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Ya con enero en su tercera semana, y llegando al fin de los artículos concernientes a la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, es turno de hacer un balance significativo acerca del recorrido que hemos seguido hasta llegar aquí.
Se levanta, hace siglos, cerca de la intersección entre Padre Isla y Suero de Quiñones, una pequeña Iglesia que en 1946 es derribada bajo imposición del entonces párroco, que busca ampliar la iglesia, consiguiendo un templo más grande y una feligresía mucho mayor. Los terrenos se compran por el Ayuntamiento y se plantea la transformación de la plaza de Renueva, pero se reparten, entre los vecinos, los gastos de dicha reforma.
Años después, mientras levantan la nueva iglesia de San Juan, reciben, de Santa Olaja de Eslonza, la fachada de Monasterio de San Pedro de Eslonza, que rescatan y colocan como nueva fachada de la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva. Conozcamos la inmensidad de la Iglesia de San Juan y San Pedro para concluir con su narración y dar a conocer la historia desde 1952 hasta nuestros días.
La construcción de la iglesia es obra de Juan Crisóstomo Torbado y se llevó a cabo entre 1947, año en el que es derruida finalmente la iglesia de San Juan de Renueva, y 1953, año en el que es inaugurado el nuevo edificio, concretamente el 29 de agosto. Tres naves conforman el entramado y una cruz latina, al más puro estilo renacentista, siguiendo la influencia de la fachada, que también posee tintes del periodo citado.
Pero permítanme, antes de nada, compartir con ustedes estas maravillosas fotografías que comparte con todos nosotros Jorge Díez, y que tienen a bien enseñarnos cómo los obreros de la época, en la mitad del siglo XX, colocaron las piezas de la fachada del Monasterio de San Pedro de Eslonza, en el solar de la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva para conocer la ubicación concreta de cada una de ellas.
Desde arriba, la visión es mucho más esclarecedora, pues se reconoce la fisonomía de la fachada, que luego estará integrada en el cuerpo de la Iglesia.
Pero estas imágenes, que nos muestran cómo trabajaban los obreros de la época, saca a relucir el cuidado y el esmero con el que trasladaron las ruinas del Monasterio de San Pedro de Eslonza hasta el centro de León, donde se levantó, piedra a piedra, la enhiesta Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva.
Aunque el párroco recibió 350.000 pesetas por la venta de los terrenos, y la construcción de la iglesia, como hemos visto anteriormente, se calculó en alrededor de 240.000 pesetas, este recibió una suma de 25.000 como ayuda para la construcción de dicha iglesia.
La portada hace honor a su grandiosa figura, pues, como bien saben ya los lectores, fue rescatada del Monasterio de San Pedro de Eslonza, en Santa Olaja de Eslonza, en la zona municipal de Gradefes, allí donde proliferan los monasterios medievales y renacentistas. Se podían localizar entonces, en el piso inferior de la fachada, que fue concebida a modo de retablo, las imágenes de los santos San Adrián, Santa Natalia; San Benito y San Bernardo en el superior y a San Pedro en el centro.
Se dice que tras la ya famosa desamortización de Mendizábal, el Monasterio quedó abandonado y cayó en manos privadas. En concreto, la desamortización, que favoreció al estado, y bebo de las exhaustivas fuentes de Investigación de un artículo publicado en 2011 en el Diario de León, pues las posesiones y las piedras que allí quedaban fueron vendidas a la familia Calderón en 1880, en realidad a un hermano de los últimos monjes benitos.
Si el lector y la lectora es un tanto aprensivo, le recomendaría apartar su mirada del monitor durante breves líneas, pues según describe la investigación, gran parte de los herederos de aquellas tierras perecieron de diversas maneras, pero siempre tempranas, como si poseyeran una maldición que acompañaba a los dueños de las ya ruinas del Monasterio de San Pedro de Eslonza. La propiedad se describía como un «edificio en ruinas que fue convento de los monjes benitos, sito en santa Olaja de Eslonza, cuya superficie ocupa 125.982 pies cuadrados. Todo el cercado mide 486 hectáreas».
