Los puertos reciben la continua entrada de cereal mientras el precio cae 100 euros en un año

En un mercado globalizado, Ventura González, presidente de UPA Ávila, agrega que en Europa «la cosecha ha sido buena, yo creo que no se ha calculado la entrada y el consumo ha disminuido». Como resume el dirigente agrario, «nosotros hemos exportado la paja de Burgos a Francia y hemos traído el cereal».

El Puerto de Tarragona ha comunicado esta misma semana que las entradas de productos agroalimentarios han continuado su crecimiento durante septiembre con un movimiento de 719.323 toneladas, lo que ha supuesto un aumento del 37,2% respecto al mismo mes de 2022.

Por grupos, los cereales y sus harinas mantienen el fuerte crecimiento, superando por primera vez en cuatro meses consecutivo la barrera de las 500.000 toneladas de cereales.

Procedencia del cereal

El 51% del cereal que se descarga en el Puerto de Tarragona es trigo; el 37% maíz y el 10% cebada. Los cereales provienen principalmente de Ucrania, con 2,2 millones de toneladas; de Rumanía, con 600.000, y de Brasil, con 500.000 toneladas. También se importa la mercancía de Bulgaria, Canadá o Letonia. Otros puertos de referencia son Bilbao, Gijón o Santander. En este último caso, solo en los cuatro primeros meses del año había crecido un 16,3% con respecto al mismo periodo de 2022, gracias a tráficos como el carbón, la chatarra, el sulfato sódico o los cereales.

«Es más fácil ir a puerto y comprar 70.000 toneladas que buscarlo en varios almacenes. Las entradas en puerto son bestiales y nuestro cereal no se mueve, los grandes consumidores no se están preocupando del cereal nacional», dice Arsenio García.

Por su parte, el secretario de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC), Jorge de Saja, explica que el fabricante de pienso «tiene al menos el 30% de sus necesidades contratadas para uno o dos meses, el resto intenta ir aprovechando ofertas». Añade que se trata de un mercado con «precios muy volátiles, transparentes, y el precio en puerto no es diferente en cualquier parte del mundo».

Calcula que en un año normal, «importamos el 40% del cereal y en un año como este, las importaciones no serán inferiores al 60% por la necesidad». Concluye que se trata de un negocio de «grandes volúmenes» y que «alguien de Cádiz difícilmente va a comprar en Burgos, compra en el puerto lo que llega de Argentina». La mala noticia es que «hay menos demanda ganadera, las cabañas están bajando».