El plan 2050 del Gobierno aspira a la jornada laboral de 35 horas

Esta posibilidad se incluye como una de las medidas para «resolver las deficiencias de nuestro mercado de trabajo y adaptarlo a las nuevas realidades sociales, económicas y tecnológicas». Además, justifican este descenso de las horas trabajadas por los niveles de desempleo y precariedad laboral «desproporcionadamente altos» que hay en España.

Actualmente, el número de horas trabajadas se encuentra, de media, en las 37,5. Desde ese punto se llegaría a las 37 horas semanales en el año 2030 para pasar después a las 36 horas en el 2040. Este cambio sería la consecuencia del aumento de la tasa de empleo, una realidad que ya se ha ido dando en los últimos años al pasar de las casi 42 horas y media en 1980 a las 37 actuales. El porcentaje de quienes trabajan más de 50 horas semanales ha caído de un 13% a un 7%, hasta alinearse con las medias de la UE.

Con estas medidas, la tasa de paro pasaría del 18% registrado entre los años 2015 a 2019 al 12% en 2030, al 10% en 2040 y al 7% dentro de 30 años. Hay que recordar que esa fue la tasa de desempleo que tuvo España en 2007, justo antes de la anterior crisis. Por su parte, la tasa de empleo de las mujeres avanzaría del 57% actual al 65% de 2030, el 75% de 2040 y el 82% de 2050. La tasa de paro juvenil caería de 40% actual al 30%, 21% y 14% en las siguientes décadas. Por su parte, la tasa de empleo de la población que oscila entre los 55 y los 64 años progresaría del 51% vigente al 68%.

El documento también presenta una batería de medidas para mejorar la capacidad recaudatoria del Estado, ampliando las bases de los impuestos y con objetivos para reducir la economía sumergida desde niveles medios del 20% sobre PIB hasta el 15% en 2030 y el 10% al final del plan.

En materia de ingresos, los expertos aconsejan para esta misma década «una reforma integral de los impuestos sobre la renta, patrimonio y sucesiones» para eliminar los incentivos fiscales a favor de la inversión en activos relacionados con el patrimonio inmobiliario.

También se prevé incrementar la recaudación con la denominada 'fiscalidad verde', además de «modificar los impuestos especiales». En este último punto, la propuesta es seguir aumentando los tipos de gravamen a las bebidas alcohólicas, tabaco y combustibles derivados del petróleo. Para disminuir el impacto medioambiental del transporte aéreo se propone además introducir una tasa de viajero frecuente o un impuesto sobre los billetes de avión, según la cercanía del destino. «Asimismo, se recomienda prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en menos de 2,5 horas», indica el documento.

La mejora de la recaudación permitiría elevar el gasto público en protección social desde el 17% de 2019 al 18% en 2030. Entre las propuestas más llamativas en este sentido, destaca la de reformar las prestaciones familiares, con una nueva prestación por crianza de hijos menores de 18 años. «En un primer momento, deberá dirigirse a todas aquellas familias que se encuentran en situación de riesgo de pobreza, pero no cumplen los requisitos para acceder al IMV. Posteriormente, se ampliaría al resto de familias del país, tal y como ya se hace en la mayoría de los estados europeos».

Las estimaciones del Plan indican que, de aquí a mediados de siglo, el gasto sanitario aumentará en más de un punto de PIB, el gasto en pensiones podría incrementarse hasta en 5 puntos y el número de personas mayores beneficiarias de ayudas a la dependencia podría duplicarse, con el gasto público total en cuidados pasando del 0,8% actual a más del 2% del PIB en 2050.

En la presentación del documento, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido lanzar un mensaje de futuro a tres décadas vista, a pesar de la dureza de la crisis del coronavirus, que aún afecta de forma determinante a la economía. Ha indicado que su Gobierno debía elaborar «una nueva visión de España para las próximas décadas más allá de las urgencias» actuales que se ciernen sobre todo el territorio.

El presidente del Gobierno ha mirado alto en las aspiraciones que considera que España debe tener en las próximas décadas en términos económicos en la presentación del plan 'España 2050'. Para ese año, Sánchez quiere que el país se sitúe entre las grandes potencias europeas, «a su mismo nivel», y «abandone la media» en la que muchas estadísticas ubican a la economía a pesar de los avances.

Así lo ha indicado en el acto de presentación del plan elaborado por la Oficina de Prospectiva de La Moncloa bajo el mandato de anticipar cómo será el país a varias décadas. El presidente ha indicado, entre otras cuesiones, que España puede crecer por encima del 4%, y no conformarse con tasas del 1% o el 2%. «¿Por qué no?», se ha preguntado en su intervención.

Para ello, eso sí, ha matizado que sólo lo conseguirá «si mejora la productividad», sin aclarar las medidas laborales, empresariales o fiscales que se llevarían a cabo para aspirar a ese reto. «Hemos mejorado mucho en los últimos años de democracia», ha explicado, aunque ha insistido en que solo avanzando y siendo más productivos, España se situará al mismo nivel que las grandes economías europeas.

También ha anticipado que en esa España del futuro, a 2050, el país será un territorio donde la mayor parte de la energía provendrá de fuentes renovables, con vehículos eléctricos de forma generalizada o completamente descarbonizada.

Lo ha hecho en un nuevo acto por todo lo alto en el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, con numerosos participantes, aunque sin la presencia de algunos de los grandes empresarios del Ibex-35, como la presidenta del Santander, Ana Botín (aunque sí lo ha hecho su consejero delegado, José Antonio Álvarez); o el presidente de CaixaBank, y anterior ejecutivo de Bankia -el banco rescatado por el Estado en 2012-, José Ignacio Goirigolzarri. Sí han atendido a la llamada de Moncloa el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el de BBVA, Carlos Torres; el de Iberdrola, Ignacio Galán; el de Banco Sabadell, Josep Oliú; el de Mapfre, Antonio Huertas; o el de Iberia, Luis Gallego, entre otros.

El informe que prevé encaminar el futuro de España ha sido elaborado por un centenar de investigadores, economistas, científicos y agentes de otros colectivos, como las ONG. «Es un estudio apartidista, no hemos recibido presiones ni censura», ha indicado una de las ponentes de este estudio, María Loureiro, catedrática de Economía Ambiental de la Universidad de Santiago. La docente ha destacado la participación de representantes de instituciones como la ONU, la OCDE, el Banco de España o la Autoridad Fiscal, entre otros. «Hemos tenido discrepancias», ha explicado en su intervención, «aunque al final nos hemos puesto de acuerdo».

Antes de la intervención de Sánchez se han sucedido los discursos de algunos ciudadanos anónimos, como una estudiante que está a punto de presentarse a las pruebas de la Selectividad, o una jubilada. Así como el vicepresidente de Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, quien ha agradecido la labor realizada por España en este sentido. «Aquí hay objetivos concretos sobre qué se quiere hacer en 2030 y 2050», ha indicado. «Tenemos que combatir el pesimismo intelectual», ha explicado. Y se ha preguntado: «¿Hay alguna otra economía en el mundo que pueda presumir de todo lo que tenemos en Europa, que somos un imán y un punto de atracción?».