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J.C.
León
Jueves, 14 de diciembre 2017
El eco, sereno y pausado, se pierde entre los muros de San Marcos. En la antesala de su cierre durante dos largos años el silencio vive en sus pasillos. Apenas quedan unas horas para ofrecer el último servicio al público y en el ambiente flota sensaciones encontradas.
- «Es una pena», asegura uno de los camareros.
Enfundado en su uniforme verde oscuro, camisa y mandil, atiende con la misma profesionalidad que lo ha hecho en las últimas décadas.
- «El cliente es el cliente, sea el primer día o el último», sentencia.
Cierra San Marcos pero lo hace para poder alargar su propia existencia, para extender su leyenda.
Entre el personal el día se hace largo, demasiado. Este viernes, previsiblemente a la una de la tarde, se cerrarán las mismas puertas que han saludado el paso de reyes y princesas, las mismas puertas que se han abierto para compartir la felicidad de miles de invitados en acontecimientos familiares y sociales.
Del bullicio al silencio y el recuerdo. El café, el último, tiene otro sabor en esta jornada. En su interior hay posos cargados de recuerdos. En los mismos sillones, para tomar el mismo café, han tomado asiento nobles y poderosos, empresarios y trabajadores, damas y caballeros.
La vida de San Marcos ha sido tan extraordinariamente intensa que resulta complicado adivinar un paréntesis de dos largos años. Sin embargo, este hotel enseña de Paradores, a duras penas sostiene hoy su 'quinta estrella'.
La mantiene por su sobrio carácter, por la historia que le acompaña, pero las 'cicatrices' son muchas. El paso de los años ha desgastado su piedra, ha carcomido su madera, ha deshuesado las instalaciones. Tanto, que queda muy lejos aquel 1965 en el que sus salones se vistieron por primera vez de gala para recibir a los invitados tras una inversión de 477 millones de las viejas pesetas.
Hay quien sostiene que desde entonces apenas ha habido 'actualizaciones' en las instalaciones. «Sólo se ha parcheado», se advierte sin complejos. De ahí la urgencia en la actuación, la necesidad vital de rearmar la instalación para poder mirar hacia el futuro con garantías.
Las circunstancias obligan y no se podía esperar más. Cuando en 2019 el Hostal de San Marcos sea reinaugurado se podrá apreciar la inmensidad de un inmueble emblema del Renacimiento.
Regresará San Marcos y lo hará exhibiendo como hoy el escudo de armas de Santiago y los del Reino de León, se mostrará en su interior con el lujo y el brillo que tuvo medio siglo atrás y mostrará con orgullo la historia de un edificio que fue prisión, casa de misioneros, escuela de veterinarios, cárcel, campo de concentración y sede ministerial.
Serán necesaria una inversión total de casi 40 millones de euros (21 en el tramo inicial) para 'dar vida' a los pasillos hoy silenciosos, para acompañar al café, hoy triste y silencioso, de un solemne e imborrable bullicio.
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