La conversación entre Nacho y Paco, como un baile, se mueve del español al esperanto para regresar al castellano. Con las diapositivas listas, la pizarra preparada y los libros sobre la mesa, los responsables del curso de extensión universitaria de la Universidad de León 'El Esperanto: iniciación a la lengua internacional', esperan la llegada al aula de los ocho alumnos que por primera vez se acercan a un idioma que mucho pero a la vez poco tiene que ver con lo que suelen aprender en las clases de su facultad, Filosofía y Letras.
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Profesores y alumnos nos abren las puertas de una de las diez sesiones de hora y media que conforman el curso. Desde la gramática hasta el vocabulario pasando por la pronunciación, el programa planteado por Francisco Balibrea apoyado por Nacho Cancelo y más amigos de la comunidad esperantista pretende ser un primer acercamiento al idioma que pronto cumplirá 140 años. El esperanto es una lengua creada por el oftalmólogo polaco Luis Lázaro Zamenhof en 1887 que pretendía conformar un idioma fácil de aprender, neutral y que pudiera ser usado por personas de todo el mundo.
Fue una persona quien tuvo la idea, pero cientos de miles las que, por todo el globo, la hicieron suya. Hoy, más de un siglo después, detrás del esperanto se ha creado un movimiento mundial que «quizá por el número de hablantes es insignificante, pero a nivel cultural y social es inmenso». Explica Paco que su objetivo en este curso es, además de enseñar el idioma, transmitir la importancia de la cultura de una lengua que cuenta con novelas creadas originalmente en esperanto, canciones, programas de radio o revistas.
Francisco Balibrea, profesor de Matemáticas y responsable del curso, recuerda que su primera toma de contacto con el esperanto fue a los 8 años, cuando encontró por casa un libreto del idioma que en su día perteneció a su padre, quien de joven se había interesado por el idioma. «Fue un descubrimiento para mí, pero no empecé en serio a aprender la lengua hasta la pandemia».
En el mundo esperantista, explica Paco, se diferencian dos generaciones, las que aprendieron antes y después de la pandemia del 2020. «Yo soy de la segunda, gente más joven, que se mueve mucho por internet y que utiliza medios audiovisuales». A su lado colaborando en el curso Nacho Cancelo, que explica a los alumnos que gracias a esa comunidad online el esperanto está más vivo que nunca, organizando congresos nacionales e internacionales. Ambos se sintieron atraídos al esperanto porque «es una lengua muy fácil de aprender, con una gramática muy sencilla, palabras que se parecen mucho a las latinas, estructuras simples y con reglas muy claras y sencillas».
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Con los apuntes sobre la mesa y el libro electrónico mostrando la portada de una versión de 'Las aventuras de Sherlock Holmes' - 'La aventuroj de Ŝerloko Holmso'- en esperanto, Eduardo Álvarez se prepara para la quinta lección del curso al que se apuntó ya con algo de conocimiento sobre el idioma. Fue en la aplicación Duolingo, que en su momento utilizaba para retomar el francés, cuando vio que podía aprender esperanto. «Leí un poco, vi que era sencillo, que solo tenía cinco vocales como el español y dije adiós al francés», recuerda entre risas, al tiempo que celebra la cantidad de obras originales en esperanto o traducciones que ayudan a su aprendizaje.
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Varios carteles colgados por la facultad llamaron la atención de alumnos de Filología Inglesa como Jesús Sandoval o Inés Martín, que decidieron apuntarse al curso que se anunciaba atraídos por un idioma que conocían «de oídas» pero que nunca se imaginaron poder estudiar. «Investigamos un poco y dijimos, por qué no», recuerda Inés, que reconoce que algo que les sorprendió mucho al empezar las clases fue conocer los objetivos que tenía el esperanto. «No nos lo habíamos planteado, pensábamos que solo era un idioma artificial que había existido por existir pero la historia nos ha parecido muy interesante».
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Porque ellos tienen claro cuál es el objetivo de este idioma inventado. «Es un idioma para unir a las personas, que es para lo que creemos que sirven las lenguas aparte de comunicar. Estamos en un país en el que tenemos euskera, catalán, gallego... que hoy en día siguen estando reprimidas, y creemos que el esperanto nació con esa idea de unir a todas las personas. Es algo bastante bonito», concluye Jesús, ya preparado para seguir sumergiéndose en un idioma que no por inventado deja de tejer redes por todo el globo.
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