Los heridos desconocen el alcance de la explosión para evitar que «sufran más»

Ibán Radio, de Orallo, Jorge Carro, de Sosas, Rubén Souto, de Caboalles, Amadeo Castelar, de Villaseca, y David Álvarez, de Torre del Bierzo. Toda España conoce a estas alturas el nombre de 'los cinco de Cerredo' y las localidades de las que eran naturales.

Todo el mundo conoce lo que el lunes 31 de marzo pasó en la mina de Cerredo, en el municipio de Degaña en Asturias, donde cinco mineros perdieron la vida tras un derrabe de grisú. Todos, menos otros de los protagonistas de tan terrible noticia.

Sergio Fernández, de Degaña, y Abel García, de Villablino, siguen ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos de Asturias y sin conocer el verdadero alcance de lo que ocurrió bajo tierra.

Cuentan en Degaña, donde reside, que Sergio Fernández Méndez, de 36 años, es «un nenu fuerte, duru». Por eso, su entorno confía en que «seguro que saldrá adelante» tras la explosión. Fue uno de los cuatro heridos y el lunes era trasladado al Huca en ambulancia con un politraumatismo severo que le mantiene ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Central de Asturias, donde los médicos le han extubado ante su evolución favorable, según informa El Comercio.

Con Sergio, también permanece en al UCI del complejo hospitalario asturiano Abel García Miñán, minero de 50 años, que presenta una fractura muy grave en una pierna y daños importantes en los tejidos alcanzados por la explosión de grisú. En el caso de Abel, que fue evacuado en un helicóptero medicalizado, aún tiene que pasar por quirófano, ya que las secuelas del siniestro requieren de cirugía.

«Ha sido un shock para todo el pueblo, imagínate cómo están ellos», comentan quienes les conocen y siguen su evolución muy de cerca. Por el momento, las familias de ambos heridos no han querido contarles el verdadero alcance de la tragedia minera de Cerredo. Sergio Fernández, en concreto, desconoce que han fallecido cinco compañeros, aunque «se lo imaginará» a la vista de la brutal explosión que él mismo vivió.

Lo hacen para que «no sufra más de lo que ya está sufriendo» en este proceso «tan doloroso», a nivel físico y emocional. Testigos y allegados explican que Sergio consiguió salir de la mina, arrastrándose en la oscuridad entre el escombro. Cuando le auxiliaron los servicios de emergencia se encontraba «muy desorientado» y con contusiones «por todos lados». En definitiva: «Que se salvó de milagro».

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