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Era un día soleado, propicio para avanzar en el Camino de Santiago. Decenas de peregrinos seguían su ruta trazada por las tierras leonesas, ajenos al caos que se estaba produciendo en la provincia por el apagón eléctrico.
«Estábamos en una burbuja, el Camino es una vida paralela», explica Eliana Lorenzo, una argentina que, junto a su pareja, inició esta aventura el 9 de abril desde Sant Jean Pied du Port y que este martes llegaba a León.
Esta era la sensación general en el Camino de Santiago durante las primeras horas del apagón. Jesús Gómez, un peregrino natural de Irún (Guipúzcoa) recibió la primera noticia a apenas un kilómetro de Mansilla de las Mulas, el final de la etapa de este lunes para este grupo de peregrinos que este martes llegaron a León: «Me llamó mi mujer para avisarme y para decirme que ahorrase batería».
Jesús, que se ha unido a un grupo de italianos en Burgos, comprobó que ellos sí tenían red móvil, «quizá porque su compañía telefónica es italiana», por lo que no tuvo mayores problemas.
Matías Camonforte, también argentino, recibió la noticia una vez llegó al albergue de Mansilla de las Mulas: «Una persona salió diciendo que no había agua caliente ni luz. Pensábamos que era un problema del albergue, pero pronto nos dijeron que era un apagón general».
Las diferencias de cómo afrontar la situación en ese albergue de Mansilla de las Mulas llamó la atención a Matías, con algunas personas que «se estresaron, fueron al supermercado a por agua y comida y nos decían que había muchas colas». «Había mucha información cruzada, nosotros estuvimos más tranquilos», explica.
Matías, junto a Eliana y otro grupo de peregrinos, decidieron disfrutar del día: «Fuimos al río, a tomar el sol y pasar una tarde hermosa y bañándonos», relata Eliana, que confiaba en que la situación se fuese a resolver pronto: «No creía que fuese para largo. En Argentina estamos acostumbrados a situaciones así. La idea era continuar, pero si por la noche no estaba solucionada la situación, tendríamos que pensar qué hacer».
Y es que la situación, si el apagón se hubiera prolongado, podría ser «caótica», explica Eliana, a la hora de acceder a los albergues. Matías tenía claro que iba a continuar su Camino – iniciado en Pamplona el 11 de abril -, aunque «era consciente de que podría haber algún problema para conseguir agua y comida».
La tranquilidad era la nota predominante, aunque hubo situaciones de cierto nerviosismo, como la que relata Jesús Gómez, que coincidió con un peregrino turco «bastante asustado». «Es lógico, está muy lejos de casa y vive esta situación. Pero esto es España y confiaba en que se iba a solucionar», ha expresado. De hecho, explica que no ha sido «especialmente precavido» con el ahorro de batería de su móvil porque confía en que no se repita la situación.
Jesús sí habló con sus familiares, pero no lo hicieron Eliana ni Matías. «En Argentina era temprano y no hubo tanta preocupación. Entiendo que para los peregrinos españoles fuese diferente», relata Eliana, mientras que Matías reconoce que «me quedé sin batería en el móvil hasta por la noche». «Mis familiares no me han escrito y no sé si se habrán enterado, porque en Argentina no estaba ocupando la primera plana de los periódicos», sostiene.
El Camino se ha frenado para estos peregrinos, que han podido continuar para completar sus retos: Jesús llegará hasta Ponferrada y regresará a Irún para, más adelante, acabar el camino; Matías tiene previsto llegar a Santiago; y Eliana descansará este martes y miércoles en León antes de seguir.
Pero una de las historias más curiosas la protagonista Mateo Yepes. Este barcelonés, que ha hecho distintas variantes del Camino de Santiago, tenía previsto iniciar este lunes esta senda desde León. Pero el tren que le tenía que traer hasta la capital leonesa se quedó parado entre Valladolid y Palencia.
«No sabía dónde estaba y tuve que reorganizar el camino sobre la marcha. Salí del tren y fui caminando hasta el pueblo más cercano para tomar un autobús y llegar a la ciudad más cercana, Valladolid», ha explicado.
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En la capital vallisoletana, Mateo buscó a la antigua usanza, preguntando en recepción, una habitación para pasar la noche: «Aplicaciones como Booking no funcionaban y Google Maps a ratos. Encontré una habitación, gracias a Dios, aunque se me salía de presupuesto. Pero pude descansar».
Por la mañana, Mateo cogió un autobús «aunque el tren es más rápido, cómodo y la estación me quedaba más cerca» porque durante el apagón el transporte por carretera seguía funcionando. «Fui a lo seguro», expone.
Este joven barcelonés, que inicia este martes su Camino de Santiago más peculiar, «aunque, realmente, lo comencé ayer», bromea, pudo hablar y tranquilizar a su madre: «Ya en el hotel hablé con ella. Estaba bastante preocupada porque no sabía nada de mi».
Así, con historias cruzada y con una sensación general de que, como decía Eliana, el Camino de Santiago es «una vida paralela», los peregrinos continuaron con su singular vida de la compostelana mientras el apagón sumía a España en el caos.
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