La vida cambia para todos tras enfrentarnos al coronavirus. Y también lo hace en la percepción que tenemos de las cosas.
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Lucía lleva 21 años en uno de esos puestos que muchas veces no hemos valorado ni dado la importancia que hoy la ha convertido ... en trabajadora esencial.
Por ello, esta cajera del Hipermercado E.Leclerc es la heroína que nos muestra cómo ve, desde la línea de cajas, cómo ha cambiado la sociedad en apenas un mes.
«Las compras son más grande, lo que supone que se pongan más nerviosos porque no están acostumbrados a tanto volumen de compra, gestionarla en caja y ver a gente esperando», explica a leonoticias, mientras se toma un respiro entre cliente y cliente.
«Siempre hay alguna manzanita negra», apunta, pero la mayoría de los que pasan por su cinta responden bien. «La gente cuando vienen de dos en dos y no tienen que venir así, se lo explican y uno se queda fuera. Muchas veces nos lo agradecen y hasta nos aplauden».
Ella se considera una «afortunada» por poder seguir trabajando y hacerlo con todas las medidas de seguridad. Usa guantes, pantalla y dispone de un espray especial para limpiar las manos y su puesto, algo que les proporcionó la empresa «desde el primer instante». Aunque le cuesta asumir algunas normas que antes no debía hacer desde la caja: «Lo más difícil es el cansancio y tener que no acercarte mucho a la gente. Yo soy una persona que me gusta tocar y acercarme, y ahora tengo que mantener la distancia».
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Llega al hipermercado antes de la apertura, recoge su cajón, lo coloca, al igual que los geles desinfectantes. Lo tiene todo preparado para que a las 9 de la mañana se abran las puertas y empezar a trabajar. Realiza su jornada, en la que, entre compra y compra, aprovecha para limpiar la cinta y las manos. Una vez acaba, hace la caja, entrega el dinero y lo limpia todo, una cuestión en la que les está insistiendo la empresa.
#héroesdehoy
Desde su puesto tiene una vista privilegiada de cómo los leoneses están viviendo la pandemia. En la calle ella ve cierta normalidad, aunque todo depende de cada situación personal.
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De hecho, a veces, le ha tocado incluso ejercer de psicóloga con una clienta. Hace unos días acudió una, relativamente joven, que llegaba del enterrar a su madre; y otra, con su padre con alzheimer, que venía de la capilla ardiente de su madre. «Te toca hacerlo. Cuanto te cuentan eso tienes que escucharles; tampoco te puedes parar; tienes que escucharles, decirles algo o hacerles un gesto y tratar de que se sientan al menos acompañados o comprendidos en ese momento».
Cuando a todos nos recomiendan quedarnos en casa, ella no duda en salir de casa y cumplir con su obligación. Y así lo seguirá haciendo, con profesionalidad, con una sonrisa y dejándose la piel para que todos podamos vivir con normalidad dentro de lo excepcional.
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