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E.F.G.
León
Jueves, 14 de diciembre 2017, 19:54
El camino para lograr que San Marcos haya llegado a ser buque insignia de la Red Nacional de Paradores de Turismo no fue fácil. La petición hecha por el Ayuntamiento de León en 1961 a la Comisión Municipal Permanente (CMP) de “construcción o ... habilitación de un Hostal, en el edificio de San Marcos y terrenos colindantes” argumentando entre otras cuestiones la escasez de plazas hoteleras de la ciudad, su estratégica situación en el Camino de Santiago y la proximidad de un Año Jaboceo, recibió un informe negativo e incluso se podría decir que algo ofensivo para la ciudad.
La historia del edificio ha sido muy convulsa, teniendo un gran número de usos a lo largo de su historia, principalmente tras la supresión de su uso como convento en 1836, destacando los siguientes:
-Prisión: Uno de sus «residentes» más ilustres fue Francisco de Quevedo, el cual fue recluido aquí por orden del Conde-Duque de Olivares durante casi cuatro años, entre 1639 y 1643. De su reclusión escribió: «de rigurosísima prisión, enfermo de tres heridas, que con los fríos y la vecindad de un río que tengo por cabecera, se me han cancerado, y por falta de cirujano, no sin piedad, me han visto cauterizar con mis manos; tan pobre que de limosnas me han abrigado y entretenido la vida. El horror de mis trabajos ha espantado a todos». En su reclusión trabajó en sus obras: «Vida de San Pablo», «Constancia y paciencia del Santo Job» y la «Providencia de Dios».
-Instituto de Segunda Enseñanza.
-Casa de misioneros y corrección de eclesiásticos.
-Escuela de veterinaria.
-Casa de misiones de la compañía de Jesús.
-Hospital penitenciario.
-«Parada de sementales».
-Casa central de estudios de los Padres Escolapios.
-Oficinas del Estado Mayor del Séptimo Cuerpo del Ejército.
-Prisión militar.
-Campo de concentración de prisioneros republicanos durante la Guerra Civil (desde el 25 de julio de 1936) y la posguerra. Entre 1936 y 1940 fue uno de los establecimientos represivos más severos y saturados de la España franquista, alcanzando una población reclusa de 6700 hombres. -Fue el símbolo de la represión en León y parte de España y se cobró 791 fusilados, 1563 paseados y 598 sin asignar (ejecutados, paseados, muertos en los campos, etc.) además de 15 860 prisioneros políticos distribuidos por campos y prisiones leonesas y nacionales.
-Cuartel de caballería.
-Diputación.
-Diócesis.
-Ministerio de Guerra, Hacienda o Educación.
-Incluso en 1875 el Ayuntamiento trató de derribarlo, algo que finalmente no llegó a realizarse.
Así, la Presidencia del Gobierno respondió que el Ministerio de Información y Turismo consideraba que no eran necesarios más alojamientos en la ciudad, al menos de momento, por ser suficientes los que tenía en funcionamiento la industria privada. Añadía, en consideraciones similares a las aplicadas para Burgos -que también aspiraba a contar con dicho Hostal-, que la propuesta correspondía a una zona turística “deficitaria durante un periodo de ocho o diez meses al año, pues aunque interesante y pintoresca es sumamente fría e inhóspita, por lo que no invita al desarrollo del turismo más que en verano”. El Sindicato Provincial de Hostelería reaccionó formalmente a ese informe desfavorable.
Parece ser que la llegada de Fraga Iribarne al Ministerio de Información y Turismo dio un giro radical a las previsiones. El informe del arquitecto de la obra, Fernando Moreno Barberá, recogido en la tesis doctoral de su hijo Fernando Moreno Barberá von Hartenstein refleja que las labores de ejecución se desarrollaron durante 17 meses “trabajando en dos y tres turnos, a temperaturas bajo cero”. Las dificultades de cimentación, la gran incidencia de la mano de obra en un momento de subida del salario mínimo, la restauración del claustro y la iglesia ajenas a la explotación hotelera la necesidad de inaugurarlo en una fecha fija -el 23 de julio, antes del día de Santiago- justificaron una fuerte desviación presupuestaria, ya que de los 229,6 millones de pesetas previstos inicialmente se pasó a 477,4.
En sus 50 años de vida, el Parador ha evolucionado al mismo ritmo que la sociedad. Cuando abrió sus puertas la facturación de los pocos clientes que podían permitirse alojarse en él, quizá una veintena, era suficiente para mantener a una amplia plantilla de unos 270 trabajadores, entre los que había categorías impensables hoy en día como un cafetero, encargado exclusivamente de preparar el café, un zumero para hacer los zumos, un ascensorista, un botones... diferentes puestos muy específicos. En la actualidad, a plantilla ronda los 120 empleados.
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