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Fuente de Santa Ana. Antigua localicación de Maderas Morán, 2024.
Fuente de Santa Ana. Antigua localicación de Maderas Morán, 2024. Daniel Casado.
El Odonista de la Ciudad de León

La desaparición del Rollo de Santa Ana

Los últimos años del rollo de Santa Ana y su reconversión | Un nuevo barrio aparece tras cuatro siglos de soportales

Miércoles, 10 de julio 2024, 08:11

En este artículo se va a realizar una inmersión en nuestro pasado para conocer los verdaderos motivos de la destrucción del arrabal de Santa Ana, cómo ocurrió y las fotografías que atestiguan el mordaz acontecimiento.

Dice la nota al pie de página que acompaña a algunas fotografías de Laurent: «Tiene León unas mil setecientas casas, aparte los arrabales, distribuidas en un centenar de calles, plazas y plazuelas, algunas modernas, pues extramuros se han levantado muy bellas edificaciones, especialmente en las inmediaciones de la vía férrea. Desde la estación se pasa al Bernesga, por un hermoso puente de hierro, viéndose a la izquierda el de piedra, y en seguida el magnífico convento de San Marcos, cuya belleza tendremos la ocasión de admirar. Las plazas principales son la mayor o de la Constitución, la del Mercado, la de San Marcelo, la de la Catedral; y entre las plazuelas, distinguiéndose las del conde Luna, San Isidoro, Descalzos, Puerta Obispo, algunas con magníficas fuentes de mármol y jaspe con grupos alegóricos. Por su aspecto típico de antigüedad, que tanto contrasta con la moderna edificación, el grabado reproduce esta calle de Santa Ana, tan característica con soportales y viviendas».

Imagen después - La desaparición del Rollo de Santa Ana
Imagen antes - La desaparición del Rollo de Santa Ana

Santa Ana puede ser reconocido como uno de los barrios más grandes de León, pues es de sobra conocido que llegaba hasta el antiguo estadio de la Puentecilla, ahora ya Alcalde Miguel Castaño. Aquí vemos el último reducto de los edificios adscritos al rollo de Santa Ana, que resultan atávicos y medievales. Y reconocemos el letrero del antiguo establecimiento de maderas, cuya estampa nos recuerda a la fotografía del anterior artículo, donde observamos cómo las lluvias habían provocado una terrible inundación.

Aparecen en nuestro horizonte imágenes como la siguiente, en la que vemos el estado, en color, actualizadas, de los soportales de Santa Ana, que antes se extendían desde la plaza del Caño, hasta la Puerta de Santa Ana, o lo que hoy sería la plaza de Riaño. Esta pequeña plaza, en su día, albergó una de las puertas que daba paso al interior del León bajomedieval, cuando nuestro rey Alfonso XI construyera las famosas cercas que hoy aún se conservan. En cuanto a las cercas, dos noticias. La primera, como ya sabrán, sobre los restos descubiertos tras el derrumbe de la casa en la plaza de Riaño. ¿Qué otros secretos esconderán las cercas de nuestra ciudad? Y la otra, un pequeño adelanto: como colofón a este fantástico mes de julio, elaboraremos un articulo con información sobre las cercas medievales y la muralla. Un mapa completo de todos los puntos candentes de la historia y un acercamiento definitivo a la historia de la muralla de León.

Pero no piensen que la pérdida de los soportales y del empedrado es antediluviana. No, queridos y pacientes lectores, pues el estado anticuado del barrio y las ínfulas del progreso de la ciudad obligaron, al final de la década de 1980, a elaborar un plan para «actualizar» la zona del barrio de Santa Ana. Como ven en muchas de las fotografías, apenas hace treinta y cinco años que la orografía urbana del terreno alteró la disposición de los soportales. Esta necesidad de cambio parte de la obligatoriedad de una entrada a León que pudiera estar preparada para dar cabida a los viajeros que, tanto en coche, como a pie, acudían a la ciudad de León, al centro a través de Alcalde Miguel Castaño, y que parecía compleja con el «rollo» en esas condiciones.

