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Comenta este Odonista a varios de sus compañeros que visitan la ciudad por primera vez: «Paseemos por la calle Ancha, que ha sido miles de calles y ha servido de avenida para millones de leoneses a lo largo de toda su vida».
Quizás alguno de ustedes recuerde este párrafo anterior, extraído de los primeros artículos del Odonista, entusiasta de su ciudad. Y pasamos de una de las vías más conocidas de la capital a otra, que con diferente historia, no lo es tanto.
Caminamos desde el parque de la Granja hasta Pendón de Baeza, otra calle cuya historia también hemos desgranado meses atrás. Esta vez mis pasos no se dirigen hacia Santa Ana, o hacia el centro, sino que se pierden en mi urbanización, el lugar en el que habito y cuyas leyendas aún no han sido narradas. Continuamos la historia de la calle Moisés de León, o barrio mejor conocido como el Polígono X.
Siempre se han escuchado historias sobre el Polígono X. Seguro que ustedes, lectores apasionados de la sección, han comprobado, en el artículo de hace dos semanas, cómo en 1889, en el mapa que compartí, no existían marcas ni planificación alguna sobre la que se asentase la posible idea del Polígono X. Pero la curiosidad siempre nos ha llevado a creer que esa zona, por su riqueza agrícola y por su orografía hundida, fue parte de una gran laguna prehistórica que se fue secando con el tiempo.
Durante el siglo X, la zona era conocida por su fertilidad y por los prados que se extendían hasta la zona de las Lomas y el Torío, pero fue alrededor de 1985 cuando el barrio comienza a plantearse en los despachos de los arquitectos municipales y de las inmobiliarias. Prometían una zona austera, cargada de privacidad, y, muy a nuestro pesar, estanca.
Con todo ello, el paseo por el Polígono X es buscado por cientos de leoneses, entre los que encuentro muchas caras conocidas, por su gran amplitud de espacios para el esparcimiento y para el regocijo. Su cercanía al río y sus caminos que conducen a las Lomas lo hacen perfecto para aquellas personas enamoradas del vagar y del caminar, encontrando este Flâneur y Odonista un remanso de paz en el que cohabitar con sus vecinos.
Con un 100% de suelo edificado, y con una alta tasa de habitabilidad y rentabilidad, es el refugio perfecto para todos aquellos oriundos y extranjeros, ateridos por el bullicio urbano y deseosos de la búsqueda de la tranquilidad.
En el Pleno Extraordinario del 8 de Mayo de 1987 se le bautizó definitivamente como calle Moisés de León a la carretera que circunda al Polígono X, siendo este uno de los mayores cabalistas de España durante el siglo XIII. Nació nuestro Moisés en 1250 y recorrió durante su vida varias ciudades de España hasta alcanzar su madurez creativa y cultural, consiguiendo dominar la Cábala Judía y siendo un eminente defensor de los misterios de la misma.
Fue autor del Libro del Esplendor, y, en palabras de Armando G. Colino, quien ha sido un pilar fundamental para la redacción de esta serie de artículos, el propósito de Moisés de León pasaba por penetrar en el sentido místico de las palabras y exponer las emanaciones divinas, así como la situación de los hebreos en el mundo futuro.
Moisés de León fue un importante Cabalista dentro del núcleo judío de España, y llegó a enfrentar las posturas de Maimónides, desaparecido treinta años antes de su nacimiento, y a redactar y traducir parte del Zóhar, añadiendo también comentarios sobre diferentes exégesis de textos judíos. Su influencia en la capital dio nombre al barrio en el que el Odonista se interna en este momento.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
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