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Grupo de amigos de Carla Pérez -abajo a la derecha-, estudiante Erasmus de la Universidad de León en Maribor, Eslovenia.
La ULE tiene repartidos por Europa a 450 alumnos con Económicas a la cabeza

La ULE tiene repartidos por Europa a 450 alumnos con Económicas a la cabeza

La búsqueda de piso sigue siendo el principal problema de una experiencia que la institución leonesa también abre a otros continentes

Lunes, 14 de octubre 2024, 08:07

Para muchos es la primera experiencia fuera de casa. Todo un abismo al que enfrentarse al que pronto se encuentra una línea de vida a la que agarrarse con fuerza y acaba convirtiendo el camino en la aventura de sus vidas.

La Universidad de León ha facilitado los trámites para que 463 estudiantes hagan las maletas y puedan disfrutar de una de las becas de movilidad que ofertaba para este curso 2024-2025.

La mayoría han optado por el tradicional Erasmus -con 347 alumnos en estudios y 8 más en prácticas-, mientras que 74 tienen el programa Sicue -intercambio con otras universidades españolas- y 34 han cambiado de continente a través de la Amicus.

El país que más estudiantes de la ULE ha recogido ha sido Italia -145- seguido de Polonia -55- y Portugal -31-. También han tenido buen número de solicitantes países como Alemania -15-, Eslovenia -13-, Lituania -12-, República Checa -11- o Rumanía -11-.

Aquellos que han optado por cambiar de continente se han decantado, principalmente, por Chile -13-, Estados Unidos -8-, Argentina -6-, Australia -2- y Japón-2. Mientras que un único alumno se ha desplazado a Brasil, Costa Rica, México y Taiwán.

Entre las facultades de la Universidad de León que más alumnos han cedido este año se encuentra Ciencias Económicas y Empresariales, seguido muy de cerca por la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial con un centenar de estudiantes. Otras facultades como Educación, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Derecho, Veterinaria, Filosofía y Letras o Veterinaria tienen repartidos por el mundo a entre 30 y 50 alumnos. Además, un universitario de máster y tres doctorandos también han hecho las maletas.

La lengua ya no es un problema

Uno de los estudiantes que se ha ido de Erasmus este curso es Andrés Riaño, estudiante de Desarrollo de Software, que estará el primer cuatrimestre en Eindhoven -Países Bajos-. Lleva allí casi un mes y medio en el que va a clase de lunes a jueves durante seis horas, mientras que por las tardes se dedica a cocinar, recoger la habitación o ir al gimnasio con los amigos españoles que ya ha hecho en destino. Por las noches es turno de llamar a casa ojugar con sus amigos de León por el ordenador ya que, asegura, no es tanto de fiesta como otra gente. «Sabía que iba a ser un destino de poca marcha y eso era algo que me importaba. Quería vivir la experiencia de independizarme sin las consecuencias de hacerlo verdaderamente».

Reconoce que Países Bajos es un país «bonito» al que llegó recomendado por un par de compañeros que ya lo conocían y que alabaron su nivel de educación. «Lo más complicado ha sido encontrar casa. Si bien te ayudan, las condiciones no eran muy buenas», explica. Su primer destino fue una residencia «desordenada» y tuvo que cambiar de opción por una casa de ocho habitaciones que comparte con gente de seis nacionalidades diferentes, además de él y un chico de Barcelona.

De momento no se ha atrevido con el neerlandés, aunque se ve «capaz» de aprenderlo, porque no le ha hecho falta. «Aquí el 98% de la gente te habla en inglés. Primero lo intentan en neerlandés y si ven que pones caras lo hacen en inglés». Su universidad también tiene un ambiente «internacional» en el que las clases se dan en inglés para todos los alumnos. «Estoy muy contento, con respecto a los estudios, y estoy disfrutando bastante». Todo ello a pesar de que le ha costado separarse de la familia.

Otra universitaria que ha cambiado León por el extranjero ha sido Carla Pérez, que se encuentra haciendo Informática en Maribor -Eslovenia-. «Aquí no hay mucha fiesta. Es una ciudad más de paseo o estar en la residencia», confiesa. Es la segunda ciudad más grande del país, pero tiene unos bajos índices de delincuencia y lo describe como un lugar «tranquilo».

Maribor no fue su primera opción. Su idea era viajar a un país de habla inglesa para mejorar la forma de hablar. Quiso Alemania, pero el destino ya estaba ocupado; finalmente se quedó con esta ciudad a la que también iba otra amiga. «Lo más complicado fue buscar vuelos baratos», explica esta gallega de la Universidad de León. Tuvo que hacer doble escala y coger un tren para llegar y eso marcaría su llegada a Eslovenia antes de la fecha prevista. El 19 de septiembre se convirtió en una nueva vecina de esta ciudad donde tuvo problemas para encontrar piso «porque ya estaba todo escogido». Y cuando una compañera le ofreció compartir piso, al poco tiempo rechazó el Erasmus. «Tuve que buscar yo otra chica para compartir una habitación en una residencia de la dueña del piso al que iba a ir».

La experiencia de Carla está yendo «muy bien» y ya ha aprovechado para hacer algunos viajes. Sin embargo, la universidad de acogida «deja un poco que desear» con falta de información del horario de las clases, trabajos a realizar y falta de comunicación por correo con los profesores. «Solo recibimos correos en esloveno y alguno tiene información importante». Sin embargo, tienen como aliado a Google Translate que les «saca de la situación» en un país donde la mayoría de los habitantes conocen el inglés y es el idioma con el que se comunica.

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