
Leyendas, secretos y curiosidades del Palacio Conde Luna han pasado de generación en generación, algunas con más misterio que otras, pero todas con su encanto.
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Este edificio, que parece olvidado al paso del tiempo, en una localización un tanto separada del núcleo callejero y encajonado en una esquina no es sino uno de los palacios más importantes de León. Beberemos de las investigaciones de Margarita Torres, quien formase parte de las diferentes prospecciones y quien fuese responsable del estudio del edificio antes de ser reconvertido al actual Palacio de los condes de Luna.
El Palacio de los condes de Luna ocupa uno de los recodos de la muralla romana original, en su interior, por lo que se han hallado, en varias prospecciones, restos de alto valor histórico que datan de la primera construcción de León. También se observa, de la época medieval, un sistema constructivo de doble aparejo de mampostería, de cantos rodados y relleno el espacio anterior con calicostro de piedras de menores dimensiones. Corresponde al periodo del siglo XVI. El compendio de las excavaciones realizadas por Fernando Miguel entre 1987 y 1996 se encuentran recopiladas en el libro Palat del Rey de Margarita Torres, y en la memoria de obra localizada en el Archivo Municipal que con gusto me acercaron Cintia y Magín.
El Palacio de los Condes de Luna se levanta junto al regio palacio levantado por Ramiro II que correspondía a la parcela más cercana a la calle Ancha que comunicaba casi toda la manzana hasta lo que hoy es la iglesia de San Salvador de Palat del Rey. Las crónicas nos aseguran que Ramiro II había levantado este regio monasterio dedicado a San Salvador, en honor a su hija, Elvira Ramírez. Pero es en el siglo XI cuando el Palacio Real de Ramiro II, que parece que se encontraba dentro del cenobio, o los restos que aún remanecían de él fueron trasladados a las cercanías de San Isidoro, por orden directa de Fernando I y doña Sancha, al desear unificar el culto religioso en aquel lugar.
Pero en referencia al Palacio sobre el que gira el artículo, debemos ubicarlo ya en las crónicas en 1609, cuando Fray Prudencio de Sandoval y el Padre Yepes recogen de esta manera la localización precisa del palacio:
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«Otro muy ilustre llamado Palaz del Rey, porque fue fundado en el palacio del rey don Ramiro, y se hizo aquella fábrica para la infanta doña Elvira, y estuvieron en el enterrados los reyes bienhechores de San Claudio, don Ramiro el segundo y Ordoño el tercero, y don Sancho, que llamaban el gordo, y con tener tantos estriuos, y apoyos, con prendas de cuerpos reales, aun a penas saben oy en León señalar el sitio: porque en esto ay opiniones, pero yo creo que a donde están agora las casas del conde Luna. (Torres, p. 86)
Por lo tanto, desde el Siglo XI hasta que los Quiñones adquieren los espacios mencionados, todos estos solares y casas son reconocidos como las cámaras del rey, o Palacio del Rey, formando parte de las estancias del aquel desaparecido Palacio de Ramiro II.
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En el siglo XIV serían adjudicados los terrenos a Pedro Suárez de Quiñones, y entiendan, cómo no, que hay una intrahistoria familiar muy curiosa en el núcleo de los Quiñones, pero que por una cuestión práctica, nos vemos obligados a resumir en directos esbozos de su trayectoria.
Como habrán ya visto en los planos confeccionados por Torres, del Palacio original apenas se conserva la estructura central de la fachada y un torreón renacentista que está datado en el siglo XVI. La heráldica del conjunto es muy clara en cuanto a su origen. El escudo de los Quiñones, que ocupa el centro del pórtico, y dos de la familia Bazán, cada uno a un lado del anterior, sobre un balcón llamativo con columnas del estilo ramirense. Estos dos escudos citados pertenecen, como bien hemos apuntado, a la familia Bazán, pues es Juana González de Bazán quien contrajera nupcias con Suero de Quiñones.
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Durante varios siglos fue utilizado por la familia Quiñones hasta que Enrique IV, concediese, en 1462 a Quiñones don Diego Fernández Vigil el título del conde de Luna. Sería en esta época, alrededor de la figura de Francisco Fernández Vigil de Quiñones cuando se urdiría la trama para asesinar al obispo Vergara por los parientes del canónigo Cabeza de Vaca y que ha dado pie a la fantasmagórica historia del espectro que ocupa el Palacio de los Condes de Luna.
¿Sabían ustedes que, todas las noches, al ocupar la oscuridad el espacio que llenaba de luz el sol, el espectro del Palacio de los condes de Luna comienza a vagar por los pasillos del edificio, atemorizando a los funcionarios y a los investigadores que aún sufren su extraño comportamiento?
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Efectivamente, queridos lectores. Entre sus paredes se esconde el recuerdo de aquel obispo de la catedral, quien fuera asesinado a sangre fría y persiguiese, aún en la muerte, a sus traidores. Pero, como comprenderán, nos estamos quedando sin espacio, y eso será motivo de otro de los artículos dedicados al edificio.
Volviendo al Palacio y a su historia, es en 1787 cuando se tiene constancia de las primeras alusiones directas a las casas de luna, recogiendo esta información en el Archivo Municipal de León en el dosier de D. Antonio Ponz: «Fuera de las Iglesias no faltan en León algunos edificios dignos de mencionarse. La casa que llaman de Luna, perteneciente a los condes de ese título, es bastante grande y suntuosa, sin embargo de que no se acabó de construir y se ve que las ideas eran mayores como manifestaban las columnas de un patio empezado a espaldas del que hoy existe».
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Cómo me siento retratado por este Flâneur del siglo XVIII, que recorría las calles de León buscando y persiguiendo la historia de los preciosos Edificios Emblemáticos de nuestra ciudad, tal y como el autor de estas líneas realiza en el primer cuarto del siglo XXI. Apenas tres siglos nos separan, y las diferencias son muy escasas.
Por último, cabe mencionar el famoso torreón, que bien pudiera competir con otros cubos de la muralla en altura, esbeltez e importancia, ordenado construir por doña Catalina Pimentel, quien se casase con don Claudio Vigil de Quiñones y fuera una de las grandes impulsoras de la cultura del renacimiento en León. Fue entre los años 1572 y 1588, bajo las órdenes de aparejadores que estaban al servicio del mismísimo Juan de Rivero Rada.
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La fachada original ha sufrido varios cambios desde su construcción, pero siempre ha mantenido su estilismo y su ornamentación medieval y renacentista. Por otro lado, ¿sabían ustedes que existió un Tribunal de la Inquisición en nuestro querido León y que este se ubicó en el Palacio de los Condes de Luna?
¿Y qué ocurrió con el Palacio durante los siglos posteriores? Quizás no se acuerden, pues en ocasiones la memoria comete errores y obliteraciones y conduce a equívocos, pues ni yo mismo me acuerdo cómo era un solar abandonado hace apenas dos o tres años cuando ahora lo ocupa un lustroso edificio, pero el Palacio de los Condes de Luna fue prácticamente declarado en ruinas, ocupado por negocios y almacenes en la década de 1980 y derruidas varias de las partes que lo confeccionaban.
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¿Qué ocurrió, al albor de un nuevo siglo XXI, cuando comenzasen los leoneses a darse cuenta del valor de este cuerpo arquitectónico. Descubran cómo el Palacio del Conde Luna casi llega a convertirse en el Museo de la Semana Santa en el próximo artículo de Edificios Emblemáticos de León.
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