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Pasaban ya unos minutos de las ocho de la tarde y León comenzaba a dividirse entre los que seguían cumpliendo con el anterior horario y los aprovechaban el nuevo toque de queda.
Primera noche en la ciudad con permiso para permanecer en la vía pública hasta las diez de la noche y cientos de personas han apurado el reloj para dar un paseo, sacar al perro o incluso buscar algún bar abierto en el que tomarse la última en un día de vacío legal para la hostelería.
«Nosotras vamos a irnos ya, que somos obedientes», afirmaban un par de mujeres agarradas del brazo por la calle Ancha; mientras que en el lado contrario, un grupo de jóvenes al inicio de la misma calle: «Yo voy a marchar porque tengo planes mañana temprano, pero ellos se quedan hasta las 10. Van a ir a cenar al KFC, allí fuera, por supuesto».
Los leoneses recuperaban este martes dos horas de ocio y no eran pocos los que apuraban la última, o la penúltima, en los bares que permanecían abiertos en el nuevo horario. «Esta es la última, ya que la hostelería cierra a las ocho; nosotros apuraremos un poquitín más, lo que podamos».
Muchos criticaban al gobierno de la Junta por ese adelanto hasta las ocho que perdía vigencia este mismo martes porque «eso era una estupidez», afirmaban. «Muchos a las ocho no habían salido de estudiar o de trabajar, era algo estúpido».
La calle Ancha o el barrio Romántico mantenían el ajetreo de antes del toque de queda impuesto por la Junta de Castilla y León y ahora tumbado por el Supremo. La Policía Nacional circulaba ahora sin pararse para llamar la atención o pedir a los ciudadanos que se fueran dirigiendo a sus domicilio.
«Yo me voy a ir pronto para casa, pero porque mañana madrugo. Ya tocaba que nos dejaran hasta las diez, lo otro era una pasada». «Hombre, mucho mejor las diez, y porque no dejan hasta las doce. Pero tenemos que atenernos a lo que nos mandan», reconocían otros dos leoneses desde una terraza.
Algunos bares permanecían abiertos en un día de vacío legal, aunque sin saber muy bien si debían cerrar desde este martes a las ocho y la norma comenzaba al día siguiente. «En principio nosotros vamos a cerrar, apuraremos un poco hasta que se vaya la gente, pero cerraremos no vaya a ser que nos multen o algo». En esa misma tesitura estaban los clientes, que no sabían ni si estar en una terraza podía ser una ilegalidad cuando su toque de queda llegaba hasta las diez.
El coronavirus en León
La primera noche de ampliación de la movilidad nocturna hasta las diez ha sido aprovechado por cientos de personas, aunque no eran pocos los que ya venían saltándose la anterior norma.
La ciudad recuperaba así una sensación de semilibertad, tras un toque de queda que muchos consideraban injusto, y que ahora les permite al menos no tenerse que ir corriendo del trabajo a casa.
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