Plaza de Guzmán el Bueno con la Casa Arriola al fondo. 1950. Archivo Santos Flórez
Edificios Emblemáticos de León

El edificio que cambió la arquitectura de León: La Casa Arriola

El análisis de una de las Casas más famosas de la ciudad, que se asoma a Guzmán el Bueno, y que cuenta con más de ochenta años de historia

Lunes, 4 de marzo 2024, 08:14

Bienvenidos, ilustres lectores, una semana más a esta nuestra ya idílica sección en la que exploramos la arquitectura de León de la mano de un completo inexperto en la materia. No se escandalicen, queridos amigos, pues ya saben que este Flâneur no utiliza un vocabulario ... científico ni correcto en cuanto al arte de la construcción de los edificios, pero se maravilla con su presencia en nuestro panorama urbano y cuenta las historias y las leyendas con las que hemos crecido los oriundos.

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Como ya sabrán, mi compañero, el Odonista, cuya personalidad ya se impone en nuestra redacción, pues me pica con su curiosidad, estudia pormenorizadamente la historia de la glorieta de Guzmán el Bueno, su estatua, su fisonomía orográfica y su importancia para la historia de nuestra ciudad. Y ya conocen al completo la Casa de los Picos, o la Casa Cóndor, que al fin y al cabo son la misma.

Pues bien, con objeto de continuar nuestra aventura, demos comienzo a una nueva investigación, que tiene como objeto a una casa que, en un principio, resulta palidecer por la grandeza de la Arce, o la llamativa estructura de la Huevera, o por la infinita historia del Sanatorio Miranda, pero que resultó, en su tiempo, rompedora, dinámica y llamativa. Les presento a la Casa Arriola.

La Casa Arriola

Para poner un poco en contexto al lector desubicado, la Casa Arriola se localiza en la esquina entre Avenida Roma y Ordoño II, en un lugar predilecto, asomando sus balcones a la estatua de Guzmán, que ya la ha visto crecer desde los años cuarenta.

Casa Cóndor y lugar en el que se ubica ahora La Casa Arriola. ca. 1929. Santos Flórez

Nos encontramos en plena Guerra Civil, y la pudiente familia, que dio comienzo a esta línea genealógica con la unión de Arriola y Sánchez Fernández-Chicarro, despuntan en un panorama leonés que, afectado por el conflicto bélico, observa cómo un edificio se eleva en el centro de León.

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Planos originales de la construcción de la Casa Arriola, 1939. Archivo Municipal de León

Es Asunción Sánchez Fernández-Chicarro, la madre de familia, la que solicita a Ramón Cañas del Río y a Juan Torbado Franco un proyecto para levantar la Casa que llevaría para siempre el nombre de la familia.

Planos originales de la construccion de la Casa Arriola. 1939. Archivo Municipal de León

Detengamos nuestra redacción aquí. Pues seguro que ha escuchado hablar de estos ilustres arquitectos que cargaron sobre sus espaldas el peso del progreso en la ciudad de León. Junto a Guisasola, fueron los responsables del movimiento arquitectónico moderno de la urbe. Conocerán la historia de Guisasola, pues fue el encargado de levantar nuestra querida Imprenta Moderna y el Sanatorio Miranda, que ya hemos explorado.

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Pero Ramón Cañas del Río y Juan Torbado tienen una importancia sustancial en esta parte de nuestra historia, pues implementan un estilo vanguardista y moderno, intentando superar el clasicismo y el eclecticismo presentando proyectos diferentes y rompedores, como es el caso de la Arriola.

Planos originales de la construcción de la Casa Arriola. 1939. A.M de León
Planos originales de la construcción de la Casa Arriola. 1939. A.M. León

Muchos investigadores y expertos, como Chica o Algorri, reconocen que pueden estar muy influenciados por el Expresionismo Alemán de los años 20, o por el experimentalismo madrileño, que diría Ovidio. Fíjense que su exterior no llama hoy nuestra atención. Imagínenselo, se lo suplico, en un León repleto de edificios clasicistas, chalets ornamentados hasta la saciedad y edificios elevados, como la Casa Arce, que despertaban los juramentos de los viajeros que llegaban a la Estación del Norte.

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Sus marcadas líneas ondulantes, y su característica forma sentaron cátedra en la ciudad de León, que vio cómo el plantel arquitectónico de la urbe se adaptaba a los nuevos tiempos.

Proyecto de la Casa Arriola. 1940.

¿No les parece extraño, que al final de la Guerra Civil, con la censura, la pobreza, y la represión que sufrían los leoneses, se permitiera levantar un edificio de tales características? Podría pensarse que los promotores, o los arquitectos, gozaban de algún tipo de trato de favor con el régimen, o, como asegura Algorri, cuya guía arquitectónica también les recomiendo visitar, pudiera deberse a la velocidad con la que la ciudad de León se desarrollaba, no dejando espacio la interpretación del significado de un edificio.

Plaza de Guzmán el Bueno durante la construcción de la Casa Arriola. 1939-1940. Santos Flórez

Disfruten, como lo he hecho yo, de esta fotografía, que data de principios de los años cuarenta, cuando el paseo de la Condesa era deglutido por el cieno, y más allá del río apenas había edificaciones, de la elevación y construcción de la Casa Arriola, que ven con andamiaje, mientras el avión sobrevuela una plaza de Guzmán abarrotada.

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No se extrañen, si al pasar por la glorieta de Guzmán con su coche, observan a un descuidado peatón, con una Tablet en la mano, su característico abrigo negro y su pelo largo alborotado tomando fotografías desde el interior de la plazoleta que sirve como vivienda a la estatua de Guzmán. Sin que sirva a la población para alentar a realizar una temeridad, les aconsejo que se crucen, siempre que el tráfico lo permita, hacia las rotondas de nuestra ciudad, como la de Guzmán o la de Santo Domingo, pues pocos son los que se atreven a ello, siendo perfectamente posible, legal y hasta recomendable. Obtendrán una vista de la que nunca antes han disfrutado sus ojos y podrán sentirse como estas personas, que al pie de la Estatua de Guzmán disfrutaban de un tentempié, suponemos tras una larga jornada de trabajo, mientras a sus espaldas sentían la mirada impertérrita de la Casa Arriola.

El edificio rompe con lo establecido por los cánones del barroquismo y por el academicismo, dejando tan solo lo útil, lo práctico y eliminando cualquier ornamento que dificulte la visión directa del edificio.

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Plaza de Guzmán el Bueno y Ordoño II. ca. 1962. Santos Flórez

Pero lo que llama la atención, por encima de todo lo demás, es la falta de vértices. Como ven en las imágenes, aun siendo los edificios a su alrededor (y más cuando existía la Casa de los Picos) elegantes muestras de rectitud, de verticalidad y repletos de esquinas, la Casa Arriola aporta este valor fundamental a la plaza de Guzmán el Bueno, para aparecer en el panorama arquitectónico con una disposición circular, sin vértices que empañen la visión de la Casa.

Guzmán el Bueno. ca. 1953. Santos Flórez

Otros edificios también son representativos de este movimiento y de los arquitectos que lo firman, como el sito en Avenida Roma 18, muy cerquita de la Arriola. Carece también de esquinas en los vértices y ofrece una estructura casi futurista.

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Pues asómbrense más al recibir la noticia de que el proyecto data de 1933. En aquel momento, casi contemporáneo a la Casa Miranda o a la Casa de la Imprenta Moderna, debió significar un cisma entre la arquitectura clásica y este nuevo y rompedor movimiento.

La Casa Arriola ha sido testigo y protagonista de nuestra historia. Y muchos hasta la han visitado por dentro, debido a que en ella o han habitado o han acudido a ciertos profesionales que allí desempeñaban su labor. Recuerdan muchos al Dr.Germán Zimmerman, quien se estableció en León, que aun poseyendo nombre alemán, había nacido en la ciudad y hablaba perfectamente el idioma. Pero lo curioso es que el Dr. Zimmerman atendía, en el Palacio del Pardo, a la mismísima familia Franco, o eso cuentan las leyendas.

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Alzado de la Casa Arriola. Periódico de la época.

Pero, si hay una familia que haya despuntado por su importancia y, y más que por ello, por la tragedia que les acompañó, fue la propia familia Arriola. En el año 1940, Asunción encarga, como ya vimos, el edificio, pero su familia sufre, cinco años después, la mayor de las pérdidas, con motivo de la Guerra Civil y sus efectos secundarios.

Quédense, queridos lectores, a conocer la historia de la familia, que respetuosamente contaremos, y en cuyo artículo, el de la semana que viene, hablaremos superficialmente del secuestro del nieto de Arriola y Asunción, Emilio, del que seguro ya habrán oído hablar.

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Acompáñenme en este paseo por la historia, sigan conociendo las leyendas que rodean a los edificios más emblemáticos de León.

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