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Jorge Cervantes en su llegada a la Audiencia Provincial de León. Campillo

Jorge Cervantes pide perdón a la familia de Mario por su «fortuito» ataque mortal

El joven responde exclusivamente a preguntas de su abogado y se dirige a los padres del universitario fallecido deseádoles que puedan «levantar cabeza»

Lunes, 26 de febrero 2024, 12:47

Con voz serena y firme, en una declaración en la que solo respondió a preguntas de su abogado y utilizando un lenguaje vinculado al mundo procesal, Jorge Cervantes recordó todo lo ocurrido la noche del 16 de mayo de 2021, cuando un navajazo «fortuito» acabó ... con la vida de Mario Fuentes.

El juicio por el asesinato del joven universitario en el polígono de La Torre, en León capital, que conmocionó a la sociedad educativa, se iniciaba este lunes en la Audiencia Provincial de León.

Con jurado popular paritario y tras las aclaraciones oportunas por parte del presidente de la sala, la primera sesión ha contado con la declaración del agresor confeso. Cervantes llegaba a sede judicial minutos después de las 9:00 horas. Era trasladado por la Policía Nacional desde la cárcel de Villahierro en la que permanece como recluso desde los días siguientes al crimen.

Con gabardina beige y mirada al suelo durante buena parte de la jornada, el autor de la cuchillada que propició la muerte de otro estudiante de la Universidad de León puso contexto a los hechos ocurridos en la noche de autos. El acusado de asesinato, y para el que ministerio fiscal y acusación particular piden 22 y 20 años de prisión, respectivamente, explicó que tenía «una vida normal», estudiaba Derecho y hacía deporte, aunque tenía «problemas con las drogas», dependiendo económicamente de sus padres.

Aquel 15 de mayo quedó «para beber» desde las seis de la tarde y lo hizo en posesión de una navaja de 16 centímetros de hoja que había comprado «por curiosidad» y con un precio «de unos diez euros». Fueron a la zona de la Universidad, luego a la Palomera y siguieron la fiesta en un piso de Padre Isla. Posteriormente, ya de madrugada, acudieron a un botellón en el descampado del Lidl de la Palomera.

Autor confeso del crimen

«El ambiente era bueno», apostilló. Sin embargo, una agresión a una persona que iba con él desencadenó en la fatal noche en la que su puñalada «sorpresiva, por la espalda y sin opción a defensa», tal y como explicaron acusación y ministerio público, acabó en una noche fatal para Mario Fuentes, natural de Cantabria, y que con 18 años estaba estudiando Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad de León.

El acusado trató de explicar su visión de los hechos durante aquella noche. «Me empezaron a pegar», relató. Momento en el que sacó la navaja, que posteriormente guardó, y cuando se encontraba hablando con su víctima esgrimió que «él me volvió a agredir, caí al suelo, me sangraba la nariz y empezó a pegarme más gente». En esta escena justificó su decisión de volver a sacar el arma blanca que portaba. «No sé lo que se me pasó por la cabeza. Perdí el control. Saqué la navaja y empecé a hacer aspavientos».

En uno de esos movimientos, según el relato del agresor, «golpeó» a Mario y salió corriendo. «Llamé a un amigo para que viniera a buscarme y me fui a casa. Al día siguiente me desperté con la policía en la puerta y entregué la navaja. Les dije que había sido yo», y solo en este momento su voz se quebró durante la declaración a preguntas de su abogado.

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Su versión difirió con la ofrecida por las otras partes, en las que se asegura que el acusado de asesinato «persiguió» a la víctima hasta que consiguió clavarle el objeto punzante que acabó con su vida. «En ningún momento le perseguí», manifestó. Sin querer justificar su actuación, Jorge se consideró «presa del pánico» y aseguró que su reacción fue «instintiva» y sin pensar en lo que estaba haciendo.

En ese momento, el autor confeso del crimen tenía 21 años y ha aprovechado la vista para dirigirse a la familia de su víctima. «Lo siento mucho. No hay nada que pueda hacer, por desgracia. No hay reparo en el fallecimiento de un hijo. Ojalá pudiera hacer algo por ellos y solucionarlo. Decirles que he sido yo para que puedan levantar cabeza y pasar el duelo; lo que esté en mi mano, lo voy a poner», narró sin levantar la vista hacia la posición de la sala en la que se encontraban los padres de Mario Fuentes.

Declaran los amigos de la víctima

Los dos únicos testigos que han declarado en esta primera sesión fueron dos amigos de la víctima que estuvieron presentes en el lugar de los hechos.

