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En León, la llegada de la Navidad se siente mucho, muchísimo antes de que las luces iluminen las calles. Aunque en cada administración de lotería las colas empiezan a crecer a medida que se acerca la fecha del sorteo, los décimos llevan tiempo cambiando de manos, y cada número vendido lleva consigo un pedacito de la ilusión de los leoneses. Comprar lotería en esta ciudad no es un simple trámite, es una tradición profundamente arraigada, donde tanto las supersticiones como los recuerdos y las fechas especiales se entrelazan con el gran sueño de ganar el Gordo.
Luis Aguado, desde la Administración de Lotería número 9, en la céntrica plaza de San Marcelo, es testigo cada año de cómo los leoneses convierten un acto tan cotidiano como comprar un décimo en algo profundamente personal.
«Lo que más me piden son fechas significativas: el nacimiento de un hijo, el año de su boda, incluso fechas de bautizos. Hay quien busca el año actual, como una forma de guardar un recuerdo especial en caso de ganar. Pero los números que nunca fallan son el 13, el 22, el 15 y el 69. Siempre se agotan».
El número 13, en especial, tiene un atractivo casi místico. A pesar de su fama de traer mala suerte, es uno de los más demandados en todo el país, aunque conseguirlo es una auténtica odisea. Luis explica: «La consignación es muy limitada, apenas llegan unos pocos billetes y no duran nada».
Esther Martín, de la Expendeduría número 1 en la Calle Ancha, refuerza esta idea: «Piden mucho el 24, el 7 y el 13, y sobre todo fechas que significan algo para ellos. Me encanta escuchar las historias que me cuentan mientras compran».
En León, el calendario de la lotería comienza muy temprano. Desde julio, las administraciones de la ciudad empiezan a recibir visitantes buscando lotería de Navidad, especialmente los turistas, que no quieren perder la oportunidad de llevarse un décimo como recuerdo de la ciudad. Laura Alonso, desde su administración en la calle Gil y Carrasco, cuenta: «Los turistas suelen empezar a comprar en verano. Los leoneses, en cambio, son más tardíos. La mayoría espera a noviembre o incluso diciembre. Eso sí, vienen con las ideas claras: buscan números concretos y muchos de ellos son fieles, reservan el mismo número cada año».
Uno de esos números fue el 12724, que no duró ni un mes en las estanterías: «Se empezó a vender en julio y en agosto ya no quedaba ninguno.
Aunque los hábitos de compra han cambiado, hay algo que permanece constante: la emoción que rodea a cada venta. Carlos Ortega, de la Administración número 2 en Ordoño II, lo resume con sencillez: «La gente compra más a finales de año, pero estos días desde que abrimos y hasta el 22 de diciembre estamos a tope».
Carlos también destaca una curiosidad: los números impares superan ampliamente a los pares en popularidad. ¿Superstición o simple preferencia? Es difícil saberlo, pero lo cierto es que los números terminados en 3, 5 y 7 tienen un éxito garantizado entre los leoneses.
Para Lola Abad, de la Administración número 6 en República Argentina, el acto de comprar un décimo es casi un ritual. «Este año ha sido curioso. Otros años la gente era más selectiva, decía: 'Este número no me gusta, ¿no tienes otro?' Este año no. Ha sido más directo, más decidido. Llegan y dicen: 'Dame este, el que sea'».
Aun así, hay quienes buscan hasta lo imposible por conseguir un número específico. «A veces me piden números exactos que no tenemos, y nos ponemos a buscar en otras administraciones de León o incluso de otras provincias. Es un esfuerzo, pero entendemos lo importante que es para ellos».
La lotería de Navidad en León no es solo una tradición económica, es un reflejo de la cultura local, desde los que compran el mismo décimo cada año en la misma administración hasta quienes buscan el número que creen que les cambiará la vida, lo que es seguro es que cada compra está cargada de sueños.
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Luis Aguado lo expresa con emoción: «Hasta el día 22 estamos en hora punta todo el día, pero lo hacemos con ilusión».
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En estos días que faltan para el 22 de diciembre, las administraciones de León estarán en su máximo apogeo, atendiendo a quienes buscan un pedacito de suerte y a todos aquellos que ven en cada número la oportunidad de que su vida cambie para siempre.
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Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
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