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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer, en un acto de su partido en Valladolid. EFE
El silencio de Sánchez sobre futuros pactos da munición a las campañas de Casado e Iglesias

El silencio de Sánchez sobre futuros pactos da munición a las campañas de Casado e Iglesias

El PP agita el miedo a la connivencia con el secesionismo y Podemos alimenta las dudas sobre un viraje hacia la derecha

Miércoles, 6 de noviembre 2019, 00:33

No fue un bloqueo sino parte de una estrategia prediseñada. Pedro Sánchez llegó al debate del lunes con la consigna de no caer en las provocaciones ajenas y atenerse a su guión, pero, un día después, su silencio sobre los pactos con los que aspira a desatascar la legislatura siguió alimentando las campañas y los discursos de sus dos principales rivales en la izquierda, Pablo Iglesias, y la derecha, Pablo Casado. El presidente del PP y la número dos de Unidas Podemos, Irene Montero, aprovecharon el flanco descubierto para sembrar dudas sobre las intenciones del secretario general del PSOE y tratar de disuadir a quienes se encuentran en terreno fronterizo entre sus partidos y el del presidente del Gobierno en funciones.

Los socialistas aseguran que esta vez salieron con buen sabor de boca de la contienda. «Cuando vas por delante -esgrime un miembro de la ejecutiva- de lo que se trata es de salir vivo y esta vez salimos mejor de lo que entramos». Hay quien admite que Iglesias fue el que más gustó al «votante potencial de izquierdas» gracias a sus réplicas a Santiago Abascal, pero ni siquiera esos, los que tienden a hacer análisis más críticos sobre las actuaciones de su secretario general, temen que se perdiera gran cosa. Otra cosa es que, en una campaña de lucha encarnizada por el voto indeciso, Sánchez fuera capaz de hacer conquistas. O que no dejara cabos sueltos.

Unidas Podemos lleva semanas advirtiendo de que Sánchez se prepara para dar un volantazo a la derecha en su próximo mandato y de nada sirvió que este rechazara de manera contundente el viernes una gran coalición con los populares. La confederación de izquierdas defiende que el mero hecho de que pretenda ser investido gracias a la abstención del PP prueba que sus tesis son ciertas y el hecho de que el persidente en funciones no rechazara la idea en el debate le refuerza en el argumento. «Ayer Sánchez se lo dijo explícitamente a Casado: 'Levántame el cordón sanitario -dijo en un acto en Pamplona-. ¿Alguien cree que es posible que el PP o Ciudadanos le den gratis su voto al PSOE?».

La número dos de Podemos dejó claro además que su partido se siente aún más ratificado en sus planteamientos por uno de los anuncios con los que Sánchez pretendió lanzar un anzuelo a los descontentos de Ciudadanos: la creación de una vicepresidenta económica para Nadia Calvino, la ministra de la ortodoxia presupuestaria, la que ya ha dejado claras sus dudas sobre la oportunidad de derogar ahora la reforma laboral de 2012 y ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de la 'mochila austriaca', que sustituiría a las actuales indemnizaciones por despido.

El mismo día en el que se conocieron unos datos de paro registrado que alimentan el temor a la desaceleración económica -los peores desde 2012 en un mes de octubre- Montero vaticinó que, de la mano de la exdirectora general de Presupuestos de la Comisión Europea, vendrán «recortes, privatizaciones y privilegios fiscales». Salvo que Unidas Podemos pueda evitarlo.

«Unir el voto»

En el otro lado del espectro político, Casado también trató de sacar punta a la ausencia de respuesta a su pregunta directa sobre alianzas postelectorales. «Se lo pregunté cinco veces. Hay silencios atronadores y quien calla, otorga -advirtió durante un acto en Santander-. El señor Sánchez contestó con su silencio que quiere volver a pactar, si fuera necesario, con JxCat y con Esquerra, y que no descarta la abstención necesaria de Bildu y de los proetarras de Otegi. Y eso es algo que le incapacitaría en cualquier país serio para seguir aspirando a la presidencia del Gobierno».

Los populares creen que la idea de un Gobierno 'Frankenstein' (término acuñado en 2016 por Alfredo Pérez Rubalcaba y tomado prestado después por el PP) puede ser un elemento positivo para concentrar el voto de la derecha en su líder, después de que el 28 de abril la división impidiera rentabilizar muchas de las papeletas destinadas a cualquiera de los tres partidos en escaños. Casado llamó así a «unir» el voto de PP, Ciudadanos y Vox « para mantener unida España».

Los socialistas defienden que su líder hizo un buen debate aunque no arañara muchos votos

Los socialistas, sin embargo, cuestionan la efectividad de esta estrategia. Aunque admiten que, como dice el PP, Casado venció claramente a Albert Rivera en el debate del lunes, la mayoría coincide en que Santiago Abascal salió muy fortalecido y eso, dicen, limitaría su capacidad de crecimiento después de varias semanas subiendo en las encuestas. Los últimos sondeos publicados, de hecho, ya reflejan un cierto estancamiento del PP, aparentemente incapaz de superar los cien escaños, frente a un avance de Vox al calor de los disturbios en Cataluña y la exhumación de Franco.

En el partido gubernamental alegan, además, que los números que se manejan en la Moncloa son mucho más halagüeños para sus intereses que los de las encuestas privadas y auguran una ventaja sustancial frente al líder de la oposición.

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