Uno de ellos estudiaba con Mario y compartían residencia. Juntos acudieron al botellón en la zona del Lidl, cuando empezaron a escuchar «una trifulquilla» entre gente «un poco nerviosa». «Mario me dijo que había un tío que estaba pirado y que tenía una navaja». Más tarde vio correr al agredido y cómo le apuñalaron. «Se giró hacia ellos, sin amago para pegarles, solo para ver, y le metió el apuñalamiento». Según este testigo, la cuchillada fue en «movimiento diagonal de la mano derecha» y, posteriormente, éste se acercó a su amigo, quien le pidió que llamara a una ambulancia porque le acababan de apuñalar. Mario se quedó en el suelo, con la espalda pegada a la pared y con problemas para respirar mientras otro le taponaba la herida.

Otro de los amigos de la víctima corroboró parte de la versión anterior. No hubo ningún problema previo entre grupos y él sufrió «un golpe» que le tiró al suelo mientras estaba haciéndose un cigarro. «Lo siguiente que recuerdo es a Mario en el suelo y su herida. Fui rápidamente a presionársela para evitar que le saliera sangre». En ese momento, este testigo rompió a llorar y fue la propia víctima quien le consoló: «Me dijo que estuviera tranquilo, que estaba bien y que se iba a recuperar». Ambos mantuvieron una conversación hasta que el agredido dejó de contestarle. Fue la policía, a última hora de la madrugada, quien le dio la fatal noticia.

Los informes de las partes

Previamente, las partes se dirigieron al jurado popular para exponer informes en los que cada uno se apoya a la hora de solicitar penas.

La fiscaía denuncia que «Lejos de colaborar, el acusado se negó a abrir la puerta» cuando la policía acudió a detenerle y que tenía la navaja «escondida» en un armario, además de haber «roto» el móvil para dificultar la investigación. Según ésta, las pruebas acreditan que Jorge «asesinó» a Mario aquela noche y que lo hizo «sin posibilidad de defenderse» en plena huída y de forma «sorpresiva», causándole una herida «mortal de necesidad» y con la que nada pudieron hacer los servicios médicos.

La defensa afirmó que la pelea fue entre varios jóvenes que consumían bebidas y que «desavenencias» entre grupos y sin «una verdadera razón» fue el origen de la reyerta. «Jorge se volvió loco y comenzó a gritar fuera de sí. Deambuló por la zona haciendo aspavientos con la navaja e impactó con el cuerpo de Mario sin conocer la gravedad. No había intención de causarle muerte». Además, achacó a la mala actuación sanitaria las consecuencias mortales de la agresión, descartando la «intención de matar» de su clientes y dirigiendo el acto a «movimientos desafortunados» por ingesta de alcohol y drogas. «No hay alevosía y la herida se produjo tras un doble ataque de Mario a Jorge. No hubo sorpresa».

La acusación particular mantuvo una intervención similar a la de la fiscalía y reiteró que la intención de Jorge Cervantes fue la de «matar» porque se «obsesionó» con la víctima hasta ocasionarle una herida «mortal de necesidad» y sin otra alternativa a que Mario Fuentes muriera aquella noche. «Era plenamente consciente y no ha colabora, le han pillado. Y no ha reparado el daño».

Los hechos y la petición de penas

Los hechos ocurrieron a las 3.50 horas del 16 de mayo de 2021. Jorge Cervantes estaba en las inmediaciones de un descampado en el polígono de La Torre. Allí se originó una discusión con otro grupo donde estaba Mario Fuentes. Emprendió el segundo la huída y fue perseguido por el primero con el ánimo «de acabar con su vida» y le clavó en el costado una navaja de 16 centímetros de hoja. Le atravesó el pulmón y la arteria, provocando hemorragia masiva que le llevó a la muerte a las 5:50 horas de la madrugada en el Hospital de León.

El ministerio fiscal pide por estos hechos un delito de asesinato, al que el acusado responde como autor, y solicita 22 años de prisión e inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena. Además pide indemnizar con 75.000 euros a cada padre y 27.000 euros para el hermano de la víctima.

La defensa solicita 20 años de prisión, inhabilitación, prohibición de porte de armas y aproximarse a la familia de la víctima. También una indemnización de 200.000 euros para los padres y 90.000 para el hermano de la víctima.

La defensa entiende que no hay delito debido a que los hechos se desarrollaron fruto de una pelea multitudinaria.

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