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Urbano González junto a su mujer en la presentación de su libro.
Así vivió Urbano González, enfermo de ELA, el apagón: «Imaginad la angustia»

Así vivió Urbano González, enfermo de ELA, el apagón: «Imaginad la angustia»

El apicultor, que se ha convertido en la cara visible de la enfermedad en León, comparte una publicación donde expone la difícil situación que atravesaron él y sus compañeros al no tener electricidad con la que hacer funcionar las máquinas que los mantienen con vida

Miércoles, 30 de abril 2025, 09:35

El apagón masivo que sumió a la península ibérica en un estado de incertidumbre sin precedentes desde las 12.33 horas del lunes 28 de abril y en muchas partes hasta bien entrado el martes 29 supuso un duro reto para enfermos que necesitan electricidad para mantener las máquinas que los mantienen con vida en funcionamiento.

Uno de estos casos es el de Urbano González. El que fuera jugador de baloncesto y apicultor, se ha convertido en la cara visible de la lucha de los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica -ELA- en la provincia de León. A través de sus redes sociales, compartía un texto en el que explicaba detalladamente cómo vivió las horas del apagón, con muchísima incertidumbre y angustia.

Su relato, que procedemos a reproducir de forma íntegra, da una idea de la importancia que la luz y la conexión tiene para estos enfermos domiciliarios.

La experiencia de Urbano González

«Ayer -el lunes 28 de abril- fue un día muy complicado para muchos enfermos de ELA. Algunos escucharon las alarmas de los aparatos que nos mantienen con vida. Sin ellos en buen funcionamiento no podemos vivir: respirador 24 horas, respirador nocturno, aspirador de flemas, tosedor, incluso la grúa, el colchón antiescaras y la silla eléctrica; todo, absolutamente todo, funciona con electricidad.

Algunos tienen baterías con una duración de entre tres y diez horas. Imaginad la angustia de ayer.

Yo ayer estuve tranquilo por varias razones. Uno, porque desde hace tres meses tengo respirador de repuesto de nuevo horas que junto con el antiguo de tres horas me daba doce horas de autonomía. Dos, porque vivo a unos 500 metros del Centro de Referencia para Discapacitados. Tres, como bombero de aeropuerto, tenía la posibilidad de ir al de León a cargar los aparatos. Y cuatro, porque desde hace unos meses tengo colocado un enchufe en el coche que sale directamente de la batería. Una quinta, bastante importante, es que vivo en planta baja y no necesito ascensor para estar en la calle rápidamente.

Muchas gracias a todos los que de una manera o de otra estuvisteis preocupados por mí y mucho ánimo a todos los compañeros».

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