Imagen después - La desaparición del Rollo de Santa Ana
Imagen antes - La desaparición del Rollo de Santa Ana

El origen del nombre de la calle es muy curioso, y ya nos lo recuerda mi querido Armando G. Colino con su histórico callejero. Como ya apuntó nuestro compañero de aventuras, el Flâneur, en esta zona se ubicaban núcleos de vecindades judías, formando aljamas y grupos moriscos. Pero, en especial, había una poderosa familia en cuya cabeza se situaba Silván. En su honor fue bautizada así la calle de Santa Ana, (por supuesto, hablamos del siglo XIV y XV). La calle parecía estar centrada en producir manufacturas y artesanía, cuestión en la que los judíos y la comunidad morisca eran muy diestros. La construcción de la iglesia ya nos la ha narrado el Flâneur este lunes, por lo que no voy a redundar en este hecho, pero la calle pasó a llamarse la de Santa Ana, debido a la parroquia, y luego así el barrio, hasta nuestros días.

Y dieron comienzo los derrumbes, mientras cientos de personas observaban cómo sus casas eran demolidas y desaparecían con ellas cientos de años de historia que habían sido sustentados por las vigas de madera. ¿Qué habrían hecho ustedes? ¿Cuál es su postura? ¿Hubieran preservado los soportales y la fisonomía del barrio de Santa Ana? O hubieran hecho quizás, lo mismo que se hizo. Como siempre, leo con gusto su opinión en los comentarios.

Imagen después - La desaparición del Rollo de Santa Ana
Imagen antes - La desaparición del Rollo de Santa Ana

Con este proyecto en mente, siempre con carácter expansionista, los leoneses comenzaban, en 1987, a quedarse sin el Rollo de Santa Ana, sin los soportales, y sin la plaza del Caño a la que tanto habían acudido a rellenar sus calderos con agua. El arrabal se modernizaba, por la acción evolutiva del barrio, que deseaba dar la bienvenida a los nuevos turistas y oriundos, que deseaban contar, gracias a Pendón de Baeza y a Alcalde Miguel Castaño, con dos vías de acceso a la ciudad para llegar a través de Santa Ana a comunicar el centro de León

Como se pueden imaginar, no fueron muchas casas las que quedaron en pie tras el paso de las excavadoras. Otra que no lo hizo fue aquella en la que había llegado al mundo el revolucionario Buenaventura Durruti en 1896, apenas cien años antes de que lo hiciera este escritorzuelo que hoy redacta estas líneas. En su memoria, se levantó el monumento que hoy da la bienvenida al pequeño parquecito del barrio de Santa Ana, y que no ha levantado poca polémica.

Imagen después - La desaparición del Rollo de Santa Ana
Imagen antes - La desaparición del Rollo de Santa Ana

¡Qué curiosa estampa la del parque sin un solo árbol! Sin un solo banco y con una aglomeración extraña de personas que se agolpaba para ver cómo, apenas tres años después del comienzo de las obras, se inauguraba un espacio verde para el esparcimiento humano, canino y urbano. Por otro lado, las vigas de negrilla, de aquellos soportales, se perdieron para siempre, y fueron muchos los que las utilizaron como lumbre, convirtiéndose en cenizas el pasado de un barrio que había crecido a la sombra de las cercas de León.

Cine Lemy, lo que luego sería el Cine Kubrick y el Edificio Kubrick. Archivo Santos Flórez

Como último apunte, seguro que muchos de ustedes recordarán negocios emblemáticos del barrio, como el ya famoso Cine LEMY. Su nombre estaba compuesto, tal y como nos ha hecho saber el grupo de Imágenes para el Recuerdo de León, por las iniciales de las hijas del matrimonio que dirigía la sala de proyección. Luz, Elsa, María e Isabel. Fue sometido a varias reformas hasta que finalmente cerró sus puertas para ser convertido en la sala de multicines Kubrick, en la que hasta yo llegué a disfrutar de alguna película.

Son solo algunas las imágenes que, coloreadas, nos aportan una perspectiva sobre cómo era el barrio de Santa Ana, que este investigador no puede por menos que ratificar sin estar muy seguro de su fiabilidad, pues nunca llegó a disfrutar del esplendor de uno de los arrabales más importantes de León, que daba la bienvenida al peregrino que, avanzando a través de la sombra que ofrecían los soportales, se enamoraba de Santa Ana y de sus alrededores.

Nos alejamos de Santa Ana con la única intención de descubrir otros secretos de León. Esta vez, nos acercamos hasta la catedral y hasta una de esas calles desconocidas, que forman parte de nuestro callejero secreto y por las que no corren marabuntas de ansiosos compradores ni ilusionados visitantes, pero por las que corre el ímpetu de los leoneses, y ha sido testigo de nuestra historia. Hoy, su nombre es otro, pero, ¿sabrían a qué calle me refiero si hago alusión a la Canóniga Nueva?

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