J.C.
León | Villadangos
Miércoles, 29 de agosto 2018, 12:46
«Nos han traicionado». El alcalde de la localidad de Villadangos, Teodoro Martínez Sánchez, siente que el inminente fin de Vestas es una puñalada por la espalda.
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Así lo siente porque precisamente él fue quien desde un primer momento apostó por la llegada de la empresa.
Cada año este pequeño municipio leonés, que genera una enorme actividad a través de su polígono industrial, realiza un mailing que alcanza a 800.000 empresas.
El objeto no es otro que captar nuevos inversores para la zona. Vestas llegó fruto de ese empeño por alcanzar a grandes multinacionales. Y el proyecto planteado era tan suculento que todo fueron facilidades.
Vestas aterrizó en Villadangos «fruto del sacrificio de todo un pueblo, de todos los vecinos de esta localidad. Porque fue el pueblo quien les regaló el terreno con el fin de que se instalaran aquí», recuerda el edil.
Incluso en su interés por conseguir que el proyecto se convirtiera en realidad el Ayuntamiento también donó el «diez por ciento del terreno que legalmente le correspondía».
Vestas nunca ha terminado de 'explotar' pero los números en contratación laboral resultaron brillantes más en tiempos de crisis. Así llegó a los 360 trabajadores fijos y a los 180 temporales.
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Empleo cualificado y no cualificado pero bien remunerado, con sueldos en el entorno de los 1.200 euros para los 'pinches'. «Es un buen trabajo para lo que hay en la zona», reconocían los propios trabajadores.
Claro que el empleo, el sueldo y la producción han durado lo que han durado, mientras había ayudas públicas. Vestas ha recibido la nada despreciable cifra de 12 millones de euros de aportaciones institucionales, un montante que algunas formaciones políticas elevan hasta los 15 millones.
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El periodo de garantía al empleo por ayudas públicas finalizaba el pasado mes de junio. Dos meses después Vestas anuncia el cierre de la planta en Villadangos del Páramo. Primero se fueron todos los eventuales. Ahora el ERE es de extinción.
«Está claro lo que ha sucedido, se ha medido todo al detalle para no caer en una ilegalidad y ahora nos dejan tirados», recuerda un representante sindical. Eso sí Vestas se va proponiendo una indemnización de 55 días a cada empleado frente a los 20 que legalmente tendría que abonar.
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Un gesto muy pobre para quien tanto ha recibido por parte de vecinos e instituciones.
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