Casi una veintena de testigos han desfilado este martes por la Audiencia Provincial de León para explicar cómo vivieron la madrugada en la que Jorge Cervantes asestó una puñalada a Mario Fuentes que acabó con su vida.
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Todos los declarantes coincidieron en algún momento de ... la noche con los protagonistas de este trágico suceso que tuvo lugar el 16 de mayo de 2021 en las inmediaciones del Lidl del polígono de La Torre, en León capital.
Los amigos del fallecido coincidieron en la descripción del carácter del joven. «Solo recuerdo su sonrisa y su buen hacer. Mario era muy, muy buena persona», explicaba uno de ellos. Otros lo adjetivaron como «un chaval tranquilo» o incluso «la mejor persona» que han conocido.
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Rubén Fariñas
Rubén Fariñas
Aquella última noche de Mario con vida la recuerdan como «un encuentro normal entre amigos» que se vio alterada por la llegada de un grupo que apareció en La Torre «vacilando a la gente y con prepotencia». Entre ellos se encontraba Jorge, el agresor confeso de la víctima.
La trifulca se inició con «voces y empujones» que acabaron en una pelea. En ese «ambiente tenso» Jorge Cervantes exhibió el arma del crimen que sus propios amigos le ordenaron guardar. Tras hacer caso en un primer momento, el imputado «la tomó» con Mario Fuentes y varios testigos reconocieron escuchar la frase de: «vamos a por el de blanco», color que vestía la víctima aquella noche.
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La navaja «grande y plateada», como ha sido descrita en la sesión volvió a salir a la luz al grito de «venid a por mí ahora, maricones», calificando por los amigos de la víctima como de «loco» la actitud del agresor. En ese momento, Mario se dispuso a «huir» del atacante, mientras él junto a otros dos individuos, según una de las partes, le perseguían. «Mario se giró y venía detrás y se la clavó. Fue a por él», reconoció uno de los mejores amigos del fallecido.
Tras la agresión, tal y como expuso uno de los acompañantes de Jorge Cervantes, éste pidió que se fueran de la escena del crimen al grito de que le había «pinchado», tal y como pudieron ver otros de los testigos. «Le clavó el cuchillo en el pecho». En ese momento, varios amigos acudieron a socorrer al herido que estaba «muriéndose en el suelo» mientras le ayudaban a taponar la herida. «Al principio hablaba, luego se notaba que se estaba yendo».
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Jorge y dos de sus «conocidos», como ellos se describieron, emprendieron entonces una huida hacia Villasinta, lugar donde les dirigió el propio acusado. Uno de ellos reconoció en sede judicial el «error» de no haber pensado en la víctima y haber huido «instintivamente» de la escena. En la localidad del alfoz dejaron al agresor, a quien recogió otro coche, y ellos regresaron a sus domicilios donde les fue a localizar la policía a la mañana siguiente.
El resto de personas que se toparon en algún momento de la noche con Jorge también pudieron comprobar cómo el agresor había salido de casa esa jornada con una navaja. Primero la enseñó en el piso donde bebieron, más tarde amenazó con ella a dos jóvenes en la zona de los merenderos y, por último, la exhibió en repetidas ocasiones en el descampado del Lidl.
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La próxima sesión del juicio, este miércoles, contará con la declaración de los policías que intervinieron en la noche del crimen.
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