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«Solo quiero que estés bien», «Cuando quieras voy a verte», «Estoy aquí para lo que sea, lo sabes», «Te quiero mucho». Estos son algunos de los mensajes que salieron del móvil de Paula para José Carlos. Mensajes que se enviaron el 2 de abril, en un momento en el que la pareja parecía volver a retomar la relación después de que Paula perdonase nuevamente una de sus agresiones en el mes de marzo, según han declarado diferentes testigos.
Unos mensajes que fueron respondidos por el acusado con estos otros: «Demuéstrame que te importo», «muchas gracias por todo, ya me contó mi padre y siento mucho la verdad», «yo también te quiero a ti», «gracias por estar ahí, me demuestras mucho como persona», «yo me puse mal y me obsesioné y pido perdón».
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Las frases que ambos intercambiaron por Whatsapp fueron leídas en la última jornada del juicio. Un ejemplo más para la acusación particular de que había una clara relación entre ellos. Pero además de uno de estos mensajes se desprende que Paula pensaba que el comportamiento de José Carlos con ella era culpa de las drogas: «Tu me has tratado mal, pero porque tienes un problema de auto control… No me falles nunca más por favor».
El 18 de abril de 2021 Paula y José Carlos se ven por la tarde y tienen, según los testigos, una discusión porque él había consumido cocaína con anterioridad. Tras esa bronca ella le lleva a León y luego regresa a Mansilla con unos amigos donde estuvo tomando algo en un bar y luego en casa de otro amigo hasta que se fue a la suya.
En ese momento, Paula vivió un calvario de mensajes, llamadas y acoso por parte del acusado. Una situación que presenciaron y relataron los testigos que estaban con ella ese día y que en la última sesión el juicio el jurado popular y los presentes en la sala han podido sentir cuando la letrada de la acusación leyó uno a uno los mensajes que José Carlos le mandó a la joven.
El primero de ellos fue de perdón: «Yo no quiero ir a ningún lado, solo estar contigo y estar bien. Te quiero mucho Paula, perdona la cagada de hoy, siento mucho lo de hoy, he estado mal estos días por ti y sé que no es disculpa pero me aíslo con eso, perdón».
A pesar de la discusión, la joven leonesa volvió a perdonar a su pareja y durante poco más de dos horas el actual acusado se relaja y cesa en su acoso. Pero a partir de las 20:00 horas de esa tarde, cuando ella va a casa de un amigo con otras personas, vuelven los mensajes de acoso. «Que son y 20», «esto es lo que a mi me raya, que lo leas y no pongas un gracias», «y tu me quieres?», «manda cojones», «no se quien serán los otros pero pasarlo bien y usa los condones nuestros si quieres, que luego me dices que te preño«.
Cinco mensajes y empiezan las llamadas, los presentes en la casa son conscientes de lo que está pasando y así lo han reflejado en las diferentes sesiones del juicio en las que han declarado. Paula ya parece cansada de este control e intenta ignorar las llamadas, por lo que él sigue escribiendo.
«Ríete de otro», «no tienes corazón», «vende motos», «grande eres porque juegas con la mente», «por qué me haces esto» (haciendo referencia a no coger el teléfono), «cojones», «no tienes valor para cogerlo y dar la cara?», «eres una sin vergüenza, no me jodas».
Mensajes que siguen durante una hora, tal y como se puede comprobar del extracto de los mismos que la Policía Judicial hace del móvil de José Carlos, ya que el de Paula quedó completamente destrozado.
Después de incansables llamadas y mensajes, a las 9:39 horas Paula le contesta y le escribe «te llamo ahora» y él dice «Ok, a ver qué película me cuentas». Cuando ella le explica que está en casa de un amigo y le dice con que personas está, José Carlos demuestra una vez más el control ejercido en la relación con la joven: «Eso es mentira, demuéstramelo» y vuelve a llamar, y dice, «estas con Melen,… soy tonto, no?». Y vuelve con las llamadas y le exige por mensaje que envíe fotos de con quien está, algo que había hecho en múltiples ocasiones.
En estos 20 minutos, hasta que Paula vuelve a casa, su pareja la acusa de acostarse con otros y sigue llamando, mandando mensajes y pidiendo fotos de dónde y con quién está. Cuando ella llega a su domicilio le avisa, pero no coge el teléfono, «seguramente no lo hace porque estaría harta, él llama de forma incansable y además, le exige que a Paula que le pida perdón», relata Beatriz Llamas, abogada de la acusación, en el juicio. En ese momento es cuando Paula reacciona y le contesta «no he hecho nada malo para pedir perdón».
Fue su último mensaje, después de todo lo que había pasado y de las múltiples veces que le perdonó esa noche no lo hizo. Después de esto siguen más llamadas que Paula no llegó a contestar.
Y finalmente, José Carlos se presentó en la vivienda en busca de esa persona que no existió. Revolvió toda la vivienda, incluso levantó y volcó la cama de la habitación de invitados, pero allí sólo estaba Paula. Bajó y volvió a subir. En esa segunda ocasión es cuando los vecinos escucharon un golpe muy fuerte y ningún ruido más. Bajo y volvió a subir en una tercera ocasión. Y en el momento de abandonar de nuevo la vivienda se encuentra en el portal con los vecinos.
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