-kFBF-U2301327830851HqC-1200x840@Leonoticias.jpeg)
-kFBF-U2301327830851HqC-1200x840@Leonoticias.jpeg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Una familia que siempre estuvo ligada a unas andas y las nuevas generaciones ya amenazan con mantener la almohadilla familiar. La tradición en la más pura esencia, la que se transmite de abuelos a hijos y de hijos a nietos, es de la que pueden presumir los López Sendino.
El abogado, y concejal del Ayuntamiento de León, presume del legado que su tío Luis Fernández Picón, abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno a principios de los 70, le entregó hace más de seis décadas. «Empecé con 3 años, me dio de alta mi tío; y a procesionar con 6».
Eduardo entró de bracero suplente de la Flagelación y una ampliación de varas le sirvió para pasar a ser titular, un puesto que conserva aún a sus 66 años.
No dudó en que parte del legado que heredó de su familia lo mantuviera su descendencia. De hecho, su hijo, que también se llama Eduardo, tiene la carta de pago de Jesús fechada diez días antes de su nacimiento. «Le di de alta el día que nació, pero por un error pusieron el 14 de octubre, diez días antes». Su hijo, que ahora tiene 34 años, también es bracero de la Flagelación.
Y la historia de los López Sendino continúa con el pequeño Samuel Esteban López, el nieto de Eduardo, que con tres años y medio sumará su tercera Semana Santa como hermanito -nunca mejor dicho- de Jesús. «El primer año lo llevé en brazos y ya el pasado dio sus primeros pasos».
Como reto para «dentro de unos años» se marca que Samuel también puje la Flagelación, igual que ha ocurrido en las tres generaciones anteriores. «La tradición manda que esté en el mismo paso. Mi tío me dijo que tenía que ser de ese porque era el mejor de la cofradía y el más antiguo».
En la rama femenina, la mujer de Eduardo no está vinculada a la Semana Santa, pero sí lo está su hija -madre de Samuel- que procesiona con María del Dulce Nombre y Angustias y Soledad.
En las próximas semanas, su hijo Eduardo viajará desde Bruselas a León para participar en una nueva Semana Santa. «Es lo que me pregunta todos los años, que si hay Semana Santa. Si no fuera por eso, no vendría a León, no viene ni a ver a su padre», bromea.
Y en esa mañana de Viernes Santo, volverá a agarrar de la mano a Samuel, al que «le encanta» el ambiente cofrade. «Le gustan las trompetas y las bandas e ir a ver las procesiones». Toda una «satisfacción» para el abogado que espera «seguir durante muchísimos años» saliendo en la Procesión de los Pasos con su hijo y con su nieto. «Para mí es el mejor momento del año; jamás me he marchado de León en Semana Santa».
Además, lo seguirán haciendo en el Dulce, a pesar de las tentaciones del fallecido Eduardo de Paz que le invitaba a ponerse la túnica y la capa de las Siete Palabras o lo habitual de que «el que es de Jesús, lo es también de Angustias y Minerva».
Y se queda con dos momentos: la salida de la procesión y el descanso de después del Encuentro, aunque aquí sí ha perdido la tradición de ir al Novelty o al MrPIB a reponer fuerzas para la segunda tirada hasta Santa Nonia.
La obra de Gaspar de Becerra está datada en el siglo XVI y es el paso más antiguo del amplio patrimonio que tiene la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno.
Representa a cristo atado en la columna coronada por un gallo como símbolo de las negaciones de Pedro.
Se cree que su llegada a la penitencial tuvo que ver con alguna donación o la compra por parte del convento de Santo Domingo, e incluso pudo ser adquirida de otro lugar tras la desamortización de Mendizabal.
En el siglo XVIII ya figuraba entre los pasos de la cofradía y era denominado como 'el Sr. a la Coluniya'.
Publicidad
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Fernando Morales y Sara I. Belled
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.