Tres agresiones, una amenaza -previa- y un navajazo mortal

Iván, conocido de Mario y que compartía piso con amigos del fallecido, explicó en la primera sesión que «recibió un golpe» mientras se hacía un cigarrillo. Desconoce quién fue el autor de ese primer ataque al que un amigo suyo acudió para socorrerle. Fue el inicio de una noche fatal en el que la gente estaba «un poco nerviosa» y donde los puñetazos se sucedieron entre los jóvenes.

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También fue agredido Juanma. Él recuerda al grupo de Jorge Cervantes, el autor confeso de la puñalada mortal, porque llegaron «vacilando a la gente, como creyéndose más y con prepotencia». Mientras hablaba con otra gente le agredieron «por detrás» y le provocaron una brecha que le obligó a ir al centro de salud, cerrado de madrugada, por lo que la policía le redirigió al Hospital de León. Esta escena la recordó otro testigo, quien vio a Juanma «caído en el suelo, inconsciente totalmente», lugar al que se dirigió, empujó al agresor y trató de socorrer a su amigo.

En el otro bando, David también sufrió un ataque durante el altercado en La Torre. Previamente, él había «pegado un tortazo» en otro conflicto que Jorge y sus amigos tuvieron durante esa noche. Ya en el descampado donde tuvo lugar el trágico suceso, un chico le empezó a «empujar» y a dirigirse a él. Finalmente, narró cómo una persona le pegó un puñetazo que le tiró al suelo. «Recibí algún golpe y di algún golpe», reconoció. En el suelo permaneció unos instantes aturdido hasta que otro de los que le acompañaba le fue a separar y comprobar su estado en una trifulca de «todos contra todos».

En ese violento episodio, el ahora acusado de asesinato mostró el arma del crimen. Según declararon los testigos, exhibió la navaja que incluso sus amigos pidieron que guardase. Lo hizo por unos instantes. Pero, de repente, el joven volvió a la carga con su amenaza y, tras dirigirse a los presentes con gritos de «venid ahora, maricones», Jorge «se volvió loco» y salió corriendo detrás de Mario Fuentes hasta que se la clavó. «Se fijó en Mario; si se fija en mí, igual el que no está aquí soy yo», advirtió uno de los jóvenes.

Tras una carrera, la víctima se giró para comprobar que nadie le seguía y «en su huida» la cuchillada le alcanzó el costado. «Fue a por él», lamentaron los amigos del fallecido. Y mientras el agresor y sus amigos se iban de la escena al grito de «vámonos, que se lo he clavado», Mario se arrodillaba en el suelo y necesitó ayuda para taponar la herida y ponerle en situación sedente «mientras agonizaba». En palabras de los testigos, todos empezaron a estar «cagados» porque su amigo estaba «muriéndose en el suelo». Un final premonitorio que dirigió el cruel destino para el joven universitario dos horas después.