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Tras cuatro días de juicio por el crimen de una prostituta de 20 años en una vivienda de Cembranos en la Audiencia Provincial de León ha llegado el día de las declaraciones de ambos acusados. MM.G.R ha insistido en varias ocasiones a lo largo de su declaración, solo ante el Ministerio Fiscal y su abogado, que «en ningún momento toqué a las chicas, solo para separarlas cuando se pegaron en el coche» camino del club.
El acusado mantiene que esa madrugada y «tras muchos días de fiesta» se fue a dormir y como «quería descansar, las mandé a las dos para otra habitación» de la vivienda. MM.G.R. insiste en que durmió «hasta las 10:00 de la mañana que sonó la alarma» y aunque «no sabía que había pasado» le dijo a la empresa que todo era correcto. También reconoce la llamada del taxista, que se produjo una hora antes, aunque no sabe precisar «en qué momento se produce» si que confirma ante las preguntas de su abogado que todo ocurre como relató el testigo.
Ambas chicas suben a la planta de arriba y discuten en guaraní y la acusada dice «que si han venido juntas se van a ir juntas». Allí en la habitación, el acusado mantiene que «estaba más dormido que despierto», pero recuerda que «lo de hijo de puta lo decía muy claro» porque «estaban borrachas, muy borrachas» y la víctima «le insulta porque quería marcharse».
Finalmente, las lleva al club, pero antes pasa por un taller «que había hecho un pedido de Amazon que me iban a llevar allí». Cuando se van en dirección al club «a mitad de camino empiezan a golpearse de forma tan violenta que me sacan el coche de la carretera» y se ve obligado a parar e intentar «separarlas».
El juicio por el crimen de Cembranos
Al final consigue llegar «a 100 metros del club y ahí hablan ellas que no las entiendo. Y me dicen: Mejor vamos a tu casa que estamos muy borrachas» con lo que el acusado vuelve a conducir hasta la vivienda de Cembranos.
Una vez llegan a la vivienda, «aparco, subo a la casa y me subo al baño», pero al entrar «el teléfono se conecta a la casa y se pone la musica». Tras salir del baño acude a la habitación y «empiezo a drogarme» y cuando baja -sin saber precisar el tiempo- «me encuentro a la chica en una posición muy rara y envuelta toda con cinta (se señala la cabeza)».
Ve a la otra acusada «pisando la cabeza, el cuello o algo así» de la víctima y le dice: «¿Qué estás haciendo, loca?», mientras en la puerta la Guardia Civil llama para conocer el paradero de la víctima a la que llevan buscando varias horas.
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El acusado niega haber dicho «ahí está la chica muerta», porque insiste en que no sabía dónde estaba el cuerpo.
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