son los médicos y la gente que está en primera línea», defiende, para hacer una última reflexión.

«Ahora vamos a dar más importancia al señor barrendero, a todos los trabajos que hay por debajo para que tú tengas un servicio en casa. Hay mucha gente por detrás y ahora nos hemos dado cuenta de que el agricultor es importante, que el camionero es importante».

Con la esperanza de volver a charlar con vecinos, amigos y clientes Jorge extrema las precauciones en su estanco. Un espacio pulcro que anuncia una Semana Santa que no tuvo lugar, pero que, como las buenas conversaciones, volverán algún día.