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Cristian Reino
Barcelona
Viernes, 7 de febrero 2020, 12:12
El presidente de la Generalitat mostró el jueves pasado en su encuentro con Pedro Sánchez su perfil menos radical. Evitó que la reunión fuera un fracaso. Dio una oportunidad al diálogo. Sin embargo, 24 horas después, este viernes recuperó su versión más habitual. El dirigente ... nacionalista presionó a Pedro Sánchez y le advirtió de que acudirá a sus encuentros con el único propósito de negociar la autodeterminación y la amnistía de los presos. Incluso afirmó en la agencia Reuters que de la mesa bilateral de negociación que debe formalizarse durante este mes de febrero debe salir la fecha para celebrar un referéndum sobre la independencia. No del primer encuentro, pero sí como objetivo último, lo que da cuenta de lo complicadas que serán las conversaciones, pues las posiciones de entrada de unos y otros están a años luz. La necesidad de Sánchez de aprobar los presupuestos generales del Estado y la cercanía de las elecciones catalanas van a convertir la mesa en un campo de minas.
El resto de las carpetas, las que tienen que ver con cuestiones sectoriales, Torra considera que deben abordarse en la comisión bilateral Generalitat-Estado, un foro contemplado en el Estatuto de autonomía. Este viernes mismo dio la orden a su consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, Alfred Bosch (ERC), para que la convoque lo antes posible.
Pedro Sánchez sorprendió el jueves a los independentistas presentándose en el Palau de la Generalitat con una propuesta bajo el brazo que incluía algunas de las reclamaciones que habían hecho presidentes de la Generalitat anteriores, como Mas o Puigdemont, al Gobierno central. Un guiño hacia las demandas soberanistas. No obstante, la respuesta del jefe del Ejecutivo catalán fue enérgica. En la mesa de negociación se ha de hablar del conflicto político. En la comisión bilateral, su intención es tratar los «incumplimientos, agravios y déficits históricos del Estado hacia Cataluña». «Una cosa y otra no pueden mezclarse», avisó. Desde el Govern, de hecho, desdeñaron los 44 puntos de Sánchez y deslizaron que con buena voluntad muchos de los puntos pueden resolverse en un Consejo de Ministros.
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A pesar de su inhabilitación como diputado y de que su continuidad como presidente está cuestionada y está pendiente del veredicto del Tribunal Supremo, Torra, que ha anunciado que convocará elecciones este año, ha recuperado protagonismo en el independentismo. De aquí a los comicios, se propone eclipsar al máximo a Esquerra, a la que quiere relegar para que aborde con el Gobierno las cuestiones sectoriales y así él pueda asumir la negociación de verdad, la que a su juicio tiene que ver con la soberanía de Cataluña. Pero ERC, que fue quien pactó con el PSOE la creación de la mesa entre gobiernos y que Torra y Puigdemont rechazaron en un primer momento, ya ha movido ficha y ha pedido que Pere Aragonès pueda estar presente en la primera reunión, junto a Quim Torra. Los republicanos se niegan a ceder todo el protagonismo al dirigente de JxCat.
El presidente de la Generalitat evitó el jueves poner el acento el relator en su reunión con Pedro Sánchez en el Palau de la Generalitat. Sin embargo, volvió a la carga, aun sabiendo que se trata de una figura que rechaza de plano el Gobierno y que no genera consenso en el Govern. El jefe del Ejecutivo catalán exigió que en el proceso negociador entre ambos ejecutivos deberá existir esta figura, que ya hizo saltar por los aires el diálogo hace un año. «Es de obligado cumplimento para nosotros», dijo.
Si Pedro Sánchez se reunió este viernes con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el Ayuntamiento de la capital catalana, Torra recibió a una delegación de alcaldes de la Cataluña Norte (Francia). El presidente de la Generalitat exige una agenda de máximos y además tiene prisa. «Nosotros no seremos los que dejaremos la autodeterminación para más adelante, es ahora y aquí», avisó a Sánchez. El presidente del Gobierno no dio un portazo sonoro a la autodeterminación en su comparecencia del jueves. Torra incluso «creyó escuchar que reconocía el derecho a la autodeterminación aunque el camino sea largo». este viernes retomó este hilo y advirtió al líder socialista de que no permitirá maniobras de dilación y de distracción.
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En el Govern hicieron este viernes una valoración «positiva» de la reunión del jueves porque pudo celebrarse «tal y como había pedido» el Palau de la Generalitat y porque había que «empezar a hablar de lo que es el conflicto entre Cataluña y el estado español». De momento, el presidente de la Generalitat convocará la semana que viene a los grupos independentistas y a las plataformas secesionistas para trasladarles el contenido de la reunión con Sánchez y para tratar de consensuar una posición común. Tras el cónclave, el equipo técnico nombrado por Torra deberá pactar con la Moncloa la fecha de la primera reunión. Desde el entorno de Torra apuntaron además la necesidad de que Carlos Puigdemont y los presos tengan algún tipo de protagonismo en la futura mesa de negociación entre gobiernos. «Hay que ver cómo se les da voz en la mesa», remató la consejera de la Presidencia.
El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, emplazó este viernes al Gobierno a acelerar los trabajos para reformar el Código Penal en lo relativo a los delitos de sedición y rebelión, cuyas penas serían rebajadas, según los planes del Ejecutivo; algo de lo que podrían beneficiarse los presos del 'procés'. La propuesta de reforma partió de los comunes, pero cuenta con la oposición frontal de PP, Ciudadanos y Vox, que la consideran un «indulto por la puerta de atrás».
Iceta, que en el pasado se mostró a favor de los indultos, rechazó en cambio la ley de amnistía que reclaman los independentistas. El argumento que adujo fue que esta es una figura que tiene sentido después de una dictadura, como ocurrió en 1977, pero en «una democracia se han de buscar otros caminos», según afirmó en Catalunya Ràdio.
La razón para reformar el Código Penal, a su juicio, reside en que los delitos de rebelión y sedición «no se ajustan suficientemente a lo que pasó en Cataluña» en octubre de 2017. «Si hay un cambio legal que afecta a las personas ya condenadas, contribuirá a resolver el problema», aseguró. La reforma podría estar lista en ocho meses, según dijo. El primer secretario del PSC cree necesario «avanzar» en la libertad de los dirigentes secesionistas que están en prisión a través de la política penitenciaria.
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