España encara las jornadas claves para esquivar una segunda oleada

Unos números que hacen temer cada vez más que la 'nueva normalidad' se haya convertido en la antesala de una nueva onda infectiva. Las comunidades autónomas, soberanas plenas desde el fin del estado de alarma el 21 de junio, exploran, cada una por su cuenta e 'in extremis' nuevas medidas en estos días para intentar atajar los rebrotes sin tener que volver a recurrir a un confinamiento que nadie quiere... pero el margen de maniobra es cada vez más estrecho.

El Gobierno de Murcia fue, quizás, el que se mostró más determinado hoy, al anunciar que se da un plazo de tres días para decidir si confina perimetralmente a tres de los núcleos más grandes de la región –Lorca, Mazarrón y la propia capital murciana- a fin de tratar de frenar el importante incremento de los casos de coronavirus vinculados todos ellos al ocio nocturno.

En concreto, en Lorca se han detectado en los últimos días 16 casos, y otros 19 en Mazarrón, mientras que en Murcia preocupan las situaciones del barrio de San Andrés y la pedanía de Beniaján, con unos 70 casos nuevos en total en la ciudad en la última semana. Murcia ya confinó la pasada semana la localidad de Totana con un foco de 108 infectados.

Un hipotético confinamiento de la conurbación de Murcia, con más de 650.000 habitantes, sería el mayor decretado desde el fin del estado de alarma en España y sería –explican en Sanidad- un precedente para las otras dos grande áreas urbanas sobre las que desde hace dos semanas planea el cierre como última opción para atajar los rebrotes: el área metropolitana de Barcelona, con 5,4 millones de habitantes, y la de Zaragoza, con más de 700.000 habitantes.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, dio a entender este lunes que se da un plazo de diez días para intentar embridar la situación o para decidir medidas más estrictas, entre las que restricción de movimientos aparecería como la principal opción después de que la comunidad haya prohibido el ocio nocturno.

Su homólogo aragonés, Javier Lambán, que en su momento fue el primero en retrotraer a la fase 2 a las comarcas oscenses y zaragozanas sacudidas por los racimos infectivos, este lunes dijo descartar, al menos por el momento, confinar Zaragoza porque las consecuencias serían «funestas» para la comunidad autónoma, al ser el motor económico y cultural de la región. Lambán, que habló de «tormenta perfecta» en la región por la mezcla de casos de temporeros y ocio nocturno, no obstante, aseguró que los contagios en Zaragoza están en una etapa de «meseta», eso sí, con subidas y bajadas diarias.

Y el ocio nocturno, también en esta semana trascendental, sigue siendo uno de los sectores al que miran los gobiernos autonómicos para implementar esas medidas adicionales, según se va a acortando su margen de actuación. Y el abanico de acciones fue amplio. Desde las recomendaciones de la Galicia de no celebrar en ningún tipo espacio concentraciones de más de 25 personas a la propuesta de La Rioja a sus comunidades vecinas de limitar la apertura de los locales hasta la media noche.

En el País Vasco, la Consejería de Salud ya anunció hoy a los hosteleros que las limitaciones al ocio nocturno son cuestión de horas, mientras que en Madrid su alcalde, José Luis Martínez-Almeida no quiso avanzar especificar por donde irán esos recortes, aunque dejó claro que considera a los bares de copas un «peligro importante para los rebrotes» y que ya se plantean medidas para «minimizar» esa amenaza.