Viernes, 7 de febrero 2020, 20:12
Los Presupuestos Generales del Estado no están perdidos. Es el mensaje que en los últimos días ha trasladado el PSC al Gobierno de Pedro Sánchez. Los socialistas catalanes creen que Quim Torra no convocará las elecciones hasta después del verano y que ese calendario ... abre una ventana de oportunidad que hay que aprovechar antes de que Esquerra Republicana, socio fundamental para el Ejecutivo, se vea arrastrado por el clima electoral o sucumba a la presión de JxCat. Así que aconsejan a Sánchez pisar el acelerador .
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La titular de Hacienda, María Jesús Montero, ya admitió el pasado martes, en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros, que no quedaría más remedio que tratar de ajustarse al órdago planteado por el presidente de la Generalitat cuando, el pasado 29 de enero, anunció su intención de llamar a las urnas en el momento más conveniente para su formación pero después de que el Parlament haya dado el visto bueno a las cuentas catalanas (entre marzo y abril). «El Gobierno -dijo Montero- intenta adaptarse a la realidad de los entornos que tenemos en la actualidad política».
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Nadie en el PSC se atreve a dar nada por sentado, pero en términos generales creen que a día de hoy es más factible que Torra opte por aguantar la legislatura hasta que en el espacio posconvergente dilucide quién encabezará la candidatura electoral, probablemente junto a Carles Puigdemont. Y eso aún no está en absoluto claro.
Los tiempos podrían acelerarse si el presidente de la Generalitat recibe alguna información de que el Tribunal Supremo pretende inadmitir el recurso que este lunes presentó contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que le condenó a un año y medio de inhabilitacíon por desobediencia. En ese caso, los socialistas catalanes creen que Torra se apresurará a pulsar el botón electoral. Pero si el alto tribunal decide entrar a estudiar el fondo del asunto, lo que le puede llevar hasta ocho meses, es más verosímil, dicen, que apure los plazos al máximo.
Las posibilidades del Ejecutivo de agilizar la tramitación presupuestaria, en todo caso, es limitada. En Hacienda sostienen que ya están yendo «muy rápido». Ayer se reunió el Consejo de Política Fiscal y Financiera para abordar la nueva senda de déficit y deuda, y en breve se enviará al Congreso y al Senado el techo de gasto. No es fácil pues que el Consejo de Ministros tenga listos los Presupuestos para antes de marzo.
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La idea de algunos dirigentes catalanes es, aun así, que siempre que las cuentas se debatan antes del verano habrá posibilidad de que Esquerra se suba al carro. Torra volvió ayer a la actitud beligerante, pero en el Ejecutivo también creen que el hecho de que el jueves no dinamitara la reunión con el presidente del Gobierno y se pusiera a la cabeza de la mesa de diálogo da algo de margen a los republicanos.
Sánchez insistió el jueves en que la aprobación de las cuentas públicas favorecerá también a la ciudadanía de Cataluña y volvió a poner sobre la mesa un compromiso que implica aceptar uno de los apartados más espinosos del Estatut, el que obligaba a equiparar las inversiones en infraestructuras del Estado en Cataluña al porcentaje de su PIB sobre el nacional. Pero la experiencia de 2019 demuestra que solo eso no bastará.
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