La pesadilla de Vilecha, un 'atrapatrenes' a las puertas de León

«Próxima estación: León, final de trayecto». El soniquete despierta a muchos pasajeros que cumplen con la indicación de «no olvide sus objetos personales». En menos de cinco minutos, el tren debería hacer entrada en la estación.

Sin embargo, ese fin de sueño se acaba convirtiendo en una pesadilla para las cientos de personas que cada día toman un tren con destino a la capital leonesa. Algunos, los que ya conocen lo que puede ocurrir, guardan la respiración cuando el tren se aproxima al cambiador de Vilecha, un atrapa trenes o, mejor dicho, un atrapa tipo de tren en concreto, que se cobra horas de espera demasiado de vez en cuando.

El último convoy que tuvo que resignarse a la espera fue el Alvia -realmente era un Avril S-106- que cubría el trayecto entre Madrid y Avilés y que, además, se cobraba una víctima indirecta: el tren que debía salir de la estación de León para viajar hasta Valencia y que se quedó atrapado por la incidencia.

El cambiador de Vilecha, a poco más de tres kilómetros de León, dejó parado el tren durante tres horas. El convoy entró en la instalación, pero fue incapaz de salir por un fallo en los pantógrafos -lo que conecta al tren con la catenaria-. El enésimo error en los 'low cost' de Renfe que le están saliendo caros a la compañía y a los propios clientes de la empresa pública.

No fue el primero ni será el último convoy que sufre esta incidencia al intentar llegar a la capital leonesa. Y lo peor es que no hay solución para la misma en una línea que asumirá obras en febrero y una ampliación del número de servicios.

El cambiador sirve para que el tren haga el cambio de vía, de ancho internacional a ibérico, -el tramo entre León y La Robla (inicio de la variante de Pajares) aún tiene este tipo de vía-, y para un cambio de tensiones que obliga a reiniciar la máquina. Y aquí viene el problema.

El tren Avril, el S-106, «es una mierda», reconoce personal de Renfe consultado por Leonoticias. Las incidencias que registran son el fruto de la licitación del contrato «con el que se fue a lo más barato» para adquirir estas unidades a Talgo. Como comparativa ponen una Hitachi, los que tienen en Italia bajo la denominación comercial FrecciaRossa, que costaron un 30% más y son «una maravilla». Un tren completamente electrificado, ante el mínimo error se bloquea y obliga a ser remolcado hasta León por otro convoy.

Acudir a Talgo como empresa española contó con el hándicap de los cambios que la compañía realizó en los últimos años y que están llevando a multitud de problemas en toda España con retrasos y fallos que ya han llevado al Ministerio de Transportes a reclamar acciones legales. Talgo contaba con un consorcio de cooperación con la empresa canadiense Bombardier, que dotaba de tracción a sus trenes; sin embargo, para la serie 106 decidió prescindir de ellos y la propia Talgo fabricaría la electrónica y la cabeza tractora de los convoyes. Todo ello con un resultado evidente.

Eso explicaría porque los Alvia -tanto el eléctrico 130 como el híbrido 730- o los AVE -el 112 y el 102- a pesar de ser de Talgo no registran ni una mínima parte de estos problemas y es que la cabeza motriz fue fabricada por Bombardier.

La explicación técnica pone en evidencia que no habrá solución para los fallos que se registran en Vilecha. Así lo confirma personal de Renfe, quien avanza «parches» para mitigar problemas que acabará con una modificación de marchas -que ya se está empezando a producir y, por ejemplo, el trayecto León-Madrid ya supera las dos horas en todas las franjas- para alargar los horarios de los trenes en cada trayecto. «Sabemos que los 106 van a seguir con retrasos todos los días», sentencian.

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