«Los insumos nos van a arruinar»

En la actualidad, en su explotación de secano, apuesta por el cultivo de trigo, veza, cebada, guisantes y, «a veces», también girasol. Detalla que el sector vive una situación muy complicada, ya que, aunque el precio del cereal «está por las nubes, el doble que habitualmente», los insumos se han disparado, especialmente en el gasóleo, los abonos y nitratos. «Por poner una cifra, si el año pasado, en una hectárea te gastabas 200 euros de abono de fondo y de cobertera, este año superamos los 500 euros». Es un momento en el que considera que es necesario tomar medidas o «nos vamos a ir a la ruina».

Francisco Velasco se muestra muy crítico con las administraciones públicas: «Están jugando con nosotros, esto no tiene arreglo, en Europa nos llevan un siglo de ventaja, han tomado medidas para todo el sector. En España, hasta ahora no sabemos nada».

En este sentido, opina que las administraciones son «la casa de don nadie, todos mandan y no manda nadie, nadie es responsable de nada. Mucho papeleo, muchos requisitos, muchas trabas burocráticas y no solucionan nada. Hemos retrocedido».

Además de las subidas de los costes, llama la atención sobre otro de los grandes problemas del campo en la actualidad: los animales. «Hay verdaderas plagas de conejos y corzos. Es gravísimo para el cereal y para el viñedo, se lo comen». Al respecto, ve necesarias soluciones urgentes porque «hay que atajarlo ya; no sé quién se beneficia con ello, porque comer, comemos todos».

Modernización

En cuanto a las mejoras vividas en el sector desde su incorporación hace 40 años, pone el foco en las nuevas tecnologías y la modernización. Una mecanización que «ha sido algo muy importante», porque «sería inviable ahora trabajar con los medios de antes». En cualquier caso, recuerda que todo ello conlleva inversiones muy importantes «que también hay que pagar».

En su pronóstico sobre qué pasará en el futuro con el sector agrario, Francisco ve «muy difícil» que proliferen las nuevas incorporaciones, sobre todo en aquellos casos que se tiene que comenzar desde cero. «Si es alguien que viene detrás, que asume una explotación familiar o un proyecto en marcha, con algo de maquinaria y herramientas puede tener sentido, pero montar algo de nuevo es muy complicado». Por ello, alude a la necesidad de disponer de una cantidad económica elevada para realizar inversiones, además del alto coste en el que se sitúan los terrenos, tanto en propiedad como en renta. «Es una profesión muy bonita, pero muy difícil, dependemos del tiempo, del medio ambiente y del mercado, no sabemos si lo que hacemos se pagará de forma adecuada», indica.

En esta línea, apela a la importancia del campo para todos aquellos que viven ajenos a la realidad, y su único contacto con el mundo agrario está cuando compran un producto en el supermercado. «Si no hay alimentos, no se puede comer y eso sucede si el campo no trabaja. Hay que conocer la realidad y no solo pensar en el precio de compra».