El 'Moreno' se alza en el cielo leonés

Y el 'Moreno' se elevó al cielo como nunca. Día grande de la Semana Santa y el más importante de los últimos años para la Cofradía de las Bienaventuranzas que recupera su procesión tras la pandemia.

Desde las 9:00 de la mañana los capillos azules de la cofradía invadían las calles de la capital leonesa y la emoción se dejaba sentir entre los centenares de leoneses que se daban cita a los pies de la Catedral para ver al Moreno alzarse al cielo en uno de los actos más importantes de este Jueves Santo en León.

Un acto especial para los braceros de la Cofradía que se vio por última vez en 2019 y es que a pesar de que el cielo amenazaba lluvia y tuvieron que acortar el sermón para recogerse no quisieron dejar a León sin ese momento mágico. Y todo lo contrario se vivió en esta ocasión, el sol resplandecía en el cielo y la Cofradía de las Bienaventuranzas pudo vivir su acto con emoción.

Y si el acto en si es especial, este año la Cofradía estrena trono para el titular. Un trono realizado por Hijos de Esteban Jiménez y que ha sido tallado íntegramente en madera de cedro. Emoción y aplausos cuando los braceros del Cristo cogieron a pulso el paso y lo elevaron por encima de sus cabezas.

Llegaba a la plaza la Santa Cruz, una talla del año 1998, pujada exclusivamente por jóvenes de la parroquia de San Claudio, abre el acto central de la cofradía y lo hace marcando el paso de los acordes de la Banda de Cornetas y Tambores de Angustias y Soledad.

Muy cerca, imponente, se alzaba la última adquisición de la penitencial de don Carmelo. Nuestro Señor Jesús Nazareno llegaba con su patíbulo a hombros y ayudado por el cirineo. Su profunda mirada conmocionaba a los asistentes, que seguían llegando a esta céntrica plaza leonesa.

Y el protagonista es el siguiente en tomar posición ante la Catedral de León. El Santo Cristo de la Bienaventuranza, el 'Moreno' de San Claudio, llega en su cruz abrazada por el campo de flores rojas que ofrece un mayor empaque al paso. Y en su nuevo trono, pujado por 80 braceros.

También lucía este año Nuestra Madre de la Piedad. Una talla en madera de cedro policromada al óleo y con una altura de 1,70 metros. Y finalmente,  María Santísima de la Misericordía, una imagen de una Virgen con rostro sereno, pero reflejando el dolor por la reciente pérdida de su Hijo amado, plasmado en las cinco lágrimas que surcan su rostro.

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