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María Jesús Montero salió este miércoles al cuadrilátero en el que se ha convertido el Congreso de los Diputados para defender sus terceros Presupuestos con mentalidad de ganadora. Sabía que, a pesar de las carencias señaladas por organismos como el Banco de España o la ... Autoridad Fiscal Independiente (Airef), las Cuentas superarían hoy su primer filtro parlamentario, el debate de totalidad, y que los vientos que soplan de Europa han dañado el discurso fiscal con el que el PP pensaba edificar su camino hasta los próximos comicios. Pero en su intervención, de tanto contenido político como económico, dejó al descubirto el que para el PSOE es un indiscutible flanco débil.
No hizo falta siquiera que nadie le increpara sobre el asunto. Fue la propia ministra de Hacienda la que en su intervención inicial, de apenas una hora de duración, se lanzó a justificar los acuerdos alcanzados durante toda la legislatura con el PNV, ERC o Bildu; los últimos, la semana pasada, para evitar que alguno de ellos presentaran una enmienda de devolución a las Cuentas públicas y pusiera en jaque su tramitación. Son «amistades», como las calificó hace unas semanas el presidente de Castilla-La Mancha, Emliano García-Page, que en algunos territorios que celebran elecciones dentro de siete meses levantan ampollas.
Las exigencias concretas de las formaciones independentistas no han trascendido, más allá de que sobre el ambiente sigue sobrevolando la disposición de Pedro Sánchez a acometer una reforma del Código Penal para rebajar las penas correspondientes al delito de sedición. Ambas aseguran en público que solo les mueve la voluntad de promover medidas sociales y económicas que ayuden a quienes más lo necesitan a sortearla crisis e inversiones y partidas para sus territorios. Pero el PNV, en cambio, sí ha dado a conocer las contrapartidas logradas y son tan sustanciosas como potencialmente polémicas: la renovación del Cupo vasco sin revisión de los mismos parámetros que en 2017 criticaron distintos gobiernos autonómicos socialistas o la posibilidad de las que las selecciones vascas de surf y pelota puedan competir a nivel internacional.
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María Eugenia Alonso
Montero se puso la venda antes de que sus contrincantes pudieran hacerle la heridda y defendió la legitimidad de sus negociaciones hasta el punto de apelar a los Pactos de la Moncloa, de los que el lunes se cumplieron 45 años, para reivindicar que se busque el «entendimiento entre diferentes» y acusar al PP de «dañar la democracia y el parlamentariosmo» por denostar el diálogo. «Este Gobierno va a atender a todo el mundo y va a dialogar con todo el mundo que piense en el interés general. Es lo que hemos hecho durante la legislatura», insistió.
La ministra admitió que las circunstancias son ahora muy diferentes. a las de finales de los 70 y no solo porque la inflación fuera más elevada (en 1977 casi rozó el 30%). Lo que estaba en riesgo en aquella época era la propia consolidación de la incipiente democracia en una España recién salida del franquismo. Ahora existe un régimen de libertades consolidado, pero aun así dotó al momento de una enorme transcendencia y argumentó que los Presupuestos del Gobierno, en un escenario que sigue siendo de «enorme volatilidad» como consecuencia de la guerra en Ucrania, y en el que existe un riesgo claro de que importantes países de nuestro entorno entren en recesión, tienen también un propósito de estabilización política y social y pretenden ser una suerte de un «antídoto contra la desigualdad, la pobreza y la desesperanza, caldo de cultivo del populismo».
Su discurso fue por lo demás enormemente combativo con la derecha a la que acusó de seguir anclado a recetas del siglo XIX, las bajadas de impuestos y el recorte del gasto público. La UE y organismos como el FMI o la OCDE han virado respecto a las soluciones que impusieron hace una década para hacer frente a la crisis financiera y eso permite al PSOE afrontar la situación abrazando su ideología, algo que nunca pudo hacer José Luis Rodríguez Zapatero. El golpe recibido en los mercados por el Reino Unido tras el anuncio de una rebaja drástica de impuestos de la ya exprimera ministra Liz Truss ha dadoal Ejecutivo, además, un valón de oxígeno. Montero volvió a sacarlo este miércoles a colación al tiempo que dejaba claras su intención.«En estas sesiones la ciudadanía puede visualizar qué modelo de sociedad defiende cada uno».
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