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El nuevo artesonado y dos de las personas clave en el proyecto. Sandra Santos
Patrimonio leonés

El pueblo de León que ha salvado su iglesia con una iniciativa popular: «Es algo heroico»

Una iniciativa popular ha permitido rescatar la iglesia de Palacio de Torío que amenazaba con derrumbarse | Rifas, calendarios, sorteos o apadrinando tejas, además de otras subvenciones, han permitido recaudar 100.000 euros para un artesonado

Sábado, 19 de abril 2025, 09:21

Los parroquianos de Palacio de Torío y Abadengo asumían una profesión de riesgo cada vez que acudían a la iglesia del pueblo. Desde hacía tiempo, los feligreses veían como una lona cubría sus cabezas y cuando llovía el agua se colaba en el interior del templo. Todo un peligro para la iglesia de San Andrés Apóstol que amenazaba con engrosar la lista negra del patrimonio leonés que se ha venido abajo en los últimos tiempos.

Esta situación llevó a poner en marcha una iniciativa popular para salvar la iglesia de Palacio de Torío. En 2022, empujados por Wieslaw Jan Zabek, conocido en el pueblo como Frank 'el polaco' -que es donde procede-, se convocó en concejo a todos los vecinos para explicar una posible solución, a imagen y semejanza del proyecto de rehabilitación que se había llevado a cabo en Valcabado.

La idea estaba sobre la mesa, pero faltaba el dinero para materializarla. Las juntas vecinales se comprometieron a aportar fondos para comprar la madera que, posteriormente, serviría para que la Escuela de Oficios de León ejecutara en un curso de verano el nuevo artesonado que cubriría la iglesia.

Y se creó la asociación Samartino, fundada por Carmen Valbuena, desde donde se realizaron diferentes actividades para incrementar el presupuesto y que la nueva cubierta tuviera el resultado que tres años después se ha logrado. Fue con rifas, calendarios, comidas, concursos y el aprovechamiento de las tejas del antiguo tejado como poco a poco se fue recaudando dinero de los vecinos. El remate lo puso el Obispado de León con otra partida presupuestaria y la Fundación Cepa que restauró y recuperó la cúpula que recoge el presbiterio.

Más de 100.000 euros se han logrado en estos tres años para que esta semana, aprovechando la procesión del Domingo de Resurrección, la iglesia de Palacio de Torío resucite y vuelva a tener actividad.

«Un pueblo sin iglesia se queda un poco cojo. Tiene valor patrimonial, pero también es punto de encuentro», reconoce Carmen, artífice de que este proyecto haya salido adelante. La recuperación de esta parroquia, datada en 1701, supone «un orgullo» para el pueblo por evitar ser noticia. «Leemos últimamente que se caen muchas iglesias en León y nosotros nos hemos adelantado; preferimos ser noticia porque la hemos restaurado y la vamos a poder disfrutar».

Han sido muchos los vecinos que se han implicado en el proyecto. Desde la limpieza de paredes, el desmontaje del pórtico y los tejados o el apadrinamiento de una teja -que decorarán la nueva pared del templo-, casi todos «en mayor o menor medida» han puesto su granito de arena para rehabilitar la iglesia de San Andrés.

El polaco que recupera la iglesia

Y si alguno destaca por encima de todos ha sido Frank, quien se percató del problema estructural que presentaba la iglesia cuando se desprendió parte del alero de ladrillo. «Haciendo la obra nos dimos cuenta de que la cubierta estaba muy afectada». Su experiencia le llevó a convocar al pueblo y animarle para que pusiera se pusieran en marcha lo antes posible. «El camino era muy difícil porque faltaban fondos, pero tuvimos suerte y una parte importante la pusieron el Obispado de León y las juntas vecinales, además de los vecinos». Con ese dinero han podido dar el paso más importante, aunque aún queda labor al ser un templo a nivel de río y que sufre mucho de humedades.

La cubierta «sencilla y recubierta de baldosas de barro» suponía un peligro por el desprendimiento que empezaba a sufrir. Por ello se puso en contacto con el Centro de Oficios, donde Agustín Castellanos se encargó de dibujar el proyecto y el taller de Ricardo Cambas fue el lugar para su ejecución. Ambos habían recibido ese mismo año el premio Richard H. Driehaus por la recuperación del oficio de ebanistería.

El nuevo artesonado estuvo un año almacenado hasta recaudar los fondos necesarios para colocarlo. Una nueva cubierta que ha subido el valor de esta pequeña iglesia en una iniciativa «que no hubiera sido posible si no es por las ganas de la propia gente del pueblo. Es una obra heroica», insiste Frank.

Este Domingo de Resurrección, Abadengo y Palacio de Torío estrenarán las nuevas paredes de cal natural, la electricidad, el alumbrado, el pórtico, la cubierta y el presbiterio de su renovada iglesia. Una apuesta vecinal para recuperar el centro religioso, y también social, de esta zona de la ribera.

La nueva cubierta de la iglesia

La armadura está realizada en madera de pino y madera de abeto alistonado con un acabado de laxur al agua para darle un tono de color. Es una estructura a dos aguas, con estribado atirantado con dobles tirantes sobre canes moldurados. Los faldones están realizados con la técnica de par y nudillo, muy frecuente en las armaduras de cubierta históricas españolas desde la edad media. Y está decorada con motivos de lacería de estrellas de ocho apeinazadas, ya que se combinan las piezas estructurales: pares, nudillos y peinazos con taujeles o pequeños listones complementarios para desarrollar una composición de geometrías que generan la ilusión del entrelazo.

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