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Los agricultores del lúpulo en Quintanilla de Sollamas han expresado su preocupación ante el nuevo modelo de contrato propuesto por Hopsteiner España, la empresa que gestiona el 99% de la producción en la provincia.
Hasta ahora, los acuerdos se firmaban a nivel colectivo, pero este año los productores deberán hacerlo de forma individual, lo que, según denuncian, podría suponer un «riesgo económico mayor» si la cosecha se ve afectada por enfermedades o condiciones climáticas adversas.
«El contrato nos lo entregaron el 7 de febrero y nos dieron solo unas semanas para firmarlo», denuncian los afectados. A día de hoy, menos del 50% ha firmado, pero reconocen que «acabaremos firmando todos porque estamos obligados, o firmamos o a ver qué hacemos».
Los trabajadores aseguran que las cláusulas del contrato «no han cambiado sustancialmente», pero el problema es que ahora cada agricultor asume individualmente las pérdidas, sin la compensación grupal que existía anteriormente. «Si el año viene bien, no tiene por qué haber pérdida, pero si viene mal, además de perder dinero, tendremos que pagarle a la empresa», explican.
El lúpulo es un cultivo vulnerable a enfermedades como el oídio, que hace dos años causó grandes pérdidas en la producción. La falta de fitosanitarios agrava la situación, ya que los agricultores no disponen de los tratamientos necesarios para combatir estas afecciones. «No es culpa de la empresa, porque depende de la Junta de Castilla y León, que aprueba muy pocas materias activas», aclaran.
Otro de los problemas señalados es la falta de alternativas comerciales. «Podríamos vender kilos mínimos, pero la producción total no hay quien la compre», lamentan. Hopsteiner es la única empresa que compra lúpulo en la zona, por lo que los agricultores no tienen opción de negociar mejores condiciones.
Además, la empresa solo tiene vendido el 40% de la producción y está a la espera de nuevas ofertas. Si el 60% restante no encuentra comprador, los productores podrían verse obligados a asumir aún más pérdidas. «Nos han dicho que la cervecera española apuesta por el lúpulo de León, pero si no hay ofertas, nos arriesgamos a no poder trabajar», advierten.
Desde la dirección de la empresa de recogida de lúpulo, Hopsteiner España, aseguran que el contrato sigue las prácticas «habituales» en el sector y que los acuerdos individuales ofrecen más garantías a los agricultores. «Es un paso adelante, en ningún sitio del mundo se hacen contratos colectivos. Es una garantía de independencia para el agricultor», afirman.
También destacan que están abiertos a la negociación y que la industria cervecera sigue apostando por el lúpulo de León. «Nuestra posición es la misma. Estamos en proceso de contratación y siempre hay discrepancias, pero seguimos trabajando con los agricultores sin problema», señalan.
Sin embargo, los productores piden que la cláusula que los obliga a asumir pérdidas se retire del contrato, ya que la empresa ha afirmado que no la va a aplicar. «Si no se va a aplicar, ¿por qué no la eliminan del contrato?», cuestionan los agricultores.
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