Con la ilusión a flor de piel por la llegada del Sorteo Extraordinario de la Lotería, el espíritu navideño se siente más fuerte que nunca en las calles de León. Entre luces brillantes y villancicos que resuenan por toda la ciudad, la pregunta más repetida en cafeterías, plazas y reuniones es siempre la misma: ¿Qué harías tú si te tocase el Gordo?
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Salir a las calles de León en busca de respuestas a esta pregunta es descubrir un mosaico de sueños, aspiraciones y, cómo no, algún que otro capricho. Los leoneses, con una mezcla de realismo y entusiasmo, comparten con los ojos brillantes un futuro que les viste de millonarios.
María del Carmen Valle y Sancho no lo duda: «Me marcharía a Suiza, a Alemania, a comer en buenos restaurantes y disfrutar con mi marido. Luego ayudaría a mi hijo en todo lo que pudiera. Si te toca la lotería, es para gastarla, no para dejarla en el banco». Su entusiasmo es contagioso, y entre risas añade: «Me daría la vuelta al mundo con mis hijos y mi nieto. Eso sí, ¡me volvería loca!».
En la misma línea, María Luisa Celia Crispín sueña con un paraíso tropical: «Me iría a las Maldivas, a un spa con bungalows y piscinitas individuales. Es un lujo, Además, siempre compro décimos para mis hijos, así no tengo que repartir, ¡todo para mí! me llegaría para eso y para más». Su mensaje es claro: «No estoy para ahorrar, estoy para disfrutar».
Para algunos, el hogar y la familia son la prioridad. Andrea y Aya lo tienen claro: «Comparía una casa y ayudaría a mis padres, porque han invertido mucho por mí. También ahorraría y me daría algún capricho« dice entre risas, »como ropa o maquillaje«. Además, Aya apunta de una forma mucho más pragmática: «el oro es una buena inversión».
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En esa línea práctica, Amador Alonso Villalba prefiere la generosidad con los suyos: «Se lo daría a mis hijos. A estas alturas yo no tengo grandes necesidades, pero me gustaría mejorar su vida».
Sin embargo, no todo son grandes planes. Para algunos, el Gordo es la oportunidad de permitirse pequeños lujos o asegurarse un futuro sin sobresaltos. Angelita Díez y Leonor Martínez explican que, aunque ya tienen lo que necesitan, no renunciarían a darse algún capricho: «Viajes más largos, como a Japón o Tailandia, y poco más. Ya tenemos de todo, pero siempre hay algo que se puede mejorar».
Los jovenes piensan en mejorar su calidad de vida, como Cristóbal Pérez y Manuel Rodríguez, que sueñan con solucionarle la vida a sus padres pero sin renunciar a algún que otro capricho como un coche, «quizás un Porsche», y con mantener un equilibrio entre disfrutar, ahorrar, pero también invertir.
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Hugo García González
Los viajes son el denominador común, pero también lo es la generosidad. José María del Blanco apunta directamente a los suyos: «Ayudaría a mis hijos, pero lo principal sería viajar. Ya tengo lo necesario, así que lo demás sería disfrutar del mundo». Mariluz Morán, por su parte, combina ambas aspiraciones: «Me compraría una casa y me iría de viaje, pero seguiría trabajando. El dinero no lo es todo, pero sí ayuda».
León se transforma, esperando el día del sorteo, en un lugar donde todo parece posible mientras se agarran con fuerza boletos de loterías cargados de ilusión. León sueña con fuerza con esos pequeños caprichos que siempre se han dejado 'para otro momento', la lotería saca a relucir los anhelos más profundos de una ciudad que, como cada año, espera que el Gordo haga una parada en sus calles.
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