Una embarazada de nueve meses y su bebé asesinados el martes en Toledo ante los ojos horrorizados de sus dos hijos adolescentes; un maltratador reincidente que burló la orden de alejamiento y cosió a cuchilladas el mismo día, en el madrileño barrio de Vallecas, a ... la hija de la exnovia que acababa de denunciarlo; y una mujer hallada muerta este jueves en una finca del pueblo madrileño de Brea de Tajo, que habría sido asesinada hace una semana por su ex pareja, un vecino de 35 años, que luego se suicidó.
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Son las tres últimas víctimas mortales de la mayor epidemia de crímenes de género vivida en España en dos décadas, en los diecinueve años transcurridos desde que se creó un registro detallado de estos homicidios. Trece asesinadas en cuatro semanas, siete de ellas en los últimos seis días, y al menos otro caso en investigación en Benidorm, con altas posibilidades de convertirse en la número catorce. Allí una joven cayó al vacío desde un sexto piso, este jueves, de madrugada, solo 40 minutos después de que la policía acudiese a la casa por una fuerte discusión con su novio que alarmó a los vecinos. España no vivía una alerta igual desde que en 2008, también por navidades, los maltratadores mataron en un mes a once mujeres.
Gobierno, policías, jueces, fiscales y consejerías han declarado el estado de alarma en todos los departamentos implicados en la lucha contra esta lacra, al tiempo llaman a todos a implicarse personalmente en parar esta ola de dimensiones desconocidas que el ministro de Interior etiquetó este jueves como «terrorismo machista». «Ha llegado el momento de decir basta. Cada ciudadano debe comprometerse y responsabilizarse de la defensa de las mujeres de su entorno. Ante el mínimo indicio hay que comunicarlo a las fuerzas de seguridad», reclamó Fernando Grande-Marlaska, que insistió en la máxima gravedad del momento.
El titular de Interior, pese a subrayar que España cuenta con uno de los mejores sistemas de lucha contra la violencia de género del mundo, convocó de urgencia a los periodistas para reclamar la complicidad de todos los españoles y para contar que ha dado órdenes extraordinarias a todas las comisarías y cuarteles para intentar frenar la «terrible» e «inusual» avalancha de crímenes, que aseguró no responde a lógica alguna, «ni temporal ni de ningún tipo». No negó que, pese al esfuerzo de policías, jueces y servicios sociales, la eficacia en esta lucha es mejorable. Lo demuestra que las parejas o exparejas de más de la mitad de las asesinadas habían sido denunciados como maltratadores (el 66% si se confirman los casos sospechosos), un porcentaje que triplica lo habitual (un 20% de muertes con denuncia) y evidencia que se ha llegado tarde.
El ministro anunció cuatro decisiones extraordinarias y urgentes. La primera, ha enviado circulares a todos los puestos de Policía y Guardia Civil para reclamar que intensifiquen y extremen «aún más» todas sus acciones para combatir esta lacra y, en especial, para que redoblen el «cumplimiento estricto» de todas las medidas de seguridad que protegen a las víctimas.
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Ha ordenado que a la hora de tomar medidas con los resultados del sistema VioGén, el programa policial que valora el grado de riesgo que corren la maltratada y sus hijos a partir del análisis de su base de datos y de la información detallada sobre el caso, se prime «siempre», si hay dudas, la valoración que garantice mayor seguridad a los afectados. Más de 31.000 mujeres y menores cuentan hoy con controles de seguridad aconsejados y revisados por VioGén, 723 de ellos con medidas de protección reforzadas por el riesgo alto o extremo de atentado contra su vida. El tercer bloque de órdenes persigue neutralizar a los «agresores persistentes», los maltratadores reincidentes, muchos con historial de agresiones a varias mujeres y «refractarios» a la rehabilitación. Los policías priorizarán la vigilancia y el control sobre ellos, autores de varios de los últimos crímenes.
Pero Interior dará un paso más. Con el visto bueno de la Fiscalía, se pondrá en marcha un protocolo para comunicar a todas las mujeres que conviven o se relacionan sentimentalmente con un «agresor persistente» los antecedentes de su pareja, para que sepan con qué clase de monstruo están -algo que muchas veces ignoran- y para darles opción a tomar a tiempo las decisiones que crean más apropiadas.
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La cuarta medida extraordinaria ordenada por Grande-Marlaska es que los agentes pongan el foco en las víctimas más vulnerables, las que pese a convivir o haber tenido una relación con un maltratador -a menudo un «agresor persistente»- no tienen nada fácil denunciarlo o pedir ayuda por múltiples factores como la edad, el desamparo rural, la dependencia personal o económica, la discapacidad o la drogodependencia. El ministro recordó que entre otras medidas puestas en marcha recientemente «con éxito» está el plan que ordena proteger a las mujeres y niños que, aún no existiendo denuncia, se sospecha son víctimas de maltrato por comunicaciones de servicios sociales o sanitarios o por pistas proporcionadas por allegados o vecinos.
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