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María José Orduña con el personal del Hospital Notre Dame de la Santé en la aldea de Batsengala.

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María José Orduña con el personal del Hospital Notre Dame de la Santé en la aldea de Batsengala. Leonoticias
María José Orduña, anestesista

La difícil labor de ser anestesista en Camerún: «Se rompen una pierna y van al curandero»

La doctora Orduña viaja recurrentemente al país africano con Cirujanos Ortopédicos de España para el Mundo, una ONG que se dedica a prestar servicios médicos en la especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología como anestesista

Jueves, 30 de enero 2025, 08:10

Llega a la redacción de Leonoticias con el chubasquero y el pelo mojado diciéndole a Bobby, su Westie, que esté tranquilo. Ha dejado el paraguas en la entrada porque llueve a mares, como últimamente en León. Es un miércoles de enero y aunque resulte paradójico hace 72 horas María José Orduña (Zamora, 1963) estaba en Dschang, al Oeste de Camerún, a 35 grados y con una humedad del 90%.

Esta zamorana de nacimiento pero criada en León, viene de pasar una semana prestando asistencia sanitaria con la ONG Cirujanos Ortopédicos de España para el Mundo como médico anestesista. El viaje de vuelta ha sido duro: Douala – Bruselas – Madrid – León, casi como una aventura. «Salimos de Notre Dame de la Santé que es donde está el hospital a las 7:00 de la mañana y llegamos a Douala a las 14:00 de la tarde, son 180 kilómetros que tardamos en hacer siete horas en una Toyota de nueve plazas. A las 18:00 salimos hacia el aeropuerto, embarcamos a las 21:00 y llegamos a Bruselas a las 7:00 del domingo. Dormimos unas horas en unos sillones del aeropuerto y a las 17:00 llegamos a Madrid, y luego para León», reconoce mientras controla que Bobby siga tumbado junto a sus pies.

Las horas del viaje pesan y su trabajo en el Hospital de León el día anterior también, pero la satisfacción de la labor que ha hecho es mayor que cualquier cansancio o malestar.

Es la cuarta vez que viaja a Camerún; la primera fue en 2019 después de enterarse por una compañera de Traumatología de esta organización e interesarse por ella: «He ido cuatro veces, la primera en 2019, luego en 2022 que fui con dos enfermeras de aquí, Marta y Lucía, luego en julio del 23 y ahora en enero. Lo que más me gusta es que es continua», asegura.

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COEM (Cirujanos Ortopédicos de España para el Mundo) es una organización no gubernamental que se dedica a la prestación de servicios médicos en la especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología fundada en 2014 por el doctor Tomás Epeldegui.

Una organización con continuidad

Al contrario de lo que se pueda pensar, esta ONG no organiza campañas sanitarias puntuales, sino que su actividad es continua: «El Trauma es muy complejo, hay que tener un seguimiento del paciente, del postoperatorio y hace falta mucho instrumental, no es lo mismo que ir a operar una catarata» asegura María José al recordar la creación de esta ONG.

COEM actúa en el distrito de Dschang, al oeste de Camerún en el Hospital Notre Dame de la Santé de las Siervas de María en la aldea de Batsengala, un lugar al que tuvieron que dotar de todo el instrumental médico posible para poder tratar a los pacientes: «Al principio allí no había nada, una especie de quirófano, una sala de yesos y poco más. Tuvieron que llevar todo de aquí», reconoce.

Ahora, diez años después, este hospital cuenta con todo lo básico para tratar este tipo de patologías y dar a los pacientes la mejor atención médica posible: «Allí no pueden acceder a nada, se rompen una pierna y van al curandero, les trata dos meses con masajes y eso no cura, entonces llegan con unos retardos de consolidación muy malos porque no hay tantos hospitales ni medicina primaria», asegura.

Y viendo estas necesidades y lo importante que parecía el proyecto, María José no dudó: «Lo miré y evidentemente los Traumas solos no pueden hacer operaciones, necesitan anestesistas, enfermeras instrumentistas… y me apunté» reconoce.

Cada tres semanas sale una expedición nueva hacia Batsengala compuesta por cuatro traumatólogos, un anestesista, una o dos enfermeras y, en algunas ocasiones, otro médico de otra especialidad. La última, la 96, en la que se encuentra la anestesista, también fueron los doctores Miguel Ángel Ortega, Marta Agudo, Sonia Muñoz y Gustavo Garcia-Herrera, así como Alba Ferre de Medicina Interna y Sonia Uzal como enfermera instrumentista.

«Lo que nos encontramos allí suelen ser lesiones traumáticas, accidentes, caídas con fracturas muy grandes, pero también tratamos muchas infecciones, osteomielitis o enfermedades congénitas, pies zambos, luxaciones de cadera o enfermedades endémicas de África Subsahariana», afirma al hablar del trabajo que ejercen allí.

Una labor que, en el caso de María José, ya no sólo se complica por la falta de instrumental y medios sino también por la escasez de analgésicos, algo fundamental en su trabajo. Además, cuenta con la desventaja de que la mayoría de los pacientes no tienen un historial médico completo y desconocen muchas de sus patologías: «En esta última expedición dormí a un hombre de 58 años que cuando llegó y le tomaron la tensión tenía 220/120 pero que igual era la primera vez que le tomaban la tensión», reconoce.

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Tiene muy claro que este tipo de cooperaciones no son para todo el mundo porque las condiciones con las que se trabaja son mínimas: «Sé que hay gente que no lo aguantaría porque lo que te encuentras allí es miseria. Allí no hay UCI, tú le tienes que dormir, que operen y confiar en que salga bien y se recuperen. Con lo que hay, que es poco, tienes que sacar adelante a los pacientes».

Su gran apredizaje

En estos años ha aprendido que dentro de la gran escasez de medios que hay, priorizan «mucho mejor que nosotros; si tienen que bajar a quirófano cogen una vía buena. Lo justo y necesario», añade.

Su intención es volver en un futuro porque sabe que estas expediciones son necesarias tanto a nivel sanitario como educativo, aunque impliquen un alto desembolso para los médicos que van. «Estuve todas las navidades trabajando, me quedaban siete días y los gasté para esto, pero no pasa nada porque como quieres ir y porque me gusta porque veo que van mejorando y me parece un proyecto que es bueno porque forman a gente», afirma.

De aquí a un año María José volverá a coger su mochila, dejará a Bobby a buen recaudo y se volverá a embarcar en esta aventura sanitaria y educativa que tantas satisfacciones le ha dado: «Ellos están encantados con nuestras visitas, son encantadores. Tienen una alegría que aquí hemos perdido, te reciben con mil amores y nunca se quejan. Son muy fuertes», sentencia.

Datos

En 2024 COEM realizó 654 intervenciones quirúrgicas, 6.000 consultas divididas en nuevas (1.530) y revisiones (4.300) y se realizaron 4.750 curas.

En la expedición 96 organizada del 11 al 19 de enero, el equipo médico realizó 29 intervenciones programadas y al llegar se encontraron con 26 pacientes ingresados.

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