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Los alumnos ven el resultado, con ilusión y alegría, si comprueban que las preguntas son 'asequibles' para ellos, o con temor y desazón si, por el contrario, no han caído aquellos contenidos que mejor habían preparado.
A partir del próximo miércoles 5 de junio, los estudiantes de 2º de Bachillerato y FP de la provincia de León - y de toda la comunidad - se enfrentarán a la temida y, a la par, esperada EBAU: es su último paso antes de saber si podrán acceder a los estudios universitarios que anhelan cursar.
Detrás de este examen, la prueba más dura a la que estos estudiantes se enfrentan en su carrera académica no universitaria, hay un largo y arduo proceso de elaboración que comienza mucho antes de ese 5 de junio en el que se abrirán las puertas de distintas facultades de la ULE para acoger a estos ilusionados y, a la par, nerviosos, alumnos.
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El profesor de la ULE M. Fernando González es el responsable de la ULE del área de Matemáticas II - la rama de la asignatura propia del Bachillerato de Ciencias y Tecnología -, designado por el propio rector o vicerrector de la ULE encargado de esta tarea y, por tanto, uno de los responsables de elaborar estos exámenes para toda la comunidad de Castilla y León. «Es algo optativo, puedes renunciar a ello salvo que no haya ningún voluntario», explica.
González señala que, cada año, una de las cuatro universidades públicas de la comunidad - Universidad de León, Universidad de Salamanca, Universidad de Valladolid o Universidad de Burgos - se encarga de la elaboración del exámen y de la responsabilidad del mismo y, en este 2024, corresponde el turno a Burgos.
«El profesor de cada área de esa universidad es el encargado de diseñar el examen y puede poner el que quiera. Pero solemos ponernos de acuerdo entre los representantes de las cuatro universidades y llegamos a un consenso», señala González.
Pero este proceso, del que sólo se ve públicamente el resultado final, comienza seis meses antes, en diciembre, «aunque este año se ha retrasado a enero». El catedrático de Matemáticas de la ULE explica que, en ese momento, se produce una reunión, presencial o telemática, de los responsables universitarios del examen de la EBAU con representantes de los institutos y centros de enseñanzas medias de su provincia. En este encuentro, M. Fernando González les explica las novedades de la EBAU y los representantes de institutos y enseñanzas medias preguntan dudas.
Más adelante, y habitualmente en Valladolid, los cuatro representantes universitarios de cada materia se reúnen con los representantes de los institutos y enseñanzas medias en un encuentro para conocer cómo está yendo, a nivel general, el curso. «Nos explican qué contenidos están impartiendo, cómo van con el desarrollo de todos ellos, la profundidad con la que están pudiendo afrontar cada tema... y nos plantean preguntas o pruebas prácticas que consideran que pueden ser adecuadas en la EBAU», detalla.
Los representantes universitarios toman nota de ello y, en una reunión posterior, deciden qué contenidos y pruebas prácticas incluir en el examen.
Y así, comienza la elaboración de los modelos de examen. Suelen diseñar entre cuatro y seis modelos de examen pero, en este curso, la consejería de Educación les han reclamado un total de ocho. «Cuando están todos estos modelos, nos ponemos de acuerdo en si las pruebas son adecuadas, si son excesivamente sencillas o si, por el contrario, son muy complicadas para el nivel de los estudiantes. También revisamos los enunciados para que sean comprensibles, para que los alumnos los puedan entender sin problemas, y que todas las pruebas prácticas están bien formuladas», sostiene González.
Estas revisiones se realizan «por parejas», es decir, los modelos realizados por León se intercambian, por ejemplo, con Burgos y, posteriormente, se revisan varias veces «todos los de todos». Esta parte del proceso suele dar en la última quincena de marzo y cada propuesta de examen supera unas seis revisiones «como mínimo». «En las revisiones siempre puede aparecer alguna precisión en los enunciados o en las pruebas prácticas. Lo revisamos todo minuciosamente, cumpiendo también con las estrictas normas tipográficas y de presentación del examen», relata Gonzalez.
El objetivo es, en abril, enviar todos los modelos de examen a la consejería de Educación recalcando que, este año, han tenido que enviar ocho, para que la Junta elija el modelo final de la convocatoria ordinaria «por sorteo», teniendo que sacar otro para la extraordinaria. «Suelen utilizarse varios modelos cada año, puesto que se dan situaciones de estudiantes a los que les coinciden dos exámenes a la par y se les hace la prueba a otra hora, por lo que se tiene que utilizar otro examen», detalla el catedrático de la ULE.
Este es el proceso que sigue un examen de la EBAU antes de que llegue a manos de los alumnos: es un elaborado camino de seis meses, mucha dedicación e innumerables revisiones para que los estudiantes leoneses puedan demostrar que están listos para llegar a la universidad.
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