Esta mañana hice inventario. En realidad hice dos inventarios.

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El primero, el mío personal, del que hablaba ayer: de las cosas que pasan y de por qué pasan esas en vez de otras. Recomiendo hacer algo así de vez en cuando, la cabeza ... se queda ligera -lo cual es más que necesario en los tiempos que corren (o que se estancan).

El otro inventario fue más prosaico, pero igual de necesario: la despensa. Con esta costumbre mía de dejar la compra en cuarentena se me habían acumulado dos: una en el coche y otra en la entrada. Las recogí esta mañana y dejé el armario tan ordenado como mis ideas. Eso sí, cuando hice la segunda compra aún no había recogido la primera y ahora me sobra harina.

Por alguna razón hoy las cosas, como mis inventarios, vienen a pares. He podido echar un vistazo al periódico (¡lo que da de sí el tiempo cuando no hay clases online!) y leer un artículo de la escritora americana Leslie Jamison en el que dice: «La cuarentena. Como si no fueran cuarentenas, en plural.» Y después: «como si no viviéramos todos solos».

No sé si vivimos todos solos. Yo, desde luego, no. Pero sí me quedo con el plural de las cuarentenas, porque cada uno lleva la suya a cuestas.

Hoy una amiga publica en FB algo sobre la suya, relativo también a su hija, sanitaria: «Es mi hilo conductor cuando ya no me creo nada de lo que leo en las noticias». Me parece que expresa a la vez realidad y esperanza (mi amiga es capaz de estas cosas).

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Estamos rodeados de realidad amarga, a la que además tenemos que adherirnos y conocer bien para tener más posibilidades de salir adelante, y es cierto, o sospechado por muchos, que los telediarios la tratan de una manera que invita a la duda. Pero al igual que los inventarios y las cuarentenas, las realidades son plurales, por más que de todo lo que sucede veamos sobre todo solo una parte. Hasta los buscadores de Internet colaboran.

Ayer, por ejemplo, tuve una duda. ¿Se dice tener urgencia por algo o urgencia de algo? Me fui a Google y tecleé: «urgencia de urgencia por». Me salió un anuncio: «Alerta sobre COVID-19. Quédese en casa si no se encuentra bien. Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica, pero llame primero.» Y seguía. El resto de las páginas -llegué hasta la cuarta- eran referencias de Urgencias médicas.

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La duda de/por la resolví por otros medios, pero me surgió otra (para completar el par): ¿se centraba Google tan intensamente en las urgencias médicas hace tan solo tres semanas? Todos nos adaptamos deprisa, pero Google nos precede, anticipando la realidad que viene.

Lo que tengo definitivamente claro es que estamos en la Fase 2, en una normalidad distinta y adaptada. He escuchado hoy un diálogo entre responsables consulares de España y Francia y el francés ha explicado lo que hicieron «en la primera fase crítica, de urgencia»; «ahora» hacen otra cosa. «Ahora» las cuarentenas -en plural- han entrado en una velocidad de crucero en la que los inventarios ya no son solo de despensa.

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Mientras tanto, nuestros sanitarios siguen día y noche en los hospitales, en días que se suceden y que no sé si tendrán fases, y tejen el hilo conductor que nos sacará de ésta.

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