mercedes gallego
Nueva York
Viernes, 23 de octubre 2020, 23:26
El jueves fue la última vez que los estadounidenses vieron un debate presidencial de Donald Trump. Incluso si el mandatario gana la reelección el 3 de noviembre, la Constitución le limita a dos mandatos, por lo que no habrá otra oportunidad. Y si decidiera ... saltarse el espíritu y la letra de la Carta Magna, es difícil pensar que aceptase un debate democrático.
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Para esta última oportunidad celebrada en la Universidad de Belmont (Nashville, Tennessee), el mandatario eligió actuar como un candidato respetuoso y muy disciplinado, un papel que ha interpretado pocas veces en los últimos tiempos. Apenas el domingo pasado se levantó de la entrevista que le hacía la veterana presentadora de '60 minutes' Leslie Stahl y la dejó colgada, cumpliendo después su amenaza de reventarle la emisión prevista para el domingo al colgar antes la entrevista en Facebook, como venganza por haber sido «negativa y sesgada».
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«¡Has sacado desde el principio un montón de preguntas que son inadecuadas!», se le oye decir antes de levantarse de la silla con un «ya basta, vámonos». Stahl le había preguntado por el coronavirus y la economía, dos temas que ocuparon buena parte de su último debate el jueves por la noche, el día en el que EE UU batía su récord de nuevas infecciones con 77.000 casos. Y aunque había intimidado a la moderadora acusándola de «demócrata radical» en las redes sociales, una vez que se encendieron las cámaras y supo que tendría a 73 millones de espectadores enfrente, suavizó la voz y habló con tanta calma que en ocasiones seducía.
«Hasta ahora respeto mucho la forma en la que ha llevado este debate», llegó a decirle en medio de los 90 minutos de careo. Es cierto que su interrogadora, Kristen Welker, disponía de una poderosa arma que ya hubiera querido para sí Chris Wallace, presentador del debate anterior, que pasará a la historia por los malos modos de los candidatos hablando por encima del otro -Trump interrumpió a Biden en 128 ocasiones y éste al presidente en 44, según se cuente-. «Me da envidia», confesó Wallace. «Ya me hubiera gustado moderar un debate con un verdadero intercambio de ideas».
Trump. «Tengo grandes relaciones con todo el mundo. Creo que soy la persona menos racista de esta sala»
Biden. «No ha presentado ni una sola de sus declaraciones de impuestos. ¿Es que tiene algo que esconder?»
El presentador de Fox News pensó que el del jueves fue «un debate con sustancia», en el que los candidatos presentaron «dos visiones de país muy distintas». Tal vez por eso muchos se aburrieron, en particular los que lo oían con los cascos y no podían ver los exagerados gestos faciales de los candidatos, que no tenían otra forma de expresar su asombro o irritación al tener prohibido interrumpir a su rival. Con todo, Welker amonestó al presidente en 48 ocasiones y cinco a Biden.
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Acostumbrados al circo romano en el que se ha transformado la política estadounidense, los telespectadores se aburrieron y las principales cadenas registraron un 20% menos de audiencia que en la primera ronda del 29 de septiembre. Las lecciones de entonces demostraron que el presidente, al que se tiene por impulsivo e impredecible, puede ser muy disciplinado cuando se lo propone. Curiosamente, con ello decepcionó a algunos votantes, que lo tacharon de falso.
Aún así, el mandatario fue muy eficaz al pintar a su rival como una político de la vieja escuela «que habla mucho y hace poco», con un clan familiar que es «como una aspiradora» en «chupar dinero del bote donde quiera que esté». Todo el que vio el debate acabó sabiendo que Biden lleva «47 años en política y no ha hecho nada», o eso dice el mandatario. Y si bien el exvicepresidente fue muy incisivo en atacar a Trump por su mal manejo de la pandemia, ayer tuvo que aclarar que su Gobierno no representaría un nuevo cierre de la economía, como dice el republicano.
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Pero ni Biden cometió un error garrafal que le cueste el liderazgo, ni el mandatario impresionó tanto como para convencer al escaso 4% o 9% de votantes indecisos que encuentran las encuestas, según Forbes. La incógnita se mantiene y hasta puede que este 'reality show' tenga nuevas temporadas.
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