Según cuenta un heredero de la familia, Felipe Álvarez-Estrada Días San Pil, dueño por aquel entonces del Monasterio, vendió los terrenos a la Iglesia, por 100.000 pesetas. Su condición de exconvicto y de comunista confeso le colocaron en una situación muy peliaguda, en la que reconoció la necesidad de deshacerse del patrimonio allí abandonado. Pero no vendió las tierras, al menos no por aquel entonces, pues tan solo cedió los restos a don Eladio tejedor Alcántara, párroco de la Iglesia de Renueva, y al obispo Almarcha, que reprendió a Felipe cuando este quiso que las ruinas fueran eliminadas de su propiedad en menos de dos años, cuando luego tardaron más de diez.
Pero don Eladio afirmaría que ningún estamento religioso había sacado una sola piedra de Eslonza hasta 1953, y que de haber sido alguien, habrían sido los especuladores caminantes solitarios que precisaban de piedras para rellenar los huecos de sus propias casas. Poco tiempo después, falleció su esposa, María Fernández Castrillón, también reconocida como dueña del Monasterio de Eslonza.
En 1953 se inaugura la nueva y flamante iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva. Es curioso ver el avance del tiempo, pues durante aquel año, la Iglesia presidía la zona incorrupta de Renueva. Ahora, setenta años después, los edificios han abrazado al compendio, que sigue gozando de grandiosidad, pero rodeada de un progreso que no ha podido parar.
Incluso en esta retrospectiva de la misma época podemos ver la vista que debía tener San Marcos de la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, sin ningún edificio que obstaculizase su contemplación. Hoy, observamos la explanada ya transformada, con la aparición de varios edificios y de un novedoso Auditorio.
En la siguiente imagen podemos observar una postal muy curiosa, pues con San Marcos todavía repleto de vehículos, y la famosa gasolinera, ya demolida, dan la bienvenida a un León, en el que atesora, en la parte trasera, una magnífica Iglesia de Renueva que se yergue por aquel entonces por encima de todos los edificios.
Numerosas han sido las labores de manutención y conservación de la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva hasta conseguir la magnificencia de la que goza en la actualidad.
Una de esas medidas, fue la sonada restauración de la cubierta del cuerpo de la iglesia y de la cúpula con pizarra natural. Según el Padre Jenaro Barreales, «se retiraron todas las pizarras de la cubierta, que estaban en muy mal estado, así como la carbonilla sobre la que estaban asentadas, para pasar a colocar los rastreles, después madera machihembrada, luego una tela asfáltica, después otra serie de rastreles y por último todas las nuevas piezas de pizarra, dispuestas una a una, de menor a mayor tamaño».
Ya por último, se inaugura, en junio de 2023, el nuevo retablo, encargado a Elena Giménez Balmori y dedicada de manera monográfica a los veinte misterios del Santo Rosario. Las pinturas, sobre lienzo dispuestas en cruz sobre el trastero de la iglesia, son rematadas por un ático inspirado en la Santísima Tirnidad.
Esta maravillosa obra de arte ha supuesto un gran reto, pero ofrece un retablo acabado digno, tanto de la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, como de su historia, que, como ya han visto, es cuando menos curiosa y eterna.
Abandonamos la iglesia observando sus dos grandes torres, que se yerguen por encima del panorama arquitectónico leonés. Su pasado es majestuoso, y prueba de ello son los testimonios de todos los feligreses que desde su construcción en 1953, la visitan. Debe su recuerdo a la primitiva Iglesia de San Juan de Renueva, de la que ya hemos hablado y que resulta ser el germen de este grandioso templo, construido también utilizando parte de la fachada del Monasterio de San Pedro de Eslonza, cuyo nombre ha sido adoptado también por la presente iglesia.
Contemplo el zenit de sus torres y me imagino a los privilegiados leoneses, allí encaramados, sintiéndose dueños de todo el horizonte, por controlar su altura y por disfrutar de la vista de una ciudad preciosa, en la cima de uno de los Edificios más emblemáticos de León.
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David González
Lourdes Pérez, Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled y Álex Sánchez
Natalia Reigadas | Badajoz y Sara I. Belled (gráficos)
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