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AGENCIAS
Londres
Viernes, 9 de junio 2017
La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, ha anunciado que formará el Gobierno con el apoyo en el Parlamento de los unionistas de Irlanda del Norte, para encabezar las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
En una ... breve declaración a la nación ante la residencia de Downing Street, May ha confirmado su decisión tras pedirle a la reina Isabel II el permiso para formar Gobierno a pesar de haber perdido la mayoría absoluta en las elecciones generales del jueves, convocadas de manera anticipada para ampliar su margen de maniobra para ese 'Brexit'.
La 'premier', que consiguió 318 escaños -ocho menos de los 326 necesarios para llegar a la mayoría absoluta-, ha asegurado que su Gobierno aportará "certeza" en un momento "crítico" para el Reino Unido a diez días del comienzo de las negociaciones del 'Brexit'.
May ha indicado que trabajará con "nuestros amigos y aliados del Partido Democrático Unionista (DUP)", que obtuvieron diez de los 18 escaños que tiene la provincia británica de Irlanda del Norte en la Cámara de los Comunes, formada por un total de 650 parlamentarios. En ese sentido, la líder 'tory' explicó que las dos formaciones han disfrutado de una "fuerte relación" durante años, lo que le da la confianza para seguir trabajando por el interés del país.
"Esto nos permitirá unirnos como país y canalizar nuestras energías hacia un acuerdo exitoso del 'Brexit' que funcione para todos en este país, asegurando una nueva asociación con la UE que garantice nuestra prosperidad a largo plazo", agregó. "Este Gobierno -añadió- guiará al país en estas conversaciones cruciales del 'Brexit' que empezarán en diez días y cumplirá la voluntad del pueblo británico al sacar al Reino Unido de la UE".
El nuevo Gobierno "trabajará para mantener a nuestro país seguro" tras los atentados terroristas de Londres -el pasado sábado- y Mánchester -el 22 de mayo-, explicó la líder conservadora. Esta Administración, subrayó May, cumplirá con la promesa de trabajar para que "la prosperidad y las oportunidades sean compartidas" por todo en el Reino Unido.
Ya en su primera intervención, cuando el recuento indicaba que había perdido la mayoría absoluta, May había declarado que el mayor número de escaños sugeriría que los suyos deberían encargarse de generar "un período de estabilidad". "Y eso es lo que vamos a hacer", indicó. Sin embargo, había resultado destacable cómo la 'premier' había avanzado lo que su partido haría, en lugar de ella personalmente, en defensa del "interés nacional".
"Es lo que siempre he intentado en mis años como miembro del Parlamento y mi resolución a hacerlo es la misma hoy que siempre ha sido", había añadido, considerándose sus palabras como una fuerte insinuación de que se preparaba para dar paso a un sucesor, no necesariamente de otras siglas.
Horas más tarde, May ha admitido que reflexionará sobre la pérdida de escaños, en un tono autocrítico que se distancia de esas declaraciones triunfalistas previas. "Obviamente, queríamos un resultado diferente (...) y, por supuesto, reflexionaré sobre lo que ha pasado", ha dicho en una breve entrevista concedida desde el interior de Downing Street a la cadena pública BBC.
May incluso ha pedido "perdón" a los 13 'tories' que, según los resultados oficiales, han perdido su asiento en la Cámara de los Comunes. "Lo siento por todos los candidatos (...) que no han tenido éxito y, sobre todo, por los colegas que eran diputados, (...) que han perdido sus escaños y que no lo merecían", ha indicado.
No obstante, la 'premier' ha insistido en el mensaje de que el Partido Conservador, aunque debilitado, "ha sido el que ha conseguido más escaños, el que ha conseguido más votos y el único en posición de formar gobierno", algo que hará con la ayuda de los unionistas norirlandeses.
Interrogada sobre si agotará los cinco años que tiene de mandato, ha rehusado contestar y se ha limitado a recalcar que "en un momento crítico" para Reino Unido, por el proceso de divorcio con la UE y la cadena de atentados de los últimos meses, "lo importante" es que haya un gobierno que defienda "el interés nacional".
"Lo importante en las negociaciones sobre el 'Brexit' es que tengamos la certeza de que hay un Gobierno capaz de seguir adelante con el plan para las negociaciones sobre el 'Brexit'", ha subrayado. Según ha revelado en la primera declaración, el proceso de ruptura con la UE comenzará "en diez días".
El pasado 18 de abril, May decidió convocar elecciones anticipadas cuando los sondeos sobre intención de voto le eran muy favorables y los conservadores llevaban una ventaja de casi 20 puntos frente a los laboristas del izquierdista Jeremy Corbyn, que finalmente ayer consiguieron 261 diputados, 29 más de los que tenían.
Según la dirigente 'tory', su objetivo era aumentar la mayoría absoluta a fin de contar con un mandato "estable y firme" en las negociaciones sobre la salida británica de la Unión Europea. En el momento de la disolución del Parlamento el pasado mayo, los conservadores tenían 330 escaños en los Comunes y los laboristas 229.
Pese a la presión interna de una mandataria que ha fracasado en su apuesta por el adelanto electoral, May ha decidido maximizar los 318 diputados obtenidos, a ocho escaños de la hegemonía, y sumar mediante una fórmula por concretar los diez del DUP para alcanzar la barrera de los 326 escaños que suponen la mayoría absoluta en Westminster.
Constitucionalmente es el partido que defiende su permanencia el que tiene la primera oportunidad de intentar aprobar en el Parlamento el denominado Discurso de la Reina, es decir, el paquete de medidas legislativas preparado por el ejecutivo de turno, un baremo fundamental para demostrar su capacidad de aprobar leyes en el Parlamento y, por tanto, de garantizar la gobernabilidad.
El calendario de la Cámara de los Comunes lo tiene fijado para el 19 de junio y, a priori, están establecidos seis días de debate en la misma semana en la que la Unión Europea tenía previsto comenzar formalmente las conversaciones para el divorcio británico, una de las grandes incógnitas de la campaña, convertida ahora en enigma dada la incertidumbre en torno al próximo Gobierno.
Incluso después de que Reino Unido certificase el 'Brexit' el pasado año, una vez más, el fantasma de la Unión Europea ha vuelto para atormentar a un mandatario conservador, tras el regicidio de Margaret Thatcher, las turbulencias de John Major a colación del Tratado de Maastrich y el suicidio de David Cameron con un referéndum más demandado en su partido, que en el país.
Theresa May había negado la posibilidad del adelanto electoral antes incluso de mudarse a Downing Street. Durante nueve meses lo había descartado en nombre de la estabilidad y de la prioridad que el Gobierno debía darle al Brexit, pero su ventaja en las encuestas y la aparente debilidad de su rival laborista la hicieron caer en una tentación que ya había hecho resbalar a su antecesor.
Animada por un reducido círculo de asesores, la 'premier' acabó convencida de que se encaminaba a una coronación que le permitiría ampliar su margen de maniobra para negociar, pero una cuestionable campaña, lastrada por errores estratégicos evitables que mostraron grietas en el liderazgo "fuerte y estable" que decía encarnar, provocaron una hemorragia en las encuestas que ha llegado hasta las urnas.
Su arriesgada apuesta por una convocatoria que, como el referéndum, no era un clamor entre la ciudadanía, dejó su continuidad letalmente expuesta al veredicto de las urnas, ya que cualquier resultado que no implicase una notable ampliación de la hegemonía parlamentaria de 17 que defendía supondría una derrota.
Sin embargo, ni los más pesimistas de su partido querían dar crédito a la posibilidad del parlamento sin mayorías anticipado por algunos sondeos, un desenlace que deja todas las opciones abiertas en materia de Brexit y que podría dilatar un proceso que comentó la cuenta atrás de dos años el pasado 29 de marzo.
Como consecuencia, el gran enigma de la campaña, que ninguno de los partidos quiso aclarar, afronta en el actual escenario sin mayorías más interrogantes incluso, sobre todo si el varapalo a May se interpreta con un rechazo del electorado a la salida dura planteada por la primera ministra con la salida del mercado único, de la unión de aduanas y de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Justicia.
Con todo, los tories no podrán hallar mayor responsable que su osada estrategia de jugarse las elecciones a la táctica personalista, apostándose la contienda a la carta del 'efecto Theresa May' con una campaña marcadamente centrada en una candidata cuya credibilidad quedó severamente cuestionada